Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
11-1-2023
¿Aguantará gobierno de Boluarte?
https://senaldealerta.pe/pol%C3%ADtica/%C2%BFaguantar%C3%A1-gobierno-de-boluarte
Pocos días atrás, orondo y autosuficiente, el primer
ministro Luis Alberto Otárola Peñaranda, se expidió con sentida voz en torno a lo
que denominó “paz recuperada”. El país entero se preguntó entonces ¿qué está
viendo este funcionario?
Al momento de culminar el presente informe, Otárola exponía
su plan de gobierno en búsqueda de un previsible voto de confianza. El ritual,
no era más que eso, tenía los votos de asentimiento y la vocación de autistas
que luce sin vergüenza el Congreso.
La letanía de promesas y ofertas fue, como cada vez similar,
una genuina lista interminable.
Los 45 fallecidos a perdigonazos, los policías muertos, son
el trágico saldo de lo acontecido en Juliaca donde las colectividades están
empeñadas en la renuncia de Dina Boluarte, la elección de un nuevo presidente
del Congreso y elecciones generales.
El cántico oficialista narra que los “violentistas,
comunistas, senderistas” provocaron el estallido que el Estado tuvo que repeler.
En otros países, verbi gracia, en Brasilia, el domingo pasado, miles salieron a
ejercer violencia contra las oficinas del Estado (Poder Judicial, Congreso y la
sede de gobierno en Planalto) y no hubo ningún fallecido.
Hasta hoy no se tiene meridiana y valiente verdad sobre
quién o quiénes ordenaron disparar a matar. ¿De qué otro modo se tiene el saldo
que hoy nos muestra ante el mundo como trogloditas feroces?
Hay bandas de subnormales que se solazan insultando a los
muertos y endilgándoles toda clase de adjetivos. Escuché a uno que bramó “bien
muertos”. ¿Cómo puede ser el alma tan ruin y miserable y gatillar sentimientos
tan inferiores y de baja estofa?
A los que ven comunistas, terroristas y senderistas debajo
de cada piedra, hay que recordarles el homenaje justo que hizo nada menos que
Víctor Raúl Haya de la Torre, en su mensaje inicial como presidente de la
Asamblea Constituyente, el 28 de julio de 1978:
“Recuerdo y rindo homenaje a otros héroes anónimos,
los de la clandestinidad y la persecución. A los que resistieron estoicos largos
años de cárcel y torturas. A los que padecieron la estrechez y la angustia del
destierro. A los que mantuvieron, bajo tiranías y dictaduras, viva y alta, la
esperanza en un Perú libre, culto y justo.
Mi homenaje a todos los caídos y a todos los héroes, a
todos los partidos, cuyos nombres se confunden en los fastos comunes del
pueblo. Nos toca justificar el sacrificio y la esperanza de los luchadores
sociales y políticos que, con sinceridad y entrega, quisieron que el Perú se
reedificara sobre bases de justicia y libertad, como aquellas que debemos
afirmar en la Constitución que nos está encomendada.”
Acaso
comprendan lo absurdo y aberrante que consiste en blasfemar de los muertos de
quienes no se tiene la más mínima información, salvo el prejuicio y la
estrechez de mentes cretinas.
Un
gabinete cuyo voto de confianza se asienta en el chapoteo, literal, de sangre y
violencia, no augura tranquilidad. No la necesaria para que el país retorne a
sus tareas cotidianas.
La prensa concentrada instala su visión de las noticias e
insiste en que los “violentistas, comunistas, senderistas” y demás supuestos
subversivos, con ayuda del exterior, generaron los enfrentamientos.
Pero las matemáticas son frías: 45 muertos civiles, inermes,
básicamente jóvenes, abaleados o con perdigones de necesidad mortal y al frente,
la PNP. En algo más de 30 días, el saldo de sangre no puede ser más horroroso.
¿Están los poderes, Ejecutivo y Legislativo, asentándose en
su accionar institucional o son precarísimas estaciones pagadoras de salarios y
dación de documentos de dudosíma legitimidad?
El Congreso, en uno de esos giros tan típicos a que tiene
acostumbrado al pueblo peruano, por abstención, no consiguió sancionar
duramente a un legislador acusado de violación, por tanto, aquel indeseable,
seguirá asistiendo al hemiciclo, cobrará su sueldo y se deleitará en los
protocolos adulones que vierten, como ejercicio de sobrevivencia, secretarias, choferes,
asesores. ¡Bah, tomar a lo serio cosas del Perú!
Mientras que el Perú formal, en el arrebato de su
juridicidad formal, desoiga al hombre y mujer del interior y con respeto a sus
convicciones colectivas, acordadas democráticamente por la mayoría, viviremos
solo pensando en como eludir las borrascas.
Muchos ya piensan que lo mejor que pudiera hacer la
presidente Boluarte, sería renunciar porque la realidad es más dura que la
ilusión, y se hace patente que sus respuestas y real mando son demasiado
tímidas, ineficaces y prolongadoras de un desenlace que ya es violento en
calles y plazas.