por Herbert Mujica Rojas
13-4-2009
Los burocráticos derechos humanos en el VRAE
¿Han sido categóricas, contundentes, tajantes, las condenas, de haber
sido emitidas, por las organizaciones que dicen defender los derechos
humanos, ante la masacre de 13 soldados en el VRAE-Ayacucho en días
recientes? ¿bastan, si es que existieron, esos poemas de boca para
afuera? Me temo que los derechos humanos en el VRAE, hasta de modo
burocrático y peor si son las vidas de elementos de las fuerzas del
orden, las heridas y asesinadas, NO existen. En Perú pandillas han
hecho creer que estos derechos se refieren sólo y en exclusiva a
civiles, muchos de los cuales están metidos en el terrorismo demencial
que no tiene nada de revolucionario y es parte de un conjunto criminal
de acciones.
Afirma el primer ministro Simon que esto ha ocurrido como respuesta a
las medidas del gobierno contra el terrorismo. Más elemental no pudo
haber sido su verdad de Perogrullo. El señor de marras justifica
cualquier medida, tornó en un acrítico oportunista y nadie sabe qué
reflexionó y que obtuvo de sus largos años en la sombra cuando estaba
en la otra frontera por la comisión de actos violentistas. No obstante
su absolución judicial sus pecados políticos presentes son de alto
voltaje permisivo.
¿Qué se puede decir del ministro de Defensa? Poco y aquello para
censurar su ineficacia rotunda. No sólo eso, Antero Flores fue puesto
en ridículo ha poco con el tema del museo de la memoria y en lugar de
irse, por mínimo decoro, optó por la conversión automática denigrante
de subirse a la marea ganadora. Si alguna vez pensó en futuro
político, es obvio que hará de aquello un ejercicio en los confines
limitados de sus propiedades. Más allá, sólo incurriria en el
ridículo absoluto.
Las organizaciones de derechos humanos parecen notarías que dan fe de
un tipo de violaciones que ellos reputan como tales. Cuando los
heridos son militares los pretextos para evitar la condena a los
fautores, menudean las excusas y explicaciones de todo jaez. Lo peor
de todo es que en la capital, y desde cómodos escritorios, con aire
acondicionado, fondos a granel, sí que es fácil "luchar" por los
derechos humanos. Ha poco la revista Caretas publicó el reclamo que
hizo una viuda que acudió a solicitar ayuda a Aprodeh porque vivía en
condiciones infrahumanas desde que su esposo había sido asesinado por
los senderistas reaccionarios en 1998. Y la respuesta fue la increíble
expresión que "sólo ayudaban a las víctimas del Ejército". Es probable
que la ignorancia de cuanto ocurre en el VRAE les empuje a decir
tamañas estupideces, entonces, hay que demandar para que la ciudadanía
compruebe que sí hacen su trabajo de modo sincero y humanitario, que
instalen oficinas de defensa de los DDHH en Ayacucho y en todas las
zonas de peligro en que actúa el terrorismo.
No es mucho pedir. Total el edificio de publicaciones que suele
repartir loas al mérito que ostentan, de modo real o mentiroso, las
organizaciones de derechos humanos, les regala elogios múltiples. Que
se hagan acreedoras a las mismas desde el escenario conflictivo de las
ocurrencias resulta en una necesidad fundamental. ¿O se ha visto
corresponsales de guerra que hablen del conflicto desde las muelles
poltronas de sus lindas oficinas en San Isidro o Miraflores y por
celulares satelitales? ¡Ya es hora de demandar acción y certidumbre!
Y aunque pareciera no haber conexión alguna, sí que la hay porque un
país al sur del Perú que está hoy en medio de un conflicto en base a
una controversia jurídica por delimitación marítima, obtuvo la rara
presea de tener asiento en la Comisión de DDHH en Naciones Unidas. ¿Y
saben por causa de qué?: por haber puesto a disposición del gobierno
peruano a Kenya Fujimori. Chile que nunca enjuició al criminal
sanguinario que fue Augusto Pinochet Ugarte, lavó sus manos, gracias a
la grita desaforada de elementos que se dan el lujo de acusar al
Estado peruano ante tribunales internacionales.
Fue increíble ver cómo un gordo burócrata de derechos humanos bramaba
porque "no se permitiera" a Kenya Fujimori o a su defensa, la
apelación o recursos contra la sentencia de días pasados. ¡Eso sí es
perturbar el debido proceso porque, nos guste o no, a eso tiene
derecho el japonés! Si, como empiezan a pergeñar voces más o menos
enteradas, la sentencia no se ajusta al proceso por el que fue
extraditado desde Chile, es hasta probable que aparezcan sorpresas
poco halagueñas que desnudarían la ignorancia torpe y la tremenda
ineptitud de quienes hasta hoy gozan de una fama no cuestionada.
Que las organizaciones de derechos humanos den demostración in situ y
de veras y que van a hacerlo en las zonas donde las papas queman. Los
derechos humanos no son recurso burocrático para obtener fondos
pingues y vivir a cuerpo de rey mientras que los soldados o militares
son acribillados por el terrorismo criminal.
¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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