Obsequios por el Centenario de la Independencia
por Wilfredo Pérez
Ruiz*; wperezruiz@hotmail.com
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16-4-2021
Quiero compartir un
recuento de los más representativos regalos a Lima con motivo de este magno
suceso, en momentos en que el Perú era gobernado por Augusto B. Leguía Salcedo
(1919-1930), a cuyo mandato denominó “Patria Nueva”. De esta forma, concluía el
período de la “República Aristocrática” (1895-1919).
Como se recuerda al
ganar las elecciones dio un golpe de Estado y anticipó su llegada al poder;
disolvió el Congreso de la República y convocó una Asamblea Nacional para
redactar una nueva Carta Magna (1920), inspirada en su afán de reelegirse en
1924 y 1929. El destino le reservó un final trágico: derrocado, encarcelado y
humillado falleció en 1932.
Según refiere
Carlota Casalino Sen en “Centenario-Las celebraciones de la Independencia
1921-1924” (2017) “este período destaca también por enmarcar cambios sociales
concretos. Aquí entran nuevos actores y nuevas formas de expresión social
urbana. Ejemplo de ello son los trabajadores asalariados o proletarios, un
grupo social nuevo formado tras la instalación de fábricas en varias zonas de
la ciudad a fines del siglo XIX. La universidad también experimenta una reforma
universitaria que educa a profesionales con nuevas inquietudes y compromisos”.
El régimen se
propuso proyectar una visión moderna y estética de la capital y se orientó a
ejecutar importantes obras públicas con el propósito de buscar integrar a todos
los sectores de la sociedad. En ese contexto, se pretendió presentar una nación
innovadora. Una muestra es la avenía Leguía -diseñada por el arquitecto Augusto
Benavides Diez Canseco e inaugurada el 28 de julio de 1921- que unió el centro
con el balneario de Miraflores; al producirse el golpe de Estado de Luis Miguel
Sánchez Cerro (1930), éste cambió su nombre por Arequipa, en alusión al
departamento en donde se originó su levantamiento.
Sobre las opulentas
galas de estos solemnes acontecimientos, Luis A. Sánchez en “Los burgueses”
(1983) asevera: “…El festejo fue grande. Llegaron delegaciones de una veintena
de países. Argentina envió al histórico regimiento de Granaderos de a caballo,
los Granaderos de San Martín, y a Monseñor Duprat, como Embajador Especial. El
escultor catalán Benlliure había forjado una imponente estatua del Libertador
San Martín, jinete en un hermoso caballo chileno, en la cumbre de los Andes. La
antigua estatua de San Martín, que estaba frente a la Estación del tranvía de
Chorrillos, fue trasladada a Barranco. Para colocar el nuevo monumento, el de
Benlliure, se abrió una nueva Plaza, la de San Martín, donde antes estaban el
Convento de San Juan de Dios y la Estación del Ferrocarril inglés”.
La inauguración de
la plaza y develación de la estatua a José de San Martín, al mediodía del 27 de
julio de 1921, fue uno de los más significativos actos. En Buenos Aires, a esa
hora, fábricas y barcos sonaban sus sirenas. El majestuoso desfile se inició
con el paso del gallardo Regimiento de Granaderos a Caballo “General San
Martín” enviados por Argentina. Desde las tribunas especiales flameaban las
banderas de ambos países.
Las más
representativas colonias de residentes extranjeros asentados en la “Ciudad de
los Reyes” favorecieron su embellecimiento al ofrecer emblemáticos obsequios.
Empecemos por referirnos al “Antiguo
Estadio Nacional”, edificado en los terrenos del Estadio Guadalupe
gestionados por Alfredo Benavides Diez Canseco, líder del deporte olímpico
internacional y capitán del equipo de football peruano que obtuvo el primer
triunfo contra la agrupación inglesa el 29 de julio de 1899. Jaime Pulgar Vidal
en “De goles y golpes” (2018) precisa: “…El 19 de julio de 1923, ante más de 20
000 espectadores, se inauguró en Lima el Estadio Nacional, donado por la
colonia inglesa en homenaje al primer centenario de la Independencia del Perú”.
Otro imponente
símbolo cultural de amistad es el “Museo
de Arte Italiano” -situado en el histórico Parque de la Exposición plasmado
por disposición del presidente José Balta y Montero (1868-1872)- conferido por
la italiana. De acuerdo a lo expuesto en “Parque de la Exposición - El jardín
de Lima” (2016) de Juan José Pacheco “la construcción de esta galería de arte
fue promovida por Gino Salocchi, importante banquero de origen italiano. La
selección de las obras artísticas estuvo a cargo de Mario Vanini Parenti, quien
logró reunir casi 200 obras, entre pinturas, esculturas y muebles. El
arquitecto Gaetano Moretti diseñó el edificio cuya fachada está decorada con
mosaicos realizados por Amadeo Mantellato, en los que representa a sabios y
artistas italianos”.
Asimismo, a su
interior se ubica el presente de la china: la “Fuente de las Tres Razas” -la blanca, la negra y la amarilla-
inaugurada en 1924. Su grandioso diseño de mármol blanco corresponde al
arquitecto Gaetano Moretti y se trabajó en el taller de Ettore Genovesi
(Italia). En la parte superior existe una efigie del escultor Valmore
Gemignani, que encarnan la fraternidad de las razas humanas; a los costados se
imponen dos alegorías representativas de los ríos Amazonas (Perú) y Amarillo
(China), confeccionadas en bronce por el artista Ettore Graziosi.
La española ofreció
el “Arco Morisco” -erigido en la
primera cuadra de la avenida Leguía- con una altura de 29 metros, cubierto con
más de diez mil azulejos de características moriscas y adornado con minaretes,
mosaicos y arabesco. Fue inaugurado en 1924 y demolido durante el gobierno de
Oscar R. Benavides Larrea (1933-1939). El 25 de noviembre de 2001 se inauguró
una réplica en el Parque de la Amistad “María Graña Ottone” de Santiago de
Surco, con la asistencia de los reyes de España, por iniciativa de su alcalde
Carlos Dargent Chamot.
Muy cerca está el “Monumento de El Estibador”, del
entallador Constantin Meunier, donada por la belga e instalada al comienzo de
la avenida Leguía en la Plaza Bélgica, donde también se halla la escultura del
poeta Mariano Melgar. Es una copia del original emplazado en el puerto de
Amberes y una de las principales creaciones del escultor Constantin Meunier.
De la misma manera,
en la berma central de las primeras cuadras de la mencionada vía se encuentra
el presente de los estadounidenses en 1924: la “Fuente de las Tres Figuras” -que ganó el primer premio del
Concurso de la Sociedad de Pintores y Escultores (1914)- hecha en bronce por la
escultora Gertrudis Vanderbilt Whitney. Está ubicada frente a la residencia del
embajador norteamericano y a la Plaza Washington.
El homenaje de la
colonia alemana fue la “Torre del Reloj”
producida por el arquitecto Friedrich Jordan Barkholtz e instalada en el Parque
Universitario en 1923. Cada hora daba sus campanadas de acuerdo a la hora
correspondiente y, además, la torre cuenta con un reloj Jungansh (antigua
manufactura de relojes germana levantada en 1861) que tocaba el himno nacional
a las 12 del mediodía. Las farolas del parque las confeccionó la empresa J.L.
Mott de New York (Estados Unidos).
La japonesa entregó
el “Monumento a Manco Cápac”, por
considerar al fundador del Tahuantinsuyo un personaje significativo para su
cultura y religión debido a su denominación de “Hijo del Sol” y, por lo tanto,
un referente coincidente entre ambos pueblos. Esta se encargó al grabador David
Lozano Lobatón; inicialmente se puso en la intersección de las arterias Grau y
Santa Teresa (hoy Manco Cápac) en 1926. Actualmente está en la plaza principal
del distrito de La Victoria.
Por su parte, la
francesa donó la “Estatua de la Libertad”, ubicada en la llamada Plazuela de la
Recoleta, conocida en nuestros días como Plaza Francia. Esta obra del escultor
René Bertrand-Boutée mide más de tres metros; pero, originalmente se había
planteado hacer una de más de siete metros que estaría en la Plaza de Armas de
Lima. Su entrega se celebró en 1926.
Al evocar nuestro aniversario
patrio tengamos presente, en estos instantes de adversidad e incertidumbre
ciudadana, las siempre vigentes expresiones del historiador republicano Jorge
Basadre Grohmann: “Quiénes únicamente se solazan con el pasado, ignoran que el
Perú, el verdadero Perú es todavía un problema. Quiénes caen en la amargura, en
el pesimismo, en el desencanto, ignoran que el Perú es aún una posibilidad.
Problema es, en efecto y por desgracia el Perú; pero también felizmente,
posibilidad”.
* Docente, comunicador y
consultor en protocolo, ceremonial, etiqueta social y relaciones públicas. http://wperezruiz.blogspot.com/