Wednesday, June 28, 2006

¡La Cancillería somos todos!

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
31-3-2004

¡La Cancillería somos todos!

Pocas semanas atrás y luego de decenios de traspiés y derrotas, Torre
Tagle logró torcerle el cuello a Chile y este país, nada menos que en
expresión de su máximo representante, el presidente Ricardo Lagos,
admitió que podía llegar a una mesa de negociación en torno a los
límites marítimos con Perú. La mejor demostración del éxito peruano
fue el aceleradísimo desmentido que la diplomacia chilena luego emitió
enmendándole la plana a Lagos.

En visita a Chile, el viceministro de Relaciones Exteriores del Perú,
Luis Solari, reafirmó que nuestro país sostiene que no hay ningún
tratado de límites marítimos con Chile. Esto provocó la inmediata y
viva protesta del vicecanciller chileno Barros, pero Solari no hacía
sino basarse en la sólida posición peruana y en el texto pronunciado
por Lagos.

En ninguno de estos encuentros se trató, ni por casualidad siquiera,
sobre la Convención del Mar como institución posible de ser usada para
la delimitación marítima, máxime si Chile rechaza expresamente cuanto
se refiere a estas delimitaciones en el Artículo 15 de la Convención.
Por tanto, este camino es absurdo, inválido, inane, inútil.

Antier el ex-presidente Eduardo Frei enunció la tesis oficial sureña
que dice que el tema de la delimitación marítima está cerrado para
Chile y, felizmente, el canciller Manuel Rodríguez Cuadros, encaró el
asunto de modo categórico y sin lugar a dudas: ¡para el Perú no hay
ningún tratado de límites marítimos con Chile y es un asunto
pendiente!

¿No es el mejor momento para que frente a un problema que incumbe a
los 26 millones de peruanos, cerrar filas, detrás de una Cancillería
que empieza a pensar en firme y con resolución de victoria de acuerdo
al derecho internacional y a la equidad con paz que debe primar entre
las naciones del orbe?

Hay algo que no nos puede pasar inadvertido: ¡casi nadie entiende y
menos sabe, sobre el asunto entre Perú y Chile! Pocos conocen en torno
al Tratado y Protocolo Complementario del 3 de junio de 1929; mucho
menos sobre la Declaración de Santiago de 1952 y el Convenio sobre
zona especial fronteriza marítima de 1954. Y que ninguna de estas dos
confluencias diplomáticas es un tratado sobre límites.

Por tanto, ¿por causa de qué no agarra Cancillería al toro por las
astas y emprende una pedagógica y combativa lucha por ilustrar a los
peruanos acerca de nuestras posiciones limítrofes al norte, sur, este
y oeste? Pueblo que aprende de su pasado, evita cometer los mismos
yerros en el futuro.

Los medios de comunicación escritos, orales y televisivos, debían
comprender que si hay una sinergia imprescindible, ésta se refiere a
los grandes temas en que Perú tiene –y debe- actuar como nación con un
sólo norte y en este caso ¡La Cancillería somos Todos!

¿Cuánto cuesta? Hay que recordar el dicho inverso: ¿cuánto cuesta no
hacerlo? La respuesta es simple: todo lo que hoy vemos en
indefiniciones, ignorancia de gruesas capas sociales de qué derechos
le asisten en cumplimiento de los tratados de límites como la
soberanía que tiene el Perú sobre el malecón de atraque para barcos de
gran calado en los 1575 metros de la bahía de Arica y un edificio para
la aduana en esa misma ciudad y la estación del ferrocarril
Tacna-Arica.

¡Esta es una oportunidad inmejorable! Y acaso Cancillería constituya
la gran avenida que una a los peruanos en grandes momentos históricos.
Nos asiste una profusa juridicidad y conocimiento de cómo otras
naciones acostumbran birlar y burlar los tratados internacionales,
sepamos cómo impedirlo por la fuerza de la razón y por el imperio de
la justicia, la paz entre las naciones y el derecho al desarrollo y
por un Perú libre, justo y culto.

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz.

*Esta columna todos los días a las 7.30 pm. en Radio Cora.

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