Sunday, August 27, 2006

Ecología de la información


Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
27-8-2006

Ecología de la información

La abundancia de la información no sólo está al alcance fácil sino que contiene, en una notable mayoría de casos, errores, supuestos falsos, yerros generalizados. Esta sobreoferta amerita, como lo sostiene genialmente Ignacio Ramonet, una ecología de la información. Por ejemplo, 90% de nuestros políticos, periodistas, analistas, intelectuales, diplomáticos, son fabricación aviesa de lo que dicen los medios –o hacen publicar los susodichos- en pro de imágenes bienhechoras, con lustre y honorabilidad. Sin embargo la basura informativa en que se asientan tales embelecos se institucionalizan a fuerza de repetición majadera y se internalizan como factos irrecusables. ¿Cómo así que la mentira se queda en el cerebro aunque se forje sobre porquería pestífera? El miente, miente que algo queda de Goebbels, no es nuevo. Es más se repite reiteradamente. Por eso una ecología de la información deviene urgente, necesaria, imprescindible.

En El Comercio (“Primeros los chilenos que Piérola”) se lee en la página B2 del sábado 26 bajo el título “Chile y Perú ganan al trabajar juntos” en entrevista realizada por Juan Vargas Sánchez al funcionario chileno Carlos Burche Guajardo, lo siguiente: “Esta semana el gobierno firmó su primer acuerdo comercial y lo hizo nada menos que con Chile. Un acuerdo que no incorpora todos los temas que los peruanos hubiesen querido, pero que tampoco otorga lo que los chilenos querían”.

¿Qué dice el entrevistado Furche Guajardo?: “Hay que diferenciar entre los contenidos y las formas. Desde el punto de vista del contenido, lo que firmamos tiene todos los ingredientes básicos de un TLC. Cuando lo llevemos a ser reconocido ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), será reconocido como un tratado de libre comercio. Desde el punto de vista estrictamente formal es un acuerdo de libre comercio, así dice el encabezado del documento que hemos firmado.”

Con cierta preocupación hay que subrayar que el funcionario chileno dice una verdad que en Perú el gobierno actual ha negado en forma y fondo. ¡Y lo que es peor, el señor de El Comercio ha pretendido también disfrazar en su gorrito introductorio a la larga entrevista!

Dice Furche: “Hoy día la relación económica entre Chile y el Perú no puede verse al margen de tres factores: el comercial, que este año alcanzará su récord histórico con más de 2000 millones de dólares de intercambio comercial con un claro saldo a favor del Perú. En segundo lugar, las inversiones juegan un rol decisivo, hay casi 5000 millones de dólares de inversión chilena en Perú y hay creciente interés de empresarios peruanos por establecerse en Chile, por eso se incorporó un capítulo de inversiones. Y hay una tercera área que es económica y social, que es la migración; hoy en día por primera vez en nuestra historia hay unos 80 mil peruanos viviendo y trabajando en Chile, y por eso el acuerdo firmado incluye un capítulo de cooperación en material laboral y migratoria”.

¿Es esta escala de prioridades absolutamente correcta? De repente desde el punto de vista chileno, que ha primado aquí en recientes días, sí. Pero ¿dónde está, merced a la importancia bilateral que tienen nuestros lazos presentes, la gravísima y pendiente delimitación marítima con el país hermano del sur? ¡Esa debió haber sido, por todas las razones reconocidas multánimemente, la primera condición sine qua non de cualquier tratativa al futuro y desde el presente!

La diplomacia peruana ¡una vez más! abdicó de una de las pocas vertientes que justifican su existencia: la negociación limítrofe. No es la primera vez. Desde 1969 con la firma de notas reversales que hiciera traidoramente Javier Pérez de Cuéllar, reconociendo límites marítimos con Chile, y con la complicidad de todos los que han sido cancilleres desde entonces que han guardado una conveniente cura de silencio, la política de fechas, temas, pareceres y proyecciones, la ha puesto Chile. En 1999, la pandilla conducida por Fernando de Trazegnies, en el delincuencial gobierno de Kenya Fujimori, y secundados por Jorge Valdez, Fabián Novak, Fernando Pardo, Carlos Pareja y otros, se pretendió ¡y logró! en el papel, consagrar la traición al Tratado y Protocolo Complementario del 3 de junio de 1929 regalando los alcances logrados por Augusto B. Leguía sobre Arica y los indesdeñables títulos de soberanía restringida del Perú sobre tierras que fueran suyas antes de la guerra de 1879. Sin embargo, el proditor Fabián Novak es viceministro de Defensa ante el silencio cómplice del partido de gobierno y de todas las otras tiendas políticas e intelectuales como periodísticas. La ecología de la información se practica en Perú al revés porque se pasa la basura y en cambio se omite lo positivo y patriótico.

Se habla de superación del pasado. Pero ¿de qué pasado pueden hablar ignorantes como Mercedes Aráoz, ministra que no diferencia entre invasiones abusivas, asimetrías históricas consuetudinarias permitidas por una diplomacia cobarde y gobiernos carentes de vena nacional o nacionalista o funcionarios para quienes su dolarizado cerebro prima antes que el destino y arreglo geopolítico de 26 millones de peruanos? En Perú abundan los funcionarios “brillantes” construidos por una prensa pro domo sua que fabrica según la cantidad de dólares en cantera. Impostores e ignorantes hasta brutos congénitos, pasan como deidades en sus respectivas áreas porque los medios así los retratan. Traidores como Novak u olvidadizos como Eduardo Ponce quien, años atrás, en una noche de borracheras e indefinidos, perdió los documentos secretos del Perú para que se pasara la vergüenza de verlos devueltos, fotocopiados, leídos y desvelados por el gobierno de Chile, escriben sobre la “difícil” comprensión que existe sobre la carrera diplomática, tienen tribuna y guardan para sí la creencia que son personalidades. Y en realidad no pasan de simples eructos recurrentes que la historia, por esta suerte de ecología a la inversa, no registra sino en sus afeites cosméticos más simples.

Pocas semanas atrás, la Universidad Católica promovió un encuentro binacional Perú-Chile de historiadores. ¿Habrá vuelto aquella concepción sucia de una historia común para borrar la pezuña oprobiosa del abuso guerrero que entre 1879 y 1883 tuvo el primer caso de “limpieza étnica” como ocurrió en Perú en esos años? Y hoy se anuncia un “documental” Epopeya sobre la guerra a cargo de una productora chilena. ¿Es pura coincidencia aquello y que también que traidor Novak sea de la Universidad Católica? ¡Y la constante de silencio de los intelectuales, periodistas, diplomáticos y políticos de juguete no puede ser más estridente!

Por tanto, la ecología de la información deviene necesidad vital para pueblos que viven bajo la dictadura criminal de medios comprados al peso de sus muy débiles estructuras morales cuanto informativas. Nada que se afirme sobre arenas movedizas y escatológicas puede tener sino el presagio de la ruina y el desastre.

Como reitera en un brillante libro que sobre Las veleidades autocráticas de Simón Bolívar ha hecho el embajador Félix C. Calderón y que en su prólogo consigna el también diplomático y patriota Alfonso Benavides Correa: “¿Será una trágica constante, al cabo de años de apostolado, de no evadir los temas esenciales del drama, luciendo el coraje moral de estar contra los mandarines, tener, sin prensa adicta, un atardecer escéptico por el silenciamiento?

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

Lea www.redvoltaire.net
hcmujica.blogspot.com


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