Thursday, April 10, 2025

La epidemia del coqueluche presidencial

 

Informe

Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas

10-4-2025

 


La epidemia del coqueluche presidencial

https://tinyurl.com/mtt5ddhu

 

La convocatoria a elecciones generales para el 2026, abrió las compuertas a una irrefrenable epidemia de coqueluche presidencial. Como vuelve el Senado más los tradicionales diputados, el asunto es de sumo cuidado.

 

El coqueluche es una enfermedad muy contagiosa que se esparce por el aire. Como respirar es un asunto mecánico, aunque muchos no sepan cómo, están infectados ya y peor aún si han desenterrado sus anhelos por la primera magistratura, su destino histórico por el primer puesto de la Nación, sus sueños de opio mondos y lirondos.

 

Entre las decenas de Mesías autonominados que ambicionan el manifiesto galardón de líderes del Perú, aparte de ilusos, mentecatos, onanistas y estúpidos, hay por lo menos cinco hombres y mujeres a quienes reconozco ciencia, literatura y estudios y afán sincero y patriótico por nuestro país.

 

En ¡Despresidencialicemos el Perú! escrito lustros atrás, 22-1-2003, afirmé:

 

“A todas luces, dados los acontecimientos recientes y también otros de muy vieja data, la presidencia, no sólo del Perú sino también de casi todas las naciones latinoamericanas, constituye no un mérito sino más bien una presea, una pieza codiciada, la llave mágica para supuestas soluciones que no llegan nunca, que demoran lo indecible y que simbolizan los fracasos más estentóreos de nuestra política.

 

Entonces ¿qué debiera ser la presidencia en lugar de lo que es hoy?: apenas un puesto directriz, con responsabilidad administrativa y penal en caso de mala dirección y derroche de fondos públicos. Nada más que el estandarte de que hay un timón pero cuyos contralores tienen que ser como la mujer del César, no sólo serlo, sino también demostrarlo al escrutinio de la sociedad, del periodismo, de los organismos de control.

 

Por tanto: ¡despresidencialicemos el Perú!

 

La idea no es nueva, hace más de cuarenta años, cuando por segunda vez se dejó participar en un comicio a Víctor Raúl Haya de la Torre, él propuso esta iniciativa, sin mayor éxito por cierto. Tal el fiasco que apenas ganó los comicios por una leve mayoría a su contendor Fernando Belaunde y el 18 de julio de 1962, los tanques relevaron del puesto a Manuel Prado, anularon las elecciones y Víctor Raúl no pudo seguir en aquella liza”.

 

¿Cómo recabar garantías de ecuanimidad proba y conocimiento a los candidatos? Propongo el Certificado de Imbecilidad Negativa, CIN y uno de los requisitos de calificación debiera ser que los pacientes suban escaleras y masquen chicle al mismo tiempo ¡sin rodar por las mismas o sufrir un ataque agudo de surmenage!

 

¿Quién se encarga de esos exámenes y de la emisión de los CINs? ¡No faltarán ofertas para tal cometido.

 

En otro trabajo, Seducción presidencial https://bit.ly/3T2PEjA , 6-3-2024, afirmamos:

 

"A menudo, con la fragilidad que surge de una criminal ignorancia, a veces adrede, se confunde poder con gobierno. El cuento del sistema democrático contribuye en no poco a esta falta de claridad porque se enmascara un comicio como la muestra feliz y sublime de la “expresión ciudadana”.

 

Cuando el hombre común y corriente debe escoger, lo hace entre ilustres desconocidos, no pocos payasos o conocidos demasiado viles y corruptos. Por tanto, la democracia no sólo no se renueva sino que vulgariza su contenido, lo empequeñece y torna cualquier cosa menos un ejercicio cívico de profilaxia social.

 

Nuestros esquemas productivos no se deciden en Perú. Los planifican y seleccionan poderes foráneos.

 

¿Poder? ¿cuál poder?

 

Las más de las veces, los que llegan al gobierno tan sólo administran la hacienda para los poderes. Detrás de un sillón con mando aparente, hay otros que cotizan nuestra moneda, nos definen como riesgo país, nos colocan como despensas gasíferas, energéticas, acuíferas o minerales de sus logísticas unipolares y que están tomando las previsiones contra el inevitable dragón chino que despertó con furia multitudinaria y procurando que América Latina sea un patio trasero funcional y engrilletado a Estados Unidos a través de TLCs, tratos bilaterales, Planes Colombia, etc." Y no hay nada de lo que debamos desdecirnos.

 

No obstante lo antedicho, el ciudadano común y corriente, para quien la presidencia o hasta el más mínimo y modesto empleo en la cosa pública está casi vedado de por vida si no pertenece a las pandillas electorales, la presidencia tiene ribetes mágicos.

 

Son miles los oficios, cartas, emails y documentos que llegan a diario a la oficina administrativa de cualquier presidente. La magia del cargo, el encanto seductor de una responsabilidad, es creación popular que atribuye virtudes resolutivas a quienes son simples administradores del poder que se maneja en alturas multinacionales y millonarias. Aquí se reparten las migajas”.

 

La epidemia del coqueluche presidencial forma parte, en cientos de añicos, de un placebo que cohonesta planes y designios entreguistas y a cargo de los genuinos mandones agazapados y detrás de los mascarones de proa, tontos útiles de toda boda, a condición que coman hasta empacharse y viajen como turistas por todo el mundo.