Wednesday, May 09, 2007

Bolívar: ¿el gran traidor del Perú?

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
9-5-2007

Por considerarse de pedagógica como polémica utilidad historiográfica
se reproduce la entrevista que el colega Guido Sánchez hizo para La
Industria de Trujillo, al embajador Félix C. Calderón, a propósito del
segundo tomo de su laborioso estudio y análisis sobre las veleidades
autocráticas de Simón Bolívar y cuyo título es La fanfarronada del
Congreso de Panamá. Hay, no pocas revelaciones y acaso el dintel del
rompimiento definitivo de paradigmas creados por inercia y con el
avieso propósito de maquillar glorias que no lo fueron tanto o que en
realidad obedecieron a designios distintos e inequívocos que Calderón
alcanza a subrayar con mano maestra de escudriñador esforzado. Leamos
la publicación que saca, literalmente, chispas. (Herbert Mujica Rojas)

Embajador trujillano, Félix Calderón, hurga las cartas del libertador

Bolívar: ¿el gran traidor del Perú?

• El Perú, como República, nació con muletas con una herencia de 180
años de conflictos limítrofes.

por Guido Sánchez Santur; guidosanchez@laindustria.com
La Industria 29-4-2007

Fotos: Hernán Flores Rodríguez

¿Quién no ha cantado el Himno Nacional y ha desfilado delante de la
efigie del Libertador Simón Bolívar?, aquella figura histórica que nos
libró del yugo español y "de quien nos sentimos orgullosos". Cómo no
rendirle ese tributo, si en el curso de Historia del Perú los
profesores nos hacían repetir hasta la saciedad las lecciones que
daban cuenta de sus campañas titánicas independentistas, en las que
siempre brilló, derrotando a los realistas.

Esta imagen se desvaneció como una estatua de cera, tras escuchar al
diplomático Félix Calderón Urtecho -trujillano que presta sus
servicios como embajador extraordinario y plenipotenciario de Perú en
Sudáfrica y embajador concurrente en Mozambique- autor de la obra Las
Veleidades autocráticas de Simón Bolívar, en la que desnuda al héroe
caraqueño y le endosa la responsabilidad del desmembramiento
territorial del Perú y de los consecuentes conflictos fronterizos.

"Él (Bolívar) utilizó la independencia como un pretexto para diseñar
su marco geopolítico en función de sus intereses fijados en la Gran
Colombia, por lo tanto fue desleal con el Perú. Jugó con el proceso
emancipista para rediseñar la estructura de poder en América del Sur,
en perjuicio de nuestro país", enfatiza.

¿Y dónde queda esa figura integracionista por lo cual se lo recuerda y admira?

Eso es falso, falaz. En mis libros demuestro que no propugnó la unión,
pues se opuso a que se invite a Estados Unidos, Brasil, Cuba y Buenos
Aires. Más bien pretendió que los pocos países que estaban con él
tengan una alianza con Gran Bretaña.. Antes que un precursor de la
unidad latinoamericana estamos al frente de un precursor de una
estructura de poder en la que el Perú salió perdiendo en todos los
frentes.

¿Entonces nuestra historia está totalmente errada?

Diría que hay necesidad de re-estudiarla, revisarla, re-escribirla
porque ha sido condicionada a criterios que no respondían, en ese
momento, a lo que era el interés primigenio del Perú.

¿Los historiadores están equivocados?

Si alguien quiere refutarme que lo haga. He mandado el primer tomo a
la Academia Nacional de Historia, a propósito, para que opinen y me
demuestren que estoy equivocado, pero en realidad es difícil porque el
70 por ciento de mi libro está hecho por Bolívar, yo solo recopilé sus
cartas con un sentido cronológico e histórico y demuestro que ese
accionar perjudicó al Perú.

Calderón Urtecho puntualiza que con el pretexto de las reuniones de
Panamá, Bolívar trata de encontrar una solución a los problemas
limítrofes con el Perú. Esto significaba quedarse con Tumbes, Jaén y
Maynas, ya que en más de una carta decía que los límites de Ecuador,
Colombia y Venezuela eran la margen izquierda del río Marañón. Lo más
grave es que esto lo afirmaba cuando era dictador en nuestro país.

"No hay duda que ambicionaba crear un gran centro de poder en el norte
con Colombia, Venezuela y Ecuador como una potencia que haga
contrapeso a Estados Unidos, y teniendo como aliados menores a Perú y
Bolivia. Eso explica sus afanes divisionistas, primero creando Bolivia
y luego en su intento de fundar otra República al sur, con su capital
Arequipa. Eso está escrito en sus cartas, no es una cosa que se me
ocurra", advierte.

- ¿Lo que hizo es un desmembramiento del país?

Claro, porque primero, arbitrariamente, nos quita Guayaquil, un puerto
militar importante durante el virreinato, después el Alto Perú para lo
cual nos arrebata el sur que llegaba hasta el río Paposo (límite con
Chile) para dárselo a Bolivia sin respetar el uti posidetis de 1802 ni
la estructura jurídica que existía en 1810. Lo hizo autoritariamente.

¿Entonces, qué reinterpretación le debemos dar a la historia de la
independencia del Perú, a la luz de estas revelaciones?

La reinterpretación es que el Perú, como República, nace con muletas
porque tuvo una fuerza que vino del Sur que no hizo nada (San Martín)
y otra que vino del Norte (Bolívar) que sólo de preocupó de trasladar
el centro de poder hacia la Gran Colombia. Debemos conocer mejor
nuestra historia y de esa manera rescatar y reconstruir la identidad
nacional.

¿Qué podemos hacer para lograr ese objetivo?

Una vez que termine la serie de los cuatro libros, los peruanos deben
aprender a identificar mejor el pasado porque es la única manera de
pensar en el futuro. Esta región era una gran nación andina durante el
Imperio Inca, pero la República sólo trajo la fragmentación y eso jugó
en su contra. Necesitamos reconstruir esa raigambre milenaria,
identificando a quienes conspiraron contra el Perú, de lo contrario
nunca tendremos claro lo que realmente queremos. No olvidemos que a
nivel de Estados no hay amigos, sino aliados. Y nuestra patria no
encontró aliados sino intereses que llegaron con una motivación
distinta a la que tenían los peruanos. El problema es que no sólo se
lo perjudica geopolíticamente, sino que además se produce una suerte
de barrido u ostracismo de los peruanos que pudieron tener un papel
descollante. El caudillismo que afronta el Perú desde sus inicios es
producto de esa castración que nos deja sin dirigentes con calidad de
estadistas para que embarquen la República por el sendero correcto.
Sólo nos dejó aprovechados, gente convenida y oportunista.

¿Qué sugiere usted?

Abocarse a un estudio imparcial de la historia, porque fue escrita de
manera condicionada e interesada. He visto numerosos opúsculos
hablando maravillas de Bolívar, pero pagados por interesados. El
estudio imparcial supone el conocimiento de los hechos históricos de
manera que podamos reencontrarnos con nuestros verdaderos valores. Es
como el hijo que no sabe quien es su padre y tenga como tal a un
impostor. Lo que buscan estos libros es que, en un esfuerzo colectivo,
se rescate la verdad histórica porque es de interés nacional que el
Perú diferencie de qué lado estuvieron los amigos y los enemigos.

¿Esa frustración la seguimos sufriendo hasta ahora?

Sí, por el hecho que desde el comienzo el Perú confronta problemas
limítrofes con todos los países vecinos y esa herencia nos dura 180
años. ¿No es suficiente para tener limitado a un Estado?

¿A quiénes hay que revalorar objetivamente y en su verdadera dimensión?

Lamentablemente todos los peruanos que estuvieron al lado de Bolívar
terminaron siendo aprovechados. Los ejemplos sobran: José María de
Pando fue tránsfuga cinco veces entre los realistas y los
republicanos. Hipólito Unánue, otro aprovechado, primero fue
secretario de Pezuela, después pasa a ser sanmartiniano y luego es el
peón de Bolívar. Este es un grupo de gente mediocre a la que el
dictador manipuló a su antojo, entre los que también estuvieron Santa
Cruz, Larrea y Loredo, Tomás de Heres, La Mar y otros.

¿Y qué pasó a Faustino Sánchez Carrión?

Sostengo la tesis que fue mandado a asesinar por Bolívar, como lo
sostiene Ricardo Palma. Tomás Cipriano de Mosquera, ayudante principal
de Bolívar, en su memoria da cuenta que el asesino fue Tomás de Heres.
Las causas fueron las marcadas discrepancias surgidas, después al
caraqueño le entra el sueño napoleoniano de coronarse emperador como
un presidente vitalicio, implantando una dictadura perpetua. Sánchez
Carrión como republicano era un obstáculo, de pronto empieza a
sentirse mal y a los pocos meses muere. Se presume que lo envenenaron
porque en la autopsia que le practica Cayetano Heredia le encuentra el
hígado destrozado. De esa manera sacó de en medio un patriota de
fuste.

Un gran estratega

El embajador Calderón, reconoce que Bolívar fue un gran estratega y
geopolítico, lamentablemente no pensó en el Perú, sino en su Colombia
de las tres hermanas, es decir que su esfuerzo y genialidad
favorecieron a otros países en perjuicio del Perú. Este es el análisis
e interpretación de la historia desde el punto de vista peruano que
nunca se hizo.

Sin embargo, ese sueño bolivariano se rompe no por acción de los
peruanos, sino porque Páez, inicia una revuelta en Venezuela y cuando
Bolívar viaja a sofocarla, en el Perú se rebela una coalición
colombiana, seguidamente se levanta Flores en Ecuador.
"Así se disuelve su sueño irreal porque la coalición no se convierte
en un eje de poder, sino que genera fuerzas centrífugas". Ese
propósito no funcionó como en Estados Unidos porque acá hubo una
población mestiza con un marcado nacionalismo e intereses diferentes
en cada territorio, lo que imposibilitó la confederación y tampoco
funcionó la Constitución Vitalicia que Bolívar esperaba sea suscrita
por Bolivia, Perú y la Gran Colombia.

Mientras que en EE.UU. los impulsores de la gran nación fueron
ingleses que tenían el mismo idioma, ambiciones y raigambre cultural,
lo cual les permitió sucederse en el poder hasta 1820, dando
continuidad al estado nuevo. La guerra de secesión tiene que ver con
la esclavitud.

Esta es una lección que nos deja un sinsabor al mirar hacia atrás, a
nuestra historia, aquella que nos enseñaron en la escuela y de la que,
de alguna manera, sentimos orgullo. Nos queda la sensación de haber
sido estafados, como lo siguen haciendo las castas políticas, mientras
sigamos como observadores pasivos.

Más información

Las veleidades autocráticas de Simón Bolívar es una serie de cuatro
tomos. En el primero (La Usurpación de Guayaquil) demuestra cómo
Bolívar se apropia indebidamente de Guayaquil en perjuicio del Perú.
En el segundo (La Fanfarronada del Congreso de Panamá) queda claro que
Bolívar utiliza ese parlamento como una herramienta de política
exterior a fin de neutralizar el interés de la Santa Alianza para
recapturar América Hispana, cuyo primer desembarque sería en las
costas de Venezuela y Colombia, partiendo de las bases de Cuba y
puerto Rico. "El interés del caraqueño era generar una alianza con las
Repúblicas nuevas de esta parte del continente para enfrentar una
eventual invasión".

En el tercer tomo (La Creación de Bolivia) se explica que Bolívar
divide nuestro territorio, separando el Alto Perú del Bajo Perú,
contraviniendo los deseos de la burguesía y las personalidades
bolivianas de incorporarse a nuestro país, con la sola condición de
que la capital sea el Cusco. "Él quería debilitar al Perú porque
soñaba con un imperio republicano cuyo centro de poder estaba en Nueva
Grana (Colombia), lo cual implicaba que Perú y Bolivia sean sus
satélites".

El cuarto tomo se centra en la Guerra de Límites contra el Perú, en el
que se demuestra que los 180 años de conflictos limítrofes nacen en
las ambiciones de Bolívar. "Él ambiciona Tumbes, Jaén y Maynas, desde
entonces afrontamos una herencia funesta". El autor sustenta esta
interpretación en las misivas que Bolívar intercambió con otros
militares de la época, en las cuales deslizó sus ambiciones
monárquicas.