Friday, November 23, 2007

Tres Patines y la Tremenda Corte

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
23-11-2007

Tres Patines y la Tremenda Corte

Las contundentes pruebas del engaño perpetrado por Baruch Ivcher sobre
su nacionalidad y que al final lograran un fallo con nombre propio y
un aguinaldo gracioso de S/ 20 millones de soles prueban varias cosas.
Entre otras, que la Corte Interamericana de Derechos Humanos, tan
proclive a culpar al Estado peruano de cuanto crimen hay sobre la
tierra, ha hecho el ridículo más impresionante y abyecto en este caso.
La pregunta, al margen de la no infalibilidad de esta organización es:
¿ha sido la única vez que metió la pata cuando se refiere al Perú o
está infectada del vicio de la insuficiente investigación, el
prejuicio político y la mediocridad demostrada in extenso en el caso
de Ivcher?

Allá por los años 70, hubo una serie televisiva en que un comediante
cubano, Leopoldo Fernández, Tres Patines, hacía desternillar de risa
con sus desopilantes ocurrencias, entre caribeñas y estrambóticas, al
auditorio. El hombre, casi siempre reo, peleaba con el Tremendo Juez
que en el paroxismo de la desesperación ordenaba: ¡Secretario, póngale
5 mil pesos de multa! A lo que Tres Patines retrucaba: ¡cosa más
grande en la vida, chico! Siempre era culpable Tres Patines e
importaba poco el contoneo de la voluptuosa Luz María Lananina o los
argumentos del reo, el veredicto siempre ocurría del modo inequívoco
por el cual TP purgaba condena o pagaba indemnización. La Corte de San
José siempre culpa al Estado peruano y ahora hay fundadas razones para
pensar que sí incurrieron en gravísimo yerro porque en el caso Ivcher
las pruebas son muy sólidas. ¿Por causa de qué otorgar a la Tremenda
Corte palabra sagrada que NO tiene?

A propósito de caricaturas jurídicas, leo la excusa no pedida, que
equivale –como lo saben quienes algo de derecho mastican- a confesión,
de Niño Diego García Sayán, el rábano caviar ultra chilenófilo que
integra la Tremenda Corte (a costa del dinero de los contribuyentes
que fletaron las campañas que se hizo otorgar cuando ministro de
Justicia y titular de Torre Tagle), cuando afirma que no tiene nada
que ver con el fallo que los de San José dieran a favor de Ivcher.
Sacar del sarcófago al timonel de la Comisión Andina de Juristas
(fábrica particular y propia de dólares abundantes y copiosos) para
que diga ridiculeces de este jaez, no enriquecen el debate. El país es
testigo de la alta intelectualidad de los miembros de la CAJ, uno de
ellos, Renzo Chiri, en un rapto de producción de alto nivel, ha
planteado que a los militares enjuiciados por presuntas violaciones
contra los derechos humanos, se les exija que den garantías
patrimonias o inmobiliarias. ¡Hay estúpidos que ya no tienen
calificación humana!

Muy bien, dadas las circunstancias, ¿basta con enunciar y denunciar la
comisión del delito de engaño de Ivcher al Estado y la constatación
del ridículo de la Tremenda Corte? Tengo la impresión que no es así.
Por años de años, aquél se hizo rodear de una pandilla de individuos
que se hacían llamar periodistas y luchadores por la libertad de
prensa. Ninguno de ellos sigue al lado del empresario televisivo. Por
discrepancias principistas (lo sé de buena fuente), en casos
específicos, hay quienes declinaron seguir con él. En otros, fueron
echados de un puntapié en el fundillo. Y así se terminaron los
viajecitos, las propinas, los banquetes, las borracheras en nombre de
la "libertad de prensa y la democracia". ¡Cuántos crímenes se han
cometido en nombre de estas santas avenidas! No es mala idea, sindicar
a todos los hueleguisos y chacales que estuvieron de cómplices de
imposturas.

¿Cómo quedan las organizaciones de nuevos gánsteres que predican a
troche y moche la personalidad vaticana –por infalible- de la Tremenda
Corte ante su violenta patinada? Decir que el Estado peruano fue
engañado no es sino verdad parcial. Pero ocultar o disimular la caída
de muelas de la Tremenda Corte no sería sino más de la misma mentira
que otorga a sus resoluciones calidad de palabra celestial o bula
divina (que se compraban, no lo olviden) o certificación de calidad a
la máxima potencia. El fallo a favor de Ivcher y en contra del Estado
peruano, así lo demuestra aplastantemente.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

Lea www.redvoltaire.net
hcmujica.blogspot.com
Skype: hmujica