Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
6-2-2024
¿Se puede ser optimista en el Perú?
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La sola pregunta es atrevida porque el recuento simple de
ocurrencias nos sugiere que quien o quienes lo afirmen, simplemente ¡están
locos de remate!
No hay un día en que un par de ajustes de cuentas nos
sumerjan a lo más oprobioso del crimen. Y las víctimas son, indistintamente,
hombres o mujeres, jóvenes o mayores.
La estadística de robos, hurtos, asaltos violentos en todo
el Perú llaman a zafarrancho de combate y menudean los alaridos pidiendo que
entren los soldados a custodiar nuestras principales ciudades.
La idiotez se nota ipso facto: los soldados no están
entrenados para perseguir rateros o políticos delincuentes sino para obras de
apoyo e infraestructura y custodia de nuestras fronteras.
¿Se puede ser
optimista en el Perú?
Cuando uno se atrasa con algún banco, menudean las amenazas
de juicio, medidas cautelares de embargo y de poco sirven los sectoristas
malcriados y matones que no “reconocen” los depósitos que el cliente hace.
¡Peor aún!, sé de casos en que desalmados clonaron las
cuentas, compraron artefactos y toda clase de cosas, llenaron combustible y el
banco no admite que es error de ellos porque el cliente no usó nunca su tarjeta
de débito o crédito!
Cuando el banco y sus matones en juzgados, policía y
sectoristas reclaman, tienen la razón. El cliente esquilmado debe esperar que
se esclarezca su caso y, nadie sabe con exactitud, que le devuelvan su dinero
algún día.
En Surco conozco una tienda en la carretera al sur que vende
unas galletas ,Margarita, con 4 paquetes, a S/ 6 (seis soles). Un par de
kilómetros hacia Lima, en otras tiendas, las encontrará a S/ 4.30. ¿Qué, la
municipalidad no sabe de estos desmanes y robos descarados?
Cada municipio fija el monto de los arbitrios. En La Molina,
según me dijo una voz autorizada, acaban de subirlos al doble. Pregunté al
interlocutor furioso: ¿te han mejorado los servicios? La respuesta no dejó
lugar a dudas: ¡están cada vez peor!
Cuando se cobra desde el Estado (municipio), más por menos
¿no es un asalto al ciudadano que tiene que ver cómo consigue los recursos? Si
usted falla, hay cobranzas coactivas y los matones pueden ir a su casa para
asustarlo y eventualmente sacarle en forma de embargo lo que estos malhechores
consideren, garantice la deuda.
¿Se puede ser
optimista en el Perú?
Mirar el olimpo político nacional nos transporta, como por
arte de magia, a la sentina de un navío al garete. Mentirosos, faranduleros,
miopes, tartamudos e ignorantes, anti-virtudes, todas, que ostentan con brillo
insolente hombres y mujeres en la cosa pública.
Ir a contracorriente no es una mala práctica, sobre todo
cuando se aquilata bien que los fangos y desperdicios, no pueden ganar la
partida por construir una nación que antaño fuera fanal y centro geopolítico de
buena parte de Sudamérica.
¡Nos hemos olvidado de ese pasado cuyas huellas están a lo
largo y ancho de buena parte de nuestra actual Indoamérica! Entonces a retos
gigantescos, hombres y mujeres de vigor mayestático e invencible.
El peruano tiene el gravísimo problema que le han negado
conocer su historia, la real, no la alambicada por historiadores primos,
hermanos o descendientes de los traidores que se hicieron cuentos sobre su
falseada heroicidad.
Ante auditorio juvenil conté cómo Nicolás de Piérola, casi a
fines de 1881, en Lima y sin mando alguno, no tuvo mejor idea que solicitar
visado a su salida a Europa al jefe de la ocupación chilena en la capital:
Patricio Lynch.
¿Qué escribieron los historiadores? Muy poco, casi nada,
usaron una garrocha y eludieron el vergonzoso capítulo del huidizo enano
perinola?
La conducta errática, bobamente mesiánica, torpe y miserable
de Piérola facilitó que los días 13 y 15 de enero de 1881 y con miles de
muertos caídos en la fallida defensa de la capital, ésta se perdiera y abriera
las compuertas de una ocupación extranjera vergonzosa.
¿Cómo se llaman las principales avenidas de las ciudades,
TODAS, en nuestro país? ¿No llevan el nombre de este ruin aventurero que la
historia plástica, elogia y pone en un nivel del que carece absolutamente?
Sí creo que se puede ser optimista aunque se muera en el
intento. Introducirse en las tinieblas de la mediocridad para alumbrar los
caminos que recorrerá el hombre libre y porque es hora del abrazo generacional,
los que se van aportando su experiencia con los que vienen con su juventud
aguerrida y, sobre todo, limpia de polvo y paja.
Tiempo de construir un Perú libre, justo, culto y digno,
como anticipó Haya de la Torre en su mensaje del 28 de julio de 1978 ante la
Asamblea Constituyente.