Saturday, August 13, 2011

La ciudad como zona de miedo

La ciudad como zona de miedo

 
Por: Martha Meier M Q
Sábado 13 de Agosto del 2011

"La ciudad no tiene tamaño tiene grandeza", decía Marco Tulio Cicerón (106 a.C. 43 a.C.). Si así fuera, la Lima de hoy es menos que un piojo, un ácaro, vamos, una microscópica bacteria que aflige, causa dolor y espanta. La violencia, la desidia y la corrupción han convertido a la capital del Perú en una zona de miedo. El tema no es nuevo: sobre la inseguridad ciudadana han corrido ríos de tinta y no han faltado los opinantes de todo pelaje sin haberse alcanzado solución, ni siquiera la luz de una tímida luciérnaga al final del túnel.

Dos episodios recientes siguen generando titulares y nos han mostrado con crudeza dónde y en qué precariedad estamos sobreviviendo. En menos de una semana un prontuariado criminal de nombre Juver Vargas Crespo (que hasta donde se sabe debiera estar purgando cárcel) encabezó el grupo de hampones que le disparó a una niña de 9 años, Ariana, hija del congresista Renzo Reggiardo; y un subnormal al volante llamado Weimer Huamán Sánchez dejó en coma a Ivo Dutra, joven reportero gráfico del semanario "Hildebrandt en sus trece", quien murió anoche.

En ambos casos, detrás hay autoridades que avergüenzan y cuyos pergaminos morales –y cuentas bancarias– merecen ser investigados por el trato condescendiente brindado a estas amenazas públicas. En el caso del sujeto que atacó a la pequeña Ariana, está fichado por hurto, tráfico de drogas, microcomercialización y asociación ilícita para delinquir; en el 2006 fue condenado a prisión efectiva por robo agravado. ¿Quién aplicó los beneficios penitenciarios que le permitieron a esa amenaza andar libre para poner en jaque la seguridad y tranquilidad de los ciudadanos?

Es un hecho que a diario criminales avezados –liberados inexplicablemente– toman por asalto las calles, asesinan impunemente, disparan contra otros niños y niñas como Ariana, quien gracias a Dios hoy ya está recuperada. Ariana encarna lo que se padece en Lima. Otro tanto ocurrió con el caso de Ivo Dutra, donde no se produjo el milagro esperado. Cada día, es cierto, en los diferentes barrios de esta tres veces coronada villa, decenas de familias pierden trágicamente a uno de los suyos a manos de desequilibrados mentales, seres violentos y agresivos cuya arma mortal es el vehículo que conducen. Tal como Weimer Huamán Sánchez que cruzándose una luz roja arrolló al reportero Dutra. Se esperaría que el Huamán este estuviere procesado, inhabilitado, detenido. Soñemos, estamos en Lima, Perú, así que el chofer de marras –de transportes Orión–fue prontamente liberado por el fiscal provincial adjunto Víctor Ríos Candio, mientras que la fiscal Ana María Linares Zamora se negó a recibir el atestado sin ninguna explicación, según denuncia el semanario del periodista César Hildebrandt. ¿No valdría la pena, aunque sea por curiosidad, levantar el secreto bancario de este par, analizar sus transacciones financieras y sus propiedades?

La ciudad, es cierto, es el reflejo de sus habitantes, pero mientras unos tratan –tratamos– de construir ciudadanía, ser buenos vecinos, crecer moral y espiritualmente para contribuir con esa "grandeza" de la ciudad, de la que nos hablaba Cicerón –jurista, político, filósofo, escritor y orador romano– tenemos que convivir no solo con hampones sino con autoridades bastante proclives a que estos anden libres.

En el siglo X el filósofo musulmán Al Farabi definió la Ciudad Ideal como una sociedad ordenada en la que todos sus habitantes se ayudan para obtener la felicidad. En Lima más bien parece que las autoridades judiciales tratan de desordenar y fomentar no solo nuestra infelicidad sino nuestra intranquilidad. Al Farabi sostenía que la función era primordialmente educativa (tanto intelectual, espiritual como emocionalmente). Si pasara por Lima, difícilmente le reconocería la cualidad de ciudad.

Haya y la Constitución del 79

Por Daniel Parodi R.(*)

Ningún político peruano ha sido tan vilipendiado por sus virajes ideológicos como el líder y fundador del APRA, Víctor Raúl Haya de la Torre. Las principales acusaciones en su contra  denuncian la traición de sus postulados primigenios, el abandono de su izquierdismo original; el manejo de un doble discurso y las alianzas con sus enemigos tradicionales: Manuel Prado y Manuel Odría.
 
Me pregunto si todas estas imputaciones no parten de una premisa equivocada. Ya en 1928 –en El Antiimperialismo y el APRA– Haya deslindó con quienes llamaba "comunistas criollos", y a quienes  tildaba de dogmáticos por no adaptar el modelo marxista a la realidad latinoamericana. Sostuvo el joven Haya que había que entenderse con el imperialismo por la exigencia de contar con sus capitales para desarrollar a los países de A. Latina. Sin embargo, advirtió que había que hacerlo en condiciones de igualdad para lo cual era imprescindible conformar un bloque latinoamericano unido. Por último, en 1928 Haya incorporó en su teoría política el principio de la negación de la negación hegeliano, de lo cual desprendió el postulado de que no existen escenarios históricos permanentes y que había que adaptar la lucha antiimperialista a sus contextos temporales y espaciales específicos.         

Por ello parecen subjetivas tan enconadas críticas a los movimientos posicionales del APRA, cuando sus bases ideológicas los anticiparon como parte constitutiva de su praxis política. Además, debe considerarse que la institucionalidad democrática –defendida por Haya de la Torre como modelo político ideal– no fue una realidad en el largo siglo XX. Ello explica, tanto la sacrificada lucha de la militancia aprista por su conquista, como las negociaciones de su cúpula con Manuel Prado para legalizar el partido y, con ello, ampliar los márgenes de juego democrático en el Perú.  

Sin embargo, la ideología primigenia de Haya no lo explica todo. No explica, por ejemplo, su cuestionable alianza con Odría en 1963. Y no la explica porque en dicho contexto había terminado la persecución contra su partido y porque el eventual aliado fue su otrora cancerbero. Tampoco la explica porque la coalición APRA-UNO le cerró el paso al reformismo de Belaunde, al que se le opuso una despiadada oposición parlamentaria que propició el posterior golpe de Estado de Juan Velasco Alvarado en 1968. Haya, en este caso, le escupió al cielo y los apristas de hoy deberían reconocerlo, como deben reconocerse otros errores cometidos en tan larga y dilatada trayectoria.

Pero los tiempos cambian y hoy todos los caminos conducen a Haya de la Torre, por cuya Constitución –la de 1979– han jurado las principales autoridades del nuevo gobierno. Además, ahora se ejecuta en el Perú un proyecto de izquierda no marxista, abierta a la libre concurrencia económica, a la vez que sagaz en la negociación con el capital trasnacional; firme en la defensa de los intereses nacionales y sensible a la inclusión social. En esta ruta, también el anuncio presidencial de fortalecer los foros multilaterales de UNASUR y la CAN apunta hacia Víctor Raúl.  

Esta historia es más cíclica que lineal. En lugar del progreso continuo que plantearon los filósofos ilustrados del siglo XVIII, este relato parece subsumirse en el corsi e ricorsi de  Giambattista Vico. El pensador napolitano creía que el proceso histórico era pendular y que se balanceaba de un extremo al otro, a la vez que buscaba su equilibrio. Así, nuestro presente político parece retomar los postulados de Haya de la Torre en 1928 y los principios de la Constitución que firmara en 1979. Sin embargo, y de acuerdo con su propio pensamiento, es posible que la actual coyuntura ya esté incubando los gérmenes de su futura superación por otra diferente.  

(*)  Historiador. Dpto. de Humanidades de la PUCP.

¡Periodismo de duelo!: Fotógrafo Ivo Dutra falleció esta noche

Fotógrafo Ivo Dutra falleció esta noche

12 de agosto de 2011 | 11:47 p.m.
Redacción multimedia - web@epensa.com.pe
Lima -

El fotógrafo Ivo Dutra falleció esta noche luego de permanecer en cuidados intensivos en la Clínica San Felipe de Jesús.

Dutra , fotografo del semanario Hildrebrant en sus Trece, fue atropellado el último sábado, en el cruce de las avenidas Pershing y Gregorio Escobedo, por un joven chofer de la empresa de transporte urbano Orión.

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-Fotógrafo en cuidados intensivos, bus que estaba en carrera lo atropelló