Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
30-8-2024
¡Asaltantes de la fe pública!
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El tinglado está listo: un afiatado coro de mercenarios
vendepatria que cuida la suya y el buen pago por hacer las cosas mal y la
empresa Petroperú será puesta en remate ominoso y para que los postores interesados
la compren barato.
Las calificadoras de riesgo hacen también su papel y si se
trata de mostrar malos resultados de gestión, harán cuanto les sea posible por
así exhibirlos. Además cuentan con rábulas bien comprados en los miedos de comunicación
que fungen de especialistas, técnicos, financistas, etc.
¿Todas las empresas que remató el fujimorismo estaban tan
mal gestionadas que “merecieron” ese castigo? Entonces ¿por qué se revendieron
muchas después al triple o cuádruple de su valor depreciado de compra? ¡Cuando
los ladrones quieren demostrar que lo blanco es negro, lo hacen aunque todos
vean lo contrario de lo que ellos dicen.
El vendepatria miserable es aquél que lucha contra su país
con el pretexto manido y vulgar que los números y resultados son pobres y
requieren urgente corrección. ¿Quién enmienda la vocación de traidores a
quienes respiran y se nutren de la felonía genéticamente?
¿Qué tipo de pena se aplica a quienes le roban la fe a los
pueblos? ¿A esos que merced a la demagogia prometen cualquier cosa y una vez en
el mando, olvidan todo? ¿Enajenarle la confianza, la seguridad, la fe en sí
mismo, la risa y el horizonte, a un pueblo, no es acaso uno de los mayores
crímenes jamás castigados desde hace 203 años en Perú?
Algunas personas, de seguro con bondad, pretenden refutar la
sentencia que retrata al país como una cueva de bandidos. Pero los hechos dicen
otra cosa. ¿Cuántos ex ministros, diputados, senadores, alcaldes, gobernadores,
en su paso depredador por la cosa pública, no hicieron sino aumentar en
toneladas el volumen de sus asaltos y robos del bien de la ciudadanía?
¿Qué podemos decir de decenas de ex presidentes que tornaron
célebres por los recurrentes robos al erario nacional?, ¿y del inocente que
apeló al suicidio en lugar de rendir cuentas de sus actos? Sobrevaloraron el
cemento, la grifería, los servicios tercerizados, aparecieron con autos nuevos
y de lujo, viajaron por el mundo con rudimentos menos que básicos del
castellano y produjeron ridículos a granel porque no arribaron al puesto para
construir al Perú, en cambio sí lo zahirieron malamente.
Los hijitos y engreídos viven sin trabajar, exhiben signos
exteriores de riqueza y pretenden una decencia de la que carecen por todos los
poros. Aunque el ladrón se vista de seda, ladrón se queda.
Dicen que todos somos iguales ante la ley, pero los cacos
retrucan: pero algunos somos más iguales que otros. Y a ellos no alcanza el
castigo y sí más bien la benevolencia de jueces que se compran en dólares o
euros y con depósito en paraísos fiscales.
Como a una patota de recipendiarios de dinero de Odebrecht
les “indigna” que los consideren organización criminal y por toda defensa
argumentan que cuando el suceso, eso no era ilícito, ni les inquieta el
reconocimiento que sí gozaron de los fondos sucios de una firma brasilera que
no daba limosnas a mendigos ávidos, sólo por un gesto dadivoso. ¡Pamplinas!
Cualquier dinero disfrazado de aporte, tiene en sí mismo, el
germen de la coima, de la compra de conciencias y el soborno a venales que
muestran desfachatez y montan en “ira”. Acaso la cólera se debe a que no
“exigieron” más. ¡Sinverguenzas!
Algunas veces he escrito sobre el fusilamiento moral a estos
caraduras que se reciclan hábilmente con la ayuda de los miedos de comunicación,
agencias de publicidad y los fondos de empresas sucias que saben que deben
“invertir” en estos monigotes porque son los que defenderán las leyes con
nombre propio contra los intereses de las mayorías.
Los miedos que deben favores de diversa laya, han endiosado
a genuinos débiles mentales que siguen creyendo que la función pública es el
mejor modo de volverse millonarios sin el esfuerzo tesonero que lleva años.
Para aquellos el Estado y los gobiernos, son un botín y actúan como
filibusteros y piratas contra el propio pueblo.
No se quedan atrás los grandes estudios de abogángsteres,
los mismos que están detrás de cada concesión de los recursos renovables y no
renovables, empresas, industrias de toda índole a precios viles y comisiones
altas para los intermediarios (ellos). Las privatizaciones a barrer desde los
años delictivos del régimen fujimorista, reconocen nombre y apellido de esas
mafias.
Si hay una constante en el Perú desde 1821, aquella es la
producción de bandidos a mansalva, asaltantes a granel, sinverguenzas por
toneladas. Otra cosa es que muchos de esos pérfidos pertenecieran a los grandes
cogollos que se llamaron respetables y de familia y que por tanto eran
intocables.
Gran parte de nuestros historiadores no cruza la delicada
línea que rompe el pacto infame y tácito de hablar a media voz. Lazos consanguíneos,
parentelas y amistades convenientes, signan variaciones de una sinfonía infame
a la que se disimula con toneladas de escritos y elogios.