Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica
Rojas
14-5-2023
La conservadora mafia peruana
https://senaldealerta.pe/la-conservadora-mafia-peruana/
Nuestra historia republicana es rica en frustraciones, generosa en
proyectos a medio hacer, feraz en mediocridades humanas, sólo -o casi- hemos
producido jueces corruptos, abogados de alquiler, políticos para los que el
tiempo y la modernidad son conceptos plebeyos y que no alcanzan la augusta
estatura de sus inexistentes alcurnias.
Así, mientras que Chile invadía el Perú entre 1879 y 1883, tuvimos
hasta dos presidentes en simultáneo y múltiples generalotes caudillos, decenas
de rifles con marcas distintas y, sobre todo, una atroz confusión de qué éramos
y qué debíamos defender.
Con oropeles fabricados, un grupo minúsculo de apellidos sonoros y
riquezas rentistas, se hizo del liderazgo, real o ficticio, del país. Se trata de la conservadora mafia peruana.
Cuando el pueblo organizado participa a partir de 1930 en adelante,
en el cuestionamiento frontal de este predominio poderoso, los conservadores
reaccionan con violencia, bien sea que impidiendo por la fuerza de las armas el
acceso popular o colocando monigotes al frente del ejercicio gubernativo.
Ellos se reservaron -¿cuándo no?- los ministerios, las
administraciones, las aduanas, los goznes auténticos del poder y del dinero.
Entre 1930 y 1968 hay una azarosa y conflictiva lucha en el país que incluye
fraudes electorales, levantamientos civiles, masacres y persecuciones,
apaleamientos y crímenes.
La última esperanza, más pintoresca y gestual que efectiva de
rompimiento con el status quo fue el gobierno de la Fuerza Armada entre 1968 y
1980, con el interregno entre 1978-79 de la Asamblea Constituyente que
presidiera Víctor Raúl Haya de la Torre.
Después de esas experiencias, el Perú entró en una vorágine cuyas
consecuencias reivindicaron el corsi e ricorsi, el flujo y reflujo, el va y
viene tan común de los procesos sociales.
Con el segundo belaundismo entre 1980 y 1985, la discusión
ideológica comenzó su nadir inexorable. Al margen del violentismo terrorista,
las izquierdas tornaron electoralistas, los apristas estuvieron muy ocupados en
sus luchas intestinas y el país resultó en un campo propicio para el retorno de
los viejos mafiosos conservadores, esta vez con rostros juveniles, con un
lenguaje arropado en términos más modernos, pero siempre plenos en la defensa
del orden establecido.
¿Qué conserva un conservador en el Perú? Un sistema electoral que
garantice puestos en el parlamento. Un cuadro de leyes que genere casi de
inmediato, un anti-cuadro de las mismas. Una política cultural monocorde, gris,
mediocre, mentirosa.
Conserva un desprecio por la honestidad, por el brillo ajeno. Una
alabanza a la coima, al engaño, al timo, a la estupidez hecha verdad desde las
altas esferas de cualquier gobierno. ¡Y .... la lista sería larguísima!
La tragedia del gobierno de amigos de Alan García entre 1985 y
1990, y del 2006-2011 reside en que un lenguaraz que no había trabajado nunca
en su vida, pretendió con discursos, trocar, años de historia retrógrada, en un
paraíso social.
Lástima que quien debió dar el ejemplo pasó por cobardía de un balazo,
a sospechoso de robos, coimas, dineros mal habidos y, sobre todo, de una
profunda y raigal pusilanimidad.
La historia de los dos últimmos decenios está en la mente de todos
los peruanos y la acción de la mafia conservadora se ha enriquecido con el aporte
de los políticos que dicen defender al pueblo y por eso participan en mesas de
diálogo tramposas, en convites congresales vergonzosos.
Ayer fueron los terratenientes, hoy son los empresarios mineros o
los dueños de holdings monopólicos de cerveza o teléfonos o de servicios los
que mandan en el Perú.
A la conservadora mafia peruana pertenecen los epígonos más
conspicuos de este gobierno y sus aliados en la empresa, el lobby y el tráfico
de influencias y ellos ya debieran tener un lugar de privilegio en las
cárceles.
Claro que si la justicia en Perú fuera tal, no habría, para
aquellos, otro destino.
El fujimorismo es la monra y el latrocinio simples. El reparto del
dinero del pueblo en carretadas. La inverecundia hecha sistema de gobierno e
insulto diario contra la civilidad.
También son afiliados de este grupo, los diarios y canales de
televisión que presentan en sus páginas las mismas campañas rufianescas y los
rostros invariables de analistas que no analizan, de estudiosos que
desinforman, de bobos que fungen de sabios y serios.
Nunca como hoy la televisión y los periódicos han elevado a la
categoría de prohombres a gorilas con cigarro, buitres con lentes, mamarrachos
con saco y corbata.