Friday, July 27, 2007

El onanismo palabreador

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
27-7-2007

El onanismo palabreador

"Esperamos que el discurso del presidente sea el de seguir afirmando
la gobernabilidad y la confianza en los agentes económicos para que
inviertan en el país y el compromiso de que el único escenario para
luchar frontalmente contra la pobreza es generando empleo a través de
las inversiones", afirmó el legislador Javier Velásquez Quesquén,
emisario ilustre de una de las grandes "virtudes" nacionales: el
onanismo palabreador.

"Su discurso estuvo vaciado en los moldes clásicos de las
generalidades insustanciales de los hombres públicos" (en Piérola, de
Alberto Ulloa Sotomayor, p. 394, Ed. 1981).

En un país que necesita hombres de acero, una raza capaz de romper los
esquemas tradicionales de corrupción moral, espiritual e histórica que
padece el Perú desde mucho antes de ser república, el onanismo
palabreador es recurso fácil de oradores mentirosos, capaces no sólo
de vender a sus progenitoras, sino ¡hasta de discutir el precio!

Y los que no hablan pero escriben, generalmente por encargo
dolarizado, también ponen su cuota culpable y culposa, inexcusable de
ser juzgada y ajusticiada algún día, cuando cohonestan y dan forma
aparente a todas las corruptelas que han perfilado cuerpos
"institucionales" que hacen decir a autoridades, políticos,
burócratas, militares, diplomáticos, futbolistas o legiferantes: "así
es el partido, ¡qué se va a hacer! ¡Impresionante el conformismo que
engendra una prensa adláter, casi sin excepciones, fabricadora de
embustes y trapacerías con carta de ciudadanía porque algún tagarote
ha "escrito" o "formado" opinión sobre tal o cual tema!

El onanismo palabreador es de tal magnitud que mañana se espera la
palabra de quien llegó al gobierno, no al poder, con ofertas, casi
todas violentadas, y en contra ¡precisamente! de lo que fue sacrificio
y heroísmo de hombres y mujeres que fueron al encierro, al destierro o
al entierro por causa de fidelidad a sus ideas apristas. Bien lo
recuerda, con firmeza pedagógica, diariamente, César Lévano, desde La
Primera. ¿Alguien puede imaginar algo distinto que lo dicho por Javier
Velásquez sobre lo que dirá el señor García Pérez? ¡De ninguna manera!
Entonces, la predictibilidad, palabreja "moderna", cumple su aserto
cabal de acepción exacta.

El onanismo palabreador sólo contiene, aunque se orille lo redundante,
términos que son maire, maire, cabellicos que se lleva el aire. ¡Ese
es el negocio! Tanto le han dicho al pueblo peruano, de todas las
formas posibles, que es un colectivo sin memoria ¡que se lo ha creído!
¡Cómo si fuera fácil olvidar al hampón que roba y vive bien, ostentoso
y patán u obliterar cómo los grandes pícaros son hoy ministros o
traficantes de favores o contratos con dedicatoria! Distinta cosa es
que exista un pacto infame para callar porque hay muchos metidos en la
mazamorra de tratos sucios y deshonestos. ¡Pero, hay aún en Perú,
gente honesta e incomprable!

¿Habría habido diferencia si Bedoya de Vivanco ganaba la presidencia
del Establo? Creo que no. Es más bajo de estatura que Gonzales Posada;
su cabeza es menos prominente y su formación ideológica es de un
confeso social-cristianismo de derecha conservadora a ultranza. ¡Nada
más! El Parlamento sigue siendo, aunque eso disguste a sus
precarísimos inquilinos, una corporación de la que hasta el caballo de
Calígula se avergonzaría de formar parte como advirtió decenios atrás
Manuel González Prada. Y cuando debiera tratar los temas esenciales
del drama, esos a que aludía el maestro Alfonso Benavides Correa, se
ocupa de producir naderías, discutir idioteces y envilecer más al
Establo.

El valor mágico otorgado a la irrefrenable habilidad palabrera de
algunos, troca, fácilmente, en repudio y decepción. Pero es la
historia de siempre. Nos consolamos en sentencias: "para la próxima",
el consabido "qué se va a hacer", "así es la vida", "estamos en el
Perú". Afirmo que es hora que el talento reemplace y expulse del
templo a los mercaderes del onanismo palabrero. Las campanas rebeldes
anuncian el soliviantamiento inteligente de los capaces. Hay que
aplastar la mediocridad que inunda e infesta casi todo el cuerpo
nacional.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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