Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
24-2-2025
Quesada, complot y escándalo y no hay culpables
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Escuché el 18 de los corrientes, la entrevista que hizo un
formal Fernando Carvallo al embajador Fortunato Quesada vía RPP. El diplomático
reiteró que el escándalo mediático del 2018 y que le hizo perder la
representación en Israel, fue armado por los embajadores Néstor Popolizio, Hugo
de Zela, Boza y el ministro Rubín.
Como es de recordarse, palabras inapropiadas del embajador
Quesada fueron difundidas por el programa político Panorama y se construyó un
caso que gatilló su defenestración no solo del titularato de la misión
diplomática sino también su exclusión del servicio diplomático, sin atención
del debido proceso y sin que fuese oído en la Cancillería.
Aludió Quesada al informe de Recursos Humanos del Ministerio
de Relaciones Exteriores que detalla y concluye que sí existió componenda entre
los mencionados Popolizio, de Zela, Boza y Rubín para el uso ilegal de audios y
videos del escándalo. Es decir, la pesquisa de la institución determinó que ¡sí
hubo, existió y se comprobó! una maniobra que perjudicó grandemente el
prestigio de Torre Tagle.
Quesada subrayó que a la fecha, luego de seis años, se
ignora ¿quién dio las órdenes expresas para fabricar un escándalo-pretexto y
cómo es que nadie resultaba amonestado, castigado con ningún llamado de
atención por un asunto gravísimo que dañó a RREE.
Como la pita se rompe por el punto más débil, Quesada hizo
de pararrayos y resultó chamuscado, carbonizado con todos los castigos y como
para que “escarmentara”, los grandes poderes ocultos que gobiernan o pretenden
hacerlo en Torre Tagle, le echaron de su puesto de trabajo, donde ha brindado
servicios treinta años.
El embajador Quesada hizo mención que son varias las semanas
de su carta al actual canciller Elmer Schialer pidiéndole una entrevista
personal y que no recibe respuesta hasta estos días. El sumamente rígido
Carvallo, con sesgo inocultable hacia el oficialismo de Torre Tagle, indicó que
el tema “estaba judicializado”.
En el Perú cuando se pretende acallar las justas protestas,
aparece la ley como gran portón que cierra cualquier paso a la razón. Algo así
como se decía antaño: para mis amigos todo; para mis enemigos: ¡la ley!.
Schialer, en el corto tiempo que ostenta el titularato en
Relaciones Exteriores, posee el muy discutible don de producir errores
monumentales. El informe de Recursos Humanos de Cancillería afirma que Hugo de
Zela formó parte del complot contra Quesada. Schialer ha nombrado, a de Zela,
hace 60 días, asesor especial de la cartera.
De Egipto, prácticamente, en el lenguaje usual, echaron al
embajador José Betancourt de ese país. Schialer le encomendó un importante
puesto administrativo.
Se desconoce cualquier enmienda, corrección o mejoramiento
de nuestra relación diplomática con países importantes y que provenga de
iniciativa del canciller Schialer. Sí se sabe que estuvo apoyando una
pretendida candidatura a la secretaría general de la OEA, del embajador asesor
especial…..¡Hugo de Zela!
Interesante que Quesada recordara en RPP que las dos
primeras instancias de su caso ante el Poder Judicial, los ha ganado en su
demanda contra el Ministerio de Relaciones Exteriores. Las probabilidades que
gane una tercera y definitiva, son altas. Hay una casación en curso, planteada
por Torre Tagle. ¿Cancillería esperará o está moviendo hilos para detener lo
que se viene como por un tubo, la reivindicación judicial de Quesada?
¡Basta de blindajes y encubrimientos a Popolizio, de Zela y
Rubín así como adiós a la inacción y omisión de funciones del canciller
Schialer que debe por ley, aplicar la justicia institucional.
Torre Tagle no es una isla ni se maneja sola. Responde al Estado del Perú y a
sus contribuyentes que son los que pagan el sueldo y todos los gastos de sus
empleados administrativos y diplomáticos. Carecen de cualquier status sagrado o
divino, son tan culpables cuando meten la pata y merecen felicitaciones cuando
cumplen con sus deberes.
Por tanto hay derecho a preguntarse, ¿por qué a Quesada le
echan del servicio, lo convierten en un alma errante en busca de justicia ante
el ministerio ad hoc y le malogran el proyecto de vida que había llevado hasta
el 2018? Las palabras altisonantes merecen censura y cocacho, pero a los que armaron
un escándalo contra un embajador del Perú en Israel ¿no se les toca ni con el
pétalo de una rosa?
La lógica indica que al damnificado central de este
desmadejado asunto, el embajador Fortunato Quesada, se le repondrá en su puesto
de trabajo o en uno equivalente; que se deberá pagarle costos y costas y todos
los emolumentos dejados de percibir; se le tendrá que dar excusas públicas y
con esa victoria, llegará un duro mentís a las vacas sagradas anacrónicas,
resentidas y racistas que mal gobiernan Torre Tagle.
Hay soluciones legales vigentes como son la revocatoria o la
conciliación. Estar judicializado el caso, no implica que la justicia
institucional no funcione.
¿Por qué Cancillería no admite que se equivocó y grotescamente?