Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
29-2-2012
¿Sólo
Alan destruyó al Apra?
La especie, tímida o a voz en cuello, es
alentada por los simpatizantes del muy desprestigiado Jorge del Castillo y
pretende atribuir el envilecimiento, la puesta en valor del ejercicio político
y la debacle terminal que pulveriza al Apra, con exclusividad al ex presidente Alan
García Pérez. Lo divertido del asunto es que ¡ninguno de los que afirma la
monserga puede tirar la piedra y esconder su vergonzoso pasado adláter del
robusto Midas al revés que es Alan García Pérez!
De fraternidad colectiva que cantaba
himnos, evocaba a mártires y hacía reminiscencia de una lucha que por largos
años sólo tuvo tres opciones: encierro, destierro y entierro, gracias a la
comercialización de la política que hicieron Alan y Jorge del Castillo, al
alimón, por teléfono, consigna o conveniencia entrambos, hoy el Apra
empequeñecida hasta el ridículo no cuenta en la escena nacional y si se
atreviera a hacer un enjuiciamiento o análisis, lo más que recibiría acaso
fuera una sonrisa de piedad y la demoledora acusación de ¡rateros! ¿O es que
acaso el militante aprista no siente sobre sí la mirada reprobatoria y de asco
de todo el resto de la comunidad política nacional? Deducir que todos los
apristas son ladrones, es una infamia. Pero colegir que sí hay unos cuantos
pícaros que hicieron de la política vil negociado culpable, es una afirmación
incontestable.
La crisis moral del Apra tiene los ribetes
ominosos de un cáncer terminal. La sartén le dice a la olla: no me tiznes y los
que debaten, de uno y otro lado, son unánimemente beneficiarios de coyunturas
que les procuraron casas, autos, viajes, patrimonio a nombre de segundos,
terceros o cuartos y buena vida con riquezas que nunca podrán explicar por más
Poderes Judiciales que extiendan certificados fraudulentos de buena conducta.
¡Cómo si no fuera un secreto a voces de qué pata cojean ciertas malas
autoridades cuya tarifa en dólares o euros es parte de su “dignidad”
profesional!
Lo interesante de los últimos días es que
voces ajenas al Apra comienzan a entender que Alan García Pérez constituye un
elemento que no hesitaría en aceptar cualquier respaldo con tal de volver a
Palacio y con él las taifas de archiconocidos oportunistas a quienes seduce la
vida muelle y porque están empeñados vitaliciamente: hay alguien que conoce de
sus prontuarios con pelos y señales.
Ya destruyó Alan García al Apra y en este
ejercicio nefasto contó con la anuencia y ayuda obrera de Jorge del Castillo.
Son socios aunque a veces las diferencias de matiz los alejen por los caminos
vulgares de la reyerta o el enfrentamiento a cuchilladas. Ninguno de los dos
cruzaría el Rubicón de revelar más secretos que entre ellos conocen. La
dependencia y supervivencia los juntan y hermanan al margen de cosméticas y
fintas que ya no engañan del todo.
¿Sólo Alan destruyó al Apra? La respuesta
es no. En este aniquilamiento participaron muchos que tuvieron ilusión y con el
tiempo o dejaron la opción alanista o fueron expectorados de la misma. Quedaron
quienes fueron correas de transmisión y los que escogieron el camino del asalto
y la estafa en todas sus modalidades.
¿De qué se acusa a los apristas? ¿no es
acaso cierto que por la acción innoble de unos cuantos forajidos ladrones y
monreros, a todos los apristas se les considera vulgares delincuentes? ¡Que
expliquen, tanto García Pérez como del Castillo por causa de qué esta voz
popular que resuena a lo largo y ancho del país y que volvió microscópico al
Apra!
Alguna vez Haya de la Torre refiriéndose, a
Alan García Pérez, dijo: “este tipo es raro, se guarda los documentos” y
entonces, muy joven, no aquilaté la sentencia. Todas las imposturas vinieron
después: falsificación de fotos como la que apareció en Caretas y que mostraba
a Alan García al pie de la cama de Víctor Raúl, lugar al que no accedió; el
fraude del Congreso electoral de 1979, la balacera del Congreso en Trujillo en
1980, las derrotas múltiples y humillantes y a posteriori su meteórica carrera
que le llevó a la presidencia en dos períodos: 1985-1990 y 2006-2011. El saldo
es de atroz voltaje: nuevamente los términos ladrones, rateros, delincuentes.
A los apristas sólo queda una acción
revolucionaria: licenciar a los fautores de la tragedia partidaria y botarlos.
Que no llame la atención que pronto encuentren tienda y recursos para seguir de
cazapuestos y canonjías en Palacio. De otro modo, seguirá la dolorosa y cruel
agonía que todos niegan pero que nadie deja de observar con amargura.
Mientras que existan personajes como Alan
García y Jorge del Castillo, no habrá posibilidad para el resto del universo
político nacional de reivindicar a la política como ejercicio pulcro y en que
las inteligencias tienen el reto de competir con obligatoria mirada de
horizonte.
Y la situación del país no es un lecho de
rosas. Por el contrario es de alta peligrosidad y estamos en pleno litigio
jurídico con Chile. Y las sombras pasadas de 1836-39 y 1879-1883, tienen sus
contornos rejuvenecidos por la falta de previsión y mirada de Estado de tanto
inepto y fenicio metido a la cosa pública.
¡Atentos a la historia, las tribunas
aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene
cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de
hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
hcmujica.blogspot.com
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