Thursday, May 23, 2019

Educación: en búsqueda de modelo alternativo y genuinamente peruano


Educación: en búsqueda de modelo alternativo y genuinamente peruano
por Jesús Guzmán Gallardo; jeguzga@hotmail.com

23-5-2019

En el momento actual la educación sigue siendo cuestionada, pero nadie aporta un certero diagnóstico y una solución plasmada en una propuesta concreta, realista y novedosa. Todos los cambios son importados, copiados y mal interpretados y en el mejor de los casos plagado de buenas intenciones como el infierno del Dante.

A mi juicio, y el de muchos, sólo dos propuestas fueron alternativas, propiamente dichas, lamentablemente ninguna de las dos se desarrolló cabalmente, por el contrario se desecharon por los gobiernos de derecha que apuestan siempre al mercantilismo de la educación. Concretamente me refiero a la “escuela única” inscrita en el programa de gobierno del Partido Aprista en 1931 y la reforma de la educación establecida en el gobierno militar de Velasco Alvarado.

Nuestra educación es un conjunto de parches sin unidad de criterio, resultado del progresivo desmantelamiento de la educación pública para favorecer la educación privada que nadie controla y menos supervisa. Esto es parte del neoliberalismo implementado por Alberto Fujimori, con singular énfasis, en su implacable tarea, por encargo, de desmantelar el Estado. So pretexto de ampliar la cobertura que no podía, o más bien no quería hacer el Estado, se prostituyó la educación al extremo de no tener instalaciones adecuadas y considerar sueldos de hambre a los profesores titulados y con años de experiencia. Con criterios así los resultados tendrían que ser cada vez más pobres.

Las pruebas de Pisa le quitan el sueño a más de un gobernante profano en los asuntos educativos, a pesar que éstas se construyen con estándares educativos foráneos que aquí no existen ni remotamente; y que no se les ocurra plantear inmediatamente los exámenes anuales y homologados como sucede en el Reino Unido, porque el desastre sería mayor. En nuestro seno, existen pruebas limitadas y pésimamente copiadas sin conseguir respuestas útiles a pesar de los varios años que se implementan. No olvidar, cómo se suscriben, por ignorancia a las escuelas de Finlandia, Singapur, etc., más como anhelo publicitario que convicción o conocimiento.

En conclusión, la respuesta está en el estudio de nuestra realidad profunda y no en la palabrería rimbombante de los que fungen como expertos, cobrando sendas tarifas y que no motivan a ningún profesor ni propician ricos espacios de debate fértil, basta ya de traficar con cursos de actualización y congresos educativos que no sirven para nada. Es urgente dejar atrás modelos pedagógicos importados y fracasados en los lugares donde los crearon, como el constructivismo, y con nuestros pedagogos nativos ir en la búsqueda de un modelo alternativo y exclusivamente peruano.

Estas líneas pretenden provocar una discusión que nos permita entender lo que pasa en nuestra educación y, con la verdad, plantear soluciones que hagan que la pauta, en este campo, lo dicten los docentes que creen que el ritmo y el contenido educativo lo debe marcar la escuela pública y no la escuela privada, esta última debe someterse a la primera. La brecha de la desigualdad es cada vez más profunda con este tipo de políticas educativas.

Se debe empezar por escoger los ministros que provengan del trabajo diario en el aula y no de los burócratas que suman títulos como estampitas de fútbol y que agachan la cerviz para ascender en el ministerio, ni menos tomar como referentes a instituciones como el Banco Mundial que ahora pontifica sobre educación. La educación deben dirigirla sólo los peruanos, en todos los centros educativos públicos y privados educando para el Perú, para obtener auténticos ciudadanos peruanos. Despojémonos de esta alienación que no ha contribuido en nada más que al aumento de la desigualdad y la discriminación.

Hoy la educación es, por decir lo menos, muy caótica, donde los grupos fundamentalistas y fanáticos como el colectivo, “Con mis hijos no te metas”, entorpecen y retrasan el progreso hipotecados a financiamientos conservadores y como es en el colectivo de marras financiado por la supremacía blanca de Norteamérica, en resumen es volver a la edad de piedra. Como si fuera poco el Ministerio de Educación  claudica al renunciar a su obligación de  señalar la política educativa y formar comisiones extrañas que revisen los textos escolares y con integrantes que de educación saben tanto como yo de astrología. Ministros que se someten por miedo o ignorancia es mala señal para la educación y por ende para el gobierno. La religión y la política, es una pésima amalgama, repudiable como un ceviche con huevo frito.

Los textos escolares son de responsabilidad exclusiva del ministerio de Educación y deben perfeccionarse con el concurso de profesores expertos y no extraídos de esa avejentada institución llamada Consejo Nacional de educaciíon, ni tampoco con ONGs que lucran corruptamente en el ministerio.

Por lo tanto no necesitamos una reforma, necesitamos una revolución educativa que cambie sus estructuras obsoletas y orientada a los más pobres y marginados con profesores preparados, mejor tratados y bien remunerados.