Tuesday, April 05, 2016

Sodalicio: ¡reorganización NO, disolución!

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
6-4-2016

Sodalicio: ¡reorganización NO, disolución!

Los capitostes del Sodalicio ya deben saber que la suerte de Luis Fernando Figari está asociada a violaciones sexuales, acosos psicológicos, la ruina de proyectos de vida, infiernos que él y su grupo hizo padecer, durante largas décadas a jóvenes y que no hay atenuantes y por eso Alessandro Moroni anunció la condena a aquél, su solicitud de perdón y la “reorganización”. O sea, todos son santos e inmaculados porque el único rufián ha sido el fundador de la secta.

¡Qué interesante que se llamen a reorganización! Importa saber si quienes hoy reniegan de su inspirador máximo, están libres de culpa porque la complicidad y el silencio funcional, también son parte del crimen execrable o, mejor dicho, del cúmulo de aberraciones de toda laya, que se atribuye a Figari en singular. Me atrevo a sospechar que no es tan sencilla la cosa aunque pretendan presentarlo así.

¿Eran ignorantes los líderes del Sodalicio de cuanto hacía Figari y otros que hoy no se mencionan por razón desconocida? Las denuncias no son pocas y muchos incendios fueron apagados con billetes. ¿Cuántos ciudadanos fueron arruinados física y psicológicamente y guardan hoy los traumas de semejantes y abominables prácticas? ¿Los hoy “denunciantes” no eran parte también de una cúpula ultra-cerrada y de férreo control mental en cada paso? Por si acaso, los nazis después de la capitulación, también afirmaban que cumplían órdenes. Pero no eran menos delincuentes y asesinos por eso.

¿Cuántas familias destruidas, cuántas herencias exaccionadas para financiar a la secta, cuánta infelicidad ha causado el accionar orgánico del Sodalicio del cual son parte los hoy denunciantes que están practicando un habiloso control de daños atribuyendo toda la suciedad a Luis Fernando Figari?

El accionar de las sectas es un peligro para cualquier sociedad. Peor aún si manejan escuelas, colegios o universidades. Hay excepciones y facultades de educación superior de enorme y disciplinado desarrollo, eso sí lo sé, no obstante aquellas producen autómatas, fanáticos, enfermos a los que preparan para asumir puestos en la sociedad y en la política. A las ideas sectarias se las combate con ideas librepensadoras, prolijas en su limpieza de espíritu y ajenas por completo al mesianismo acérrimo que exhiben con desparpajo las barras bravas que son las sectas. Y si encima son racistas, porque inculcan la prevalencia del blanco de la piel, la pócima no puede ser más asquerosa.

¿Admite reorganización el Sodalicio con tanta putrefacción ínsita? ¿Pondría usted a ministro de la Moral del Perú, a Vladimiro Montesinos? ¿Cómo pretenden los del Sodalicio, nada ajenos ni ignorantes de todos los estropicios de Figari, “reorganizarse” bajo los mismos patrones, escuela idéntica, mímica ante la opinión pública, pero sucios después de 40 años de violaciones y prácticas de lesa humanidad? ¡De ninguna manera, la DISOLUCION es el camino!

¿Y qué hay de la Iglesia Católica? Muda, disimulada, prohijadora de hijos cimarrores, como todas las sectas, esta institución requiere de urgentes cambios de timón, modernizarse y entender que su situación es difícil por los privilegios que ostenta merced a un Concordato con el Estado Vaticano y el Estado peruano del cual no hay refrendo y que jamás ha sido discutido en el Congreso. Años atrás, PF y el que esto escribe, quisimos convencer a un parlamentario radical de cuestionar este tratado internacional jamás discutido y resultó un católico embozado, incapaz de cuestionar una ilegalidad horrorosa.

Perú debe reformar también la Constitución y proclamar categóricamente el Estado laico sin subvenciones, propinas o dádivas a ninguna confesión en singular o en general. Una auditoría debe revelar cuánto debe en impuestos no pagados la Iglesia Católica y la cobranza merece mecanismos veloces.


La “reorganización” impulsada, dentro del mea culpa por Moroni, no es más que una añagaza, un ardid del control de daños. La disolución absoluta del Sodalicio, en cambio, sí es una deuda que tiene la secta para con la sociedad y que debe pagar lo antes posible.