por Herbert Mujica Rojas
5-5-2009
DP: ¿y los 400 muertos de Mesa Redonda?
Dice el despacho de Andina: "La Defensoría del Pueblo entregó a la
Sala de Derecho Constitucional y Social Permanente de la Corte Suprema
una serie de criterios técnico-jurídicos, orientados a aportar para
que se respete el debido proceso en el caso del juicio seguido por el
incendio de la discoteca Utopía, ocurrido en julio del año 2002 y que
provocó el fallecimiento de 29 personas". ¿Habrá hecho lo mismo y con
idéntico ditirambo de fraseo y adorno esta entidad con respecto a los
casos legales de las casi 400 personas muertas en Mesa Redonda en el
centro de Lima, meses antes? ¿o Andina se olvidó de informar o
simplemente cero puntos cero balas? Es indudable que en Perú hasta los
muertos tienen su escalafón.
Informa además Andina: "Se trata de una figura procesal denominada
"Amicus Curiae", que la Defensoría presentó en cumplimiento del
mandato constitucional de protección de los derechos fundamentales y
con el ánimo de colaborar con el ejercicio de la jurisdicción
constitucional, informó el Adjunto para Asuntos Constitucionales de
esa entidad, Fernando Castañeda".
Sería harto interesante que la ciudadanía se enterara si esta misma
persona, de oficio y por vocación de servicio a la comunidad y a los
derechos ecuménicos y humanos de todos los peruanos, ha movido algún
papel a favor de las víctimas de Mesa Redonda. Si no fuera así, de
seguro que tiene una explicación, aunque no se entiende que la
Defensoría del Pueblo se ocupe de casos minoritarios y no prodigue su
mirada a casos en que centenas de hombres y mujeres del pueblo llano,
del tercer o cuarto Estado, frustran su proyecto de vida porque unos
cuantos empresarios facinerosos descuidaron las medidas preventivas y
simplemente dejaron que los compatricios se –literalmente-
achicharraran. ¿Qué puede informar Castañeda con tan eufónicas como
abstrusas palabras e idénticos latinazgos y semántica tan baladí?
Dice Andina, como para demostrar la lógica contundente de su despacho
que no "deja" huecos, "que a un pedido de intervención de los
familiares de los 29 fallecidos en el incendio, la defensoría presentó
ese mecanismo legal, dentro del proceso constitucional de amparo que
se sigue contra la decisión de la Cuarta Fiscalía Superior Penal de
Lima –emitida el 25 de julio del 2008, por la cual se archivó la
denuncia penal planteada contra dos de los directivos de la empresa
propietaria de la referida discoteca". O sea, podrán decirnos, que los
familiares de las víctimas de Mesa Redonda no se acercaron a solicitar
que la DP intervenga para cualquier propósito, entonces, los brazos
cruzados, el bla bla bla de palabras huecas, y a fin de mes el cobro
de ingentes sueldos por su muy sacrificada labor a favor del pueblo.
Curiosa concepción que invierte las cantidades y da prevalencia a las
minorías minúsculas en detrimento y olvido de otras mayorías fenecidas
en idéntica circunstancia.
"La Defensoría afirmó que su intervención en este caso se justifica en
el hecho de que la decisión, que se adopte en el presente caso
trasciende el interés particular de los familiares de las víctimas,
para vincularse directamente con un problema de indiscutible
trascendencia general "que tiene como base la exigencia de la garantía
del derecho a la debida motivación y su eficacia en el ámbito de las
actuaciones de todos los órganos del Estado, dentro del cual también
se encuentra el Ministerio Público". Sea lo que signifique el
trabalenguas burocrático precedente, conviene, otra vez, preguntar: ¿y
qué hay de los juicios, procedimientos, casos penales o civiles que
corresponden a los casi 400 caídos de Mesa Redonda? ¿o temen, los de
la DP ensuciarse los zapatos o colisionar con el proletariado urbano y
ambulante que es por dónde discurre el pueblo llano que NO va a sus
oficinas porque sabe que NO les van a dar la mano y que declina
escuchar sus poemas leguleyos y cantatas teóricas al nacimiento de un
nuevo Estado a partir de sus recetas bien pagadas?
Una lacerante realidad adviértese sin mayor esfuerzo de observación:
ni siquiera en la muerte hay igualdad en Perú. Poco importa la
Constitución y sus versos, hay una discriminación mental que ejerce
poderosos y sobre-entendidos como tácitos límites sobre qué se puede
hacer como qué no. Por tanto, no debe parecer aberrante ocuparse de 29
fallecidos y olvidarse de casi 400. ¡Claro que ninguna argucia verbal
o literaria de la Defensoría devolverá a la vida a los infortunados de
Utopía o de Mesa Redonda! Pero, por lo menos, debiéranse consagrar al
culto de la justicia real, igualitaria, fraternal recado del corazón
del pueblo. ¡Todo el resto son pamplinas que el pueblo paga cada fin
de mes!
¡Y para recetas me voy al médico!
¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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