Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
13-11-2025
Los placebos del Estado ladrón
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Una de las
características más notorias del Estado ladrón es el obsequio de dinero a las
oligarquías mandonas de los clubes electorales. ¿Cómo se pagan sueldos a
nulidades que de académicas u honestas, no tienen ni un miligramo? ¡He allí los
fondos del desmadre!
El Estado ladrón
regala procesos electorales, en realidad placebos que nada cambian, a
sociedades que caen redonditas y que pretenden entender la “democracia” como la
consagración de los añicos incapaces de mantener cualquier gobierno o ineptos
de pelear contra las mafias financiero comerciales que son las genuinas
gobernantes.
El placebo
es una sustancia inactiva o una intervención simulada que se administra en
lugar de un tratamiento activo. Se usa comúnmente en ensayos clínicos para
comparar la eficacia de un nuevo medicamento o terapia con un tratamiento
simulado, y el resultado es el efecto
placebo, que es la mejora observada en el paciente debido a factores
como la sugestión psicológica o las expectativas. El placebo no tiene un
efecto farmacológico por sí mismo, pero puede tener un efecto psicológico.
El Estado ladrón y su democracia electoral afirma que faltan
fondos y que se pone en riesgo el proceso del 2026. ¿Cómo aumentan el sueldo a
los magistrados y a los diplomáticos sobre cuyos inexistentes méritos no hay
discusión posible?
Cada niño que nace en Perú está “gratificado” por una deuda
que habrá de pagar algún día porque el Estado ladrón contrajo préstamos, empeñó
nuestras riquezas y mal negoció ventajas geopolíticas que los nulos oídos de
los políticos de juguete jamás oyen con atención cuidadosa y estratégica, en
los cielos de Quiñones, el Mar de Grau, la proyección Atlántica hacia el Asia
por el Pacífico y el estudio científico en la Antártida.
¡No! Los clowns que fungen de candidatos a senadores y
diputados mueven a sus portátiles, gestionan fondos que ofrecen devolver si
llegan y salieron de sus catafalcos porque el tráfico de influencias en el
aparato estatal, es un negocio multimillonario en dólares y robos.
¿Sería demasiado especular que en cualquier momento se
proponga una ley que oficialice la carrera de Traficante de Influencias? ¡En
Perú llueve para arriba!
El Estado ladrón embute contratos de estabilidad jurídica en
que lo indiscutible es el beneficio del inversionista, la incapacidad de
litigar con árbitros honestos y un bombardeo a través de los miedos de
comunicación en torno a los “maravillosos” efectos del dinero foráneo. Por
cierto, no se dice gran cosa de las coimisiones que mal gana el pillo rufián.
El Estado ladrón ha hecho su propia historia. Convirtió, vía
trovadores alquilados, a traidores miserables en ilustres paradigmas. ¿No hay
calles y avenidas con las señas de estos pelagatos en todos los distritos,
provincias y departamentos del Perú?
Al Estado ladrón no le interesa que se discuta qué clase de
Estado es el que conviene a las mayorías nacionales y para eso ablanda con
billetes a las taifas electorales. ¿Qué discuten estas mafias?: ¡qué le toca en
cada reparto y robo al dinero del pueblo!
El Estado ladrón tiene sus cómplices y apéndices tributarios
en toda la administración pública. Son los que defienden con uñas y dientes que
las cosas sigan como están porque el cambio representa el pasaporte a la cárcel
de cientos de miles.
Los gobiernos y sus signos u orientaciones (más propaganda
que realismo genuino) pasan, el Estado ladrón, sus empleados contumaces, sus
abogángsteres y árbitros que pierden todos los juicios, siguen año a año
viviendo de los tontos. Y los tontos, de su trabajo.
Los intermediarios, esos que ofrecen cualquier cosa en su
carrera electoral, listas de lavandería, agendas sociales, renovaciones, son
parte de una ofensiva y letal cadena de transmisión esclavista. No van al fondo
de las cosas, basta que suene bien el discurso y la gente no exige más.
¿Ha escuchado, amigo lector, que los clubes electorales
precisen, con fuerza y energía, qué clase de Estado y Estado de qué clase
pretenden representar de llegar al gobierno? ¿Ya olvidaron el Frente Unico y el
Estado Antimperialista ciertos contumaces sobre los que hay sobradas sospechas
de innobles comportamientos?
¡Al Estado ladrón le escarnece cualquier barrunto o símbolo
de limpieza en la cosa pública! Cuando el Estado ladrón escucha el término
cultura, saca su revólver y dispara. Por eso micos y jumentos de probada
torpeza, tienen 25-30-40 años buscando colocarse en el Estado.
Con escasas contribuciones, la intelectualidad, el
periodismo, la investigación, apenas si apuntan los fanales respecto del Estado
ladrón. ¡En muchos casos, los bolsillos reflejan consultorías pagadas, viajes
con bolsa y turismo en forma de conferencias!
Los últimos 40 años son un largo túnel de infamias, mentiras
y robos como libros, conferencias, tesis, planes, estrategias, etc, etc, etc.
¿Notaron que Mr. Trump sigue jugando tiro al blanco y hunde
botes y lanchas a las que llama narcotraficantes? ¡Van como 60 muertos! El
negocio perverso del narcotráfico amerita una solución, verdadera y como
respuesta la defensa continental latinoamericana.
¿Dónde está el mercado más grande demandante de las drogas
que se producen al sur del Río Grande? ¿No es Estados Unidos? Mr. Trump se
muestra muy activo exhibiendo portaviones enormes y bombas precisas, pero no le
dice al mundo ¿qué está haciendo para aniquilar a las grandes mafias que
controlan el vil negocio?
¿Dice o hace algo el Estado ladrón? ¿Qué va a decir si
generales, funcionarios, campesinos, burócratas, bancos lavadores de dinero,
viven del pingue y sucio comercio del narcotráfico? ¿Alguien explica por qué
hay pugnas por dirigir los comandos policiales y militares en el VRAE?
El Estado ladrón paga a sus agentes electorales para
continuar en la farsa. Eleva el sueldo de miserables y proditores y siembra a
sus delegados en los miedos de comunicación que no informan gran cosa y lo que
sale está tamizado y revisado por los grandes poderes.
