Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
29-12-2023
¡Nuestros políticos de juguete!
https://senaldealerta.pe/nuestros-politicos-de-juguete/
Se va el 2023 con su largo
rosario de frustraciones en todos los ámbitos. El régimen autoritario de doña
Dina acentúa su orfandad y nada descarta que el 2024 por venir, estalle en
añicos de toda índole.
Pero ¡nuestros políticos
siguen siendo de juguete!
¿No es común ver, para
cualquier fenómeno u ocurrencia que demanda una sola explicación, mil o más
conjeturas, revestidas de palabras bonitas, mucha nadería y soberbia estupidez
la que emiten nuestros políticos de juguete?
No dudan, nuestros
políticos de juguete, en agenciarse cursos de gobernabilidad en el extranjero y
aunque casi nunca el seso les acompañe, orondos, muestran sus diplomas que los
nominan como “facilitadores, gestores, estrategas” del tan manido arte de
“gobernar”.
Pero más allá de la voz
“profunda”, los lentes que intelectualizan cerebros congénitamente idiotas, hay
poco, tan solo palabras, palabras, palabras. Y, ciertamente la “gobernanza”,
neologismo simplón, queda en garrulería.
Nuestros políticos de
juguete lo son ¡precisamente! porque de cada mil términos que emiten, 998 son
ejercicio hueco o habilísima destreza para confundir más, no proponer nada y
¡mucho menos! impulsar un mensaje orgánico pensando en los más y en el horizonte
de cinco o siete décadas.
Inmediatistas, vocingleros
en la forma y palurdos categorizan que la aparición en cualquier medio, radio,
periódico o televisión, llena el objetivo de sus casi ciegas y torpes
ambiciones. Con ese marco más bien pobre, no importa lo que emitan, el asunto
es “tener presencia”.
¿Por causa de qué el
ciudadano nacional es tan poco exigente? No le extraña que el político sea de
juguete, al contrario, se solaza en cuál de los escándalos fue de mayor estrépito
o intimidad, como si ello procurara una luz de esperanza para el habitante
común y corriente.
¡Cuánto más escabroso el
intríngulis, más pita para el chisme o las famosas bolas peruanas! Aciago (y no
hay forma de refutar la sentencia) el país que basa su camino en dimes y
diretes.
En cambio, los miedos de
comunicación han fabricado a un elector acrítico, bobo, profundamente
mecanizado. Todas las mañanas los noticieros dan cuenta escrupulosa si el
asesinado lo fue por ajuste de cuentas, asalto y la precisión de saber si fue
el tiro a la cabeza o al pulmón, es francamente morbosa.
En Perú hemos tenido
decenas de miles de muertos a bombazos y crímenes masivos en todas direcciones,
desde el terrorismo dinamitero hasta el Estado nocturnino y alevoso que
cohonestó matanzas en nombre de la “democracia”.
Hay una conclusión
irrebatible: el peruano de hoy, es genio y figura, diseñado por los miedos de
comunicación. No extraña, por tanto, que estos mismos miedos, no sean
criticados ni emplazados porque, además, están concentrados en una o dos manos
propietarias.
Es muy fácil conocer a los
políticos de juguete. Hablan con una intelectualidad de que carecen y para eso
vomitan por donde pasan, términos que suenan bien y a difícil: gobernabilidad,
generación de mercados, sociedad civil, la defensa de la democracia, etc.
Usan anteojos (por imagen)
y pronuncian citas de libros que no entienden pero que abundan en sus
“conferencias” y tratados que las más de las veces son compilaciones de sus
intentendibles “artículos periodísticos”.
Sobornan hombres de prensa
con desayunos, almuerzos y comidas y son los que suelen alimentar desde la
efímera coyuntura del gobierno o posición de dominio con propinas a malos
elementos que los dejan apenas pierden la pitanza.
Su “presencia” vía
declaración o discurso da para uno o dos días, luego deben buscar más
palabrería porque la coyuntura así lo requiere.
Hace largas décadas que
Perú carece de políticos de fuste, con vocación de futuro y capacidad de
renuncia al yo personal para abundar y discurrir en el yo colectivo. Si se los
convoca a trabajar en equipo declinan porque sus egos son elefantiásicos.
Mientras que en Perú
nuestros políticos sigan siendo de juguete por la terquedad ignorante de no
entender que la unión hace la fuerza, el país persistirá engrilletado a la
mediocridad y a la desesperanza.
No es en definitiva, un
panorama alentador. Pero tampoco es una meta invencible. Depende de cuanta
convicción pongamos en el tema para erradicarlo a favor de las grandes
mayorías.
Y los políticos más
jóvenes deberían darse cuenta que imitar los vicios veteranos sólo produce
monumentos grotescos y ¡olvidables!
¡Atentos a la historia;
las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el
gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame
y tácito de hablar a media voz!