2020: annus horribilis; 2021: annus incertus
por Jorge
Smith Maguiña; kokosmithm@hotmail.com
http://senaldealerta.pe/pol%C3%ADtica/2020-annus-horribilis-2021-annus-incertus
5-1-2021
El 2020 ha
sido, desde cualquier punto que se le mire, un año horrible y el que comienza
definitivamente, al margen de cualquier engañoso entusiasmo como el que solía
plagar las usuales fiestas de cualquier año nuevo, este 2021, será un año
incierto.
Annus
horribilis, era una denominación que en las últimas décadas utilizó las reina
Isabel de Inglaterra, cuando algunos tropiezos durante el año, habían aquejado
no necesariamente a Inglaterra como país, sino refiriéndose, a veces, a sucesos
un poco frívolos ligados a la familia real, algún divorcio, alguna conducta
impropia o alguna metida de pata con alguna declaración poco feliz o
extravagante, no muy politically correct por parte de su esposo.
Esta vez la
denominación annus horribilis refiriéndonos al 2020, sí contiene una real y
contundente significación, pues la pandemia, que es un evento vivido en forma
simultánea y universal por toda la humanidad, era algo inédito. Los eventos de
una cierta magnitud, a lo largo de la historia, sólo habían estado ligados a
espacios geográficos precisos con impactos diversos y con una cierta lentitud,
pues las comunicaciones no tenían la inmediatez de ahora. Un evento traumático
para el mundo occidental, fue por ejemplo la caída del imperio romano y otro
con un impacto mas global, fue el descubrimiento de América.
En realidad
sólo los grandes cambios climáticos, en muchos casos antes de que la especie
humana apareciese, como lo fue por ejemplo aquél que generó la desaparición de
los dinosaurios, o las grandes glaciaciones que tuvieron un impacto total. Esos
fueron eventos también simultáneos y universales que involucraron a la
totalidad del planeta, en todo lugar y en el mismo momento.
Al margen
del cambio de fecha cronológica, esta pandemia tendrá todavía una continuidad
que hará que el 2021 tenga un carácter incierto en muchos aspectos, pues a
pesar de la perspectiva de la aparición de una vacuna eficiente, las mutaciones
diversas que puede tener el virus van a crear, lamentablemente, otro tipo de
pánicos. A pesar de la secuela de muerte que todavía tendremos por delante, ya
se ve en la parte sanitaria, la luz al final del túnel. Este año, como nunca,
habrá sido un año de avance para la ciencia, sobre todo para la ciencia médica.
Las redes de intercambio de información científica, buscando la vacuna o formas
de tratamiento para mitigar los sufrimientos que genera el contagio del
coronavirus, van a tener consecuencias positivas para la humanidad, no sólo
sobre este mal, sino son avances que servirán para el tratamiento de otros
males. Hay una nueva fe en la ciencia, al margen del entusiasmo de los grandes
laboratorios que este año han visto quintuplicar sus ganancias.
Es evidente
que la humanidad saldrá de esta crisis global, pero evidentemente el mundo ya
no será el mismo de antes, y la puesta en escena de nuestra vida cotidiana, en
lo individual y en lo colectivo, en lo que concierne a temas como salud y educación
y nuestra misma percepción del trabajo, van a cambiar en una forma que nunca
hubiésemos imaginado, más rápido y con una profundidad que hace menos de un año
hubiésemos sido incapaces de predecir.
SALUD: Estábamos acostumbrados a que en condiciones
normales, en algún momento de nuestras vidas, seríamos propensos a tener tal o
cual enfermedad. Las vacunaciones infantiles para las enfermedades de niñez,
una alimentación con ciertos cuidados y unos cuidados específicos durante
nuestra vejez y ya teníamos una estrategia, para lo que concierne la salud para
atravesar la vida sin mayores contratiempos. Esta pandemia, de forma repentina,
nos confrontó con una situación de un peligro absoluto, donde la exposición al
contagio, era estar expuesto a una situación mortal. Los países pobres y los más
adelantados del mundo entraron en pánico y todos fueron golpeados por igual. A
la hora actual, el país que se suponía era el más adelantado en todo, Estados
Unidos, con solo 4% de la población del planeta, tiene más del 20% de las
víctimas del coronavirus del planeta. Al final, la medicina más eficiente para
neutralizar la posibilidad de expansión del contagio y por lo mismo también la
mortalidad era aquello que aconsejaba y sigue aconsejando el sentido común: uso
de mascarilla, lavado permanente de manos y una distanciación social prudente.
Por otro lado, los países que desesperada y comprensiblemente han buscado una
comprensible recuperación económica sin haber inculcado esas formas de
prudencia en sus ciudadanos, seguirán sufriendo las consecuencias sea en Perú,
España, México o Estados Unidos.
EDUCACIÓN: Aunque en muchos países, se considera que el
año escolar, dado el confinamiento casi universal que duró algunos meses al
comienzo y con reaperturas y cierres de establecimientos escolares en muchos
países, las medidas que se tomaron en relación a la pandemia han generado
situaciones que a la larga serán extremamente provechosos para la educación. Me
refiero, sobre todo, al casi generalizado uso de los medios digitales para la
enseñanza, fundamentalmente la escolar. La enseñanza a distancia era algo muy
opcional hasta ahora, algo utilizado más para la enseñanza de idiomas y también
como herramienta para formaciones secundarias o complementarias, para maestrías
o diplomados no presenciales o cosas por el estilo. Lo cierto es que la
enseñanza a distancia no tenía el supuesto 100% de eficacia atribuida a la
enseñanza presencial, pues ingenuamente se había pensado que enseñar a
distancia era enseñar de la misma manera que cuando uno enseña presencialmente,
pero a través de la imagen. Las cosas en realidad son más complicadas y,
gracias a la pandemia, se ha visto de afinar la técnica de la enseñanza a
distancia para que no tenga nada que envidiar a la enseñanza presencial y
alcanzar, si fuera posible, el mismo nivel de eficacia. Ese avance será el gran
legado que tendrá esta pandemia en la educación.
El avance,
la simplificación y la propagación del uso del zoom, tendrá un impacto poderoso
en los próximos años y los aportes positivos que tendrá el uso del mismo para
la educación serán incalculables. Muchos eventos, como congresos o actividades
de ese tipo, se han organizado estos últimos años vía zoom. Antes se hubiese
pensado que si el evento no era presencial, no valía la pena organizarlo.
Incluso muchos de los eventos ligados a nuestro Bicentenario, nos vamos a tener
que resignar a organizarlos vía zoom.
LO INDIVIDUAL: A este
nivel todos hemos sido impactados en diversas formas, más aun aquellos que a
causa de la pandemia han perdido a un ser cercano, sobre todo con el dolor
doble de no poder estar cerca de la persona cercana contagiada por el pánico
comprensible que al inicio generó la pandemia, en que se pensó que cualquier
contagio era una situación irreversible y cualquier acercamiento al contagiado
era casi garantía de también serlo. Como nunca una pandemia de características
tan globales, nos ha confrontado a situaciones traumáticas de todo tipo, a
miedos irracionales, los cuales a su vez han contaminado nuestros
comportamientos individuales a todo nivel. El miedo a la muerte, es una
situación límite, nos confronta de un porrazo con nuestro pasado, nuestro
presente y la posibilidad que no tengamos futuro. En esta navidad han habido
sillas vacías en muchos hogares. El dolor y también la cólera contenida y
vivida con frustración en el fuero individual, es por el hecho que la pandemia
ha hecho descubrir, la precariedad del sistema de salud en países como el Perú.
Incluso meses después de iniciada la pandemia, los mismos errores en su manejo
han sido repetidos una y otra vez. No sólo no han sido corregidos, sino lo más
penoso ha sido ver que al margen de los decesos debidos a la misma pandemia,
gran parte de la responsabilidad de muchos de estos óbitos se debió a la forma
caótica como se manejó la misma. La terquedad, por ejemplo, de no hacer lo que
el sentido común exigía en lo que concierne a la construcción o compra de
plantas de oxígeno, en aplicación de pruebas moleculares, amén de las
increíbles corruptelas que ha generado la pandemia en la compra de material
médico de primera necesidad. Esa irresponsabilidad mayor, que ha sido
denunciada, pero que dudamos sea castigada con el rigor debido, ha causado
muerte no sólo en los contagiados, sino una penosa proporción de muertes en los
servidores que estaban en la primera fila del tratamiento, como los médicos y
enfermeros, el personal de servicio y también el personal policial. La pandemia
por lo menos, ha evidenciado hasta el exceso, nuestras carencias en todo lo que
concierne a la salud. Felizmente, la pandemia nos sorprendió con una cierta solvencia económica, pero
igual el manejo caótico de las cosas ha tenido consecuencias desastrosas.
LO COLECTIVO: Nuestro comportamiento grupal y nuestra vida
relacional se han visto radicalmente modificadas a causa de la pandemia. El
confinamiento de los primeros meses desde ya en mucho destapó múltiples
problemas familiares inevitables y que muchas parejas confrontasen problemas
relacionales, de los cuales hablaban muy poco o dejaban pasar en forma
distraída. La misma relación con los hijos, estaba sujeta a simplificados
rituales, pues gran parte de la educación, las familias la dejaban a cargo del
colegio. Al haberse interrumpido esta situación de un momento al otro y durante
por lo menos los largos meses que duró el confinamiento inicial, los padres
descubrieron qué poco nivel de comunicación tenían con sus hijos y en qué
mundos tan paralelos vivían con los mismos. El costo-beneficio que al final
habrá tenido la pandemia sobre la relación con los hijos será muy positiva,
pues la unión frente a miedos externos, cuando esto se procesa en forma
positiva crea un comportamiento solidario durable. Los hijos han podido
percibir que entre sus padres también había comportamientos de conflicto de los
cuales a veces no tenían ni la menor idea. Han escuchado muchas veces hablar en
voz alta sobre algunos temas, que ni siquiera imaginaban que existían. La misma
precariedad económica que en muchos casos generó la pandemia, sobre todo en familias
que vivían con ingresos provenientes del día, ha hecho que los hijos observen
los increíbles sacrificios que sus padres hacían para darles una educación y un
mínimo de bienestar. Estas consecuencias de la pandemia a la larga tendrán un
efecto positivo, aunque el precio a pagar habrá sido un poco alto. El
sentimiento familiar habrá salido fortalecido de esta pandemia. Muchos de los
niños de ahora le contarán a sus nietos qué vivieron con sus padres, una época
horrenda que fue aquel annus horribilis de la pandemia.
LO LABORAL: El impacto en lo laboral, será una de las
consecuencias más directas que tendrá la pandemia. Cuando ya haya sido
controlada la parte sanitaria, el tema laboral, es algo cuya gravedad todavía
es difícil de presagiar. La proliferación del trabajo a distancia sólo
concierne a una parte mínima de la masa laboral y en ese campo las dificultades
para evaluar el rendimiento, harán que no siempre sea factible. Muchos
trabajos, necesariamente se deben hacer en forma presencial.
La pandemia,
por otro lado, ha generado una precariedad laboral que en países como el Perú
ha simplemente agravado una situación que ya era delicada, por el hecho mismo
que gran parte del empleo es informal. La lógica del sistema capitalista en lo
que concierne al empleo es bastante preocupante: si no hay ingresos, puedo
prescindir de algunos empleados. Al haber exceso de mano de obra desempleada,
la mano de obra es más barata y el empleador para colmo siente que no está
obligado en generar un empleo estable, pese a los incentivos que ha dado el Estado
peruano para que no se generalicen los despidos en el sector formal. El
trabajador vive en una precariedad permanente, no sólo en los trabajos
repetitivos o físicos. La desesperación por tener un mínimo de ingresos ha llevado
a la gente a un dilema trágico: el hambre o el riesgo de tener que ir obligatoriamente
al trabajo por necesidad, a sabiendas de los inminentes riesgos del contagio.
También los trabajadores en el sector de la salud o en el de la educación viven
en una increíble precariedad. La pandemia ha ayudado a descubrir esta penosa
realidad y no es con bonos familiares o de solidaridad que esto se solucionará.
En diversos sectores productivos, la recuperación a pesar de la pandemia ya
comenzó y por lo mismo la necesidad de mano de obra. Sin embargo, la
precariedad laboral sigue siendo la misma. Nadie duda que la recuperación
económica del Perú, vendrá mas rápido que lo esperado a pesar de nuestros
escepticismos, pero la mejora de las condiciones laborales tardará, y como se
suele decir solo tendremos crecimiento pero no desarrollo. Lo cierto es que la
sociedad peruana ya no aguanta seguir viviendo esta absurda contradicción. Un Estado
fallido, y una clase política inepta e improvisada, están creando con una irresponsabilidad
evidente y una vocación que podríamos llamar masoquista o suicida, un caldo de
cultivo, con un efecto retardado que en algún momento hará saltar la olla. Ya
ocurrió en Chile y el cuentazo de que dios es peruano, es un cuento que ya no
se lo cree nadie.
Difícilmente
habrá en los próximos cien años un año tan horrible como el 2020, pero si no
tomamos en serio las enseñanzas que la pandemia nos ha dejado en los cinco
temas nombrados, el 2021 y los otros también seguirán siendo igualmente
inciertos.