Friday, August 31, 2007

¿Degollina en Torre Tagle?

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
31-8-2007

¿Degollina en Torre Tagle?

Pocos días atrás, en documento enviado por fax, tomó conocimiento el
presidente de la CIDH en Washington de inminentes sucesos que habrían
de tener lugar en la Cancillería peruana. No sólo se los enuncia
inequívocamente:

"Más aún en el colmo de la audacia y de la desvergüenza se pretende
una vejación más, por el momento aparentemente detenida. Un nuevo cese
de funcionarios diplomáticos, apelándose a la reducción de las edades
para el retiro, proyecto que presentó el actual Presidente del
Congreso de la República. Con él se pretende perjudicar nuevamente a
algunos funcionarios, mientras a otros, los sinvergüenzas e inmorales
que fueron sindicados por la Comisión Especial de Alto Nivel, creada
por Resolución Ministerial No 0172-2002-RE, de 20 de febrero de 2002,
encargada de investigar el cese arbitrario y otros actos
inconstitucionales e ilegales cometidos en la década del
noventa, como "gestores, ejecutores y colaboradores del ilícito,
se les premia con importantes cargos en el extranjero."

Sino que sus aparentes fautores, son lo que se huelgan con frecuencia
de ser defensores de los derechos humanos y tienen aparatos mediáticos
con ese propósito creando o, más bien, fabricando imágenes que
pretenden barnizar de prohombres a indudables mediocres que nadie
entiende cómo son soportados en la Cancillería. No es que solamente,
como sostiene el autor de la larguísima carta al funcionario de la
CIDH, se atente contra el "querido y prestigioso Torre Tagle", así
llamadas por el embajador, por entendibles razones funcionales, pero
para el común de la ciudadanía, virtudes inexistentes o clandestinas,
sino que hay en ciernes, como él mismo sostiene, una razzia en camino,
una degollina, muy similar e infame como la ocurrida durante el
régimen delincuencial de Kenya Fujimori que también tendría el camino
mañoso de invitación "al retiro".

¿Qué dicen los mandamases, el titular, que de titular sólo tiene el
nombre, porque no manda nada, no ve nada, no entiende nada; el real
poder tras el trono cuyo único mérito consiste en haber pasado los 2
mts. de altura, mediocre entre los mediocres y autor de ningún libro o
producción intelectual de valía; o el embajador político, robusto y
gracioso que se desvive procurando demostrar en la OEA que en Perú se
vive una calma chicha y todo está sobre ruedas?

¿Se repite la historia? ¿se quiere tener una Cancillería llave en mano
y con los réprobos autores de mil y un trapacerías muy a salvo en las
embajadas en el exterior, como son los casos de Eduardo Ponce, Jorge
Voto-Bernales, Alfonso Rivero Monsalve, Jorge Valdez, acreditados
militantes del poder genuino que decide, guillotina, destroza y
trabaja como quintacolumna en contra del Perú y premiados por el
gobierno del señor Alan García Pérez?

¿A esta pandilla y socios coyunturales, ha entregado Perú la defensa
de sus límites marítimos, terrestres o aéreos o de cualquier índole?
¡Qué situación tan abominable frente a la que todos callan!

Leamos el siguiente documento:

Lima, 21 de agosto de 2007

Señor Doctor FLORENTIN MELÉNDEZ
Presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)
Organización de los Estados Americanos (OEA)
Washington D.C 2006 - 4499
Estados Unidos de América.
Faxes: (202) 458-3992 y (202) 458-6215

Ref: Caso 11.277
Eduardo Carrillo H. y Otros

Honorable Señor Presidente:

Me es grato dirigirme a usted para expresarte mi más atento saludo, al
tiempo que me permito adjuntar al presente un breve resumen sobre
nuestro antiguo caso, con el fin de lograr su generosa y pronta
atención.

Como es de su conocimiento, el caso 11.277 fue iniciado en el año 1993
por los diplomáticos peruanos Eduardo Carlos Carrillo Hernández,
Ministro en el SDP, Amalia Wahibe Mariátegui Succar, Ministra en el
SDP y Rodolfo Hugo Castro Valcárcel, Segundo Secretario en el SDP;
quienes fuimos cesados del Servicio Diplomático de la República el 29
de diciembre de 1992, en forma ilegal, injusta y arbitraria por el
autoritario y corrupto gobierno de Alberto Fujimori Fujimori, junto
con otros 114 colegas. No hubo fundamentación personal alguna para
dicho cese. Sólo difamaciones colectivas expresadas por el Primer
Mandatario.

Luego de interponer acciones de amparo o de garantía o tutela por la
violación de sus derechos constitucionales contra la estabilidad
laboral, el derecho de defensa y el honor, que duraron más de tres
años, Mariátegui Succar y Castro Valcárcel fueron al fin
reincorporados; algo que no ocurrió con Carrillo Hernández, que en ese
entonces desempeñaba el cargo de Sub Inspector General del Ministerio
de Relaciones Exteriores y llevaba a cabo junto con el Inspector
General una investigación que comprometía a importantes personajes de
la Institución, quien no sólo no fue reincorporado, sino que se le
volvió a cesar aplicándosele para ello una causal que legalmente no
era procedente. Debemos destacar que la Cancillería peruana, que ya
inicialmente había incurrido en la irregularidad de no resolver los
recursos de reconsideración interpuestos por sus funcionarios
afectados por el despido masivo, posteriormente mintió al Poder
Judicial alegando una falsa reincorporación del diplomático en
cuestión. La ansiada reincorporación al Servicio Diplomático de la
República recién fue posible para Carrillo Hernández-y la mayoría de
sus colegas, con el gobierno del Píesídente Alejandro Toledo Manrique,
el 09 de diciembre de 2001. Es decir 9 años después. Este caso fue
debidamente ilustrado por el prestigioso periodista César Hildebrandt
en su Programa de televisión "La Clave", cuyo video se encuentra en
poder de la Comisión Interamericana.

Los innumerables daños y perjuicios, tanto morales, de salud,
económicos y psicológicos ocasionados por la violación de nuestros
derechos humanos y constitucionales, durante estos largos e
interminables años a nosotros, a nuestros cónyuges y menores hijos y
por qué no decirlo, a nuestros padres y familiares cercanos fueron
motivo el 09 de junio del año 1993 de un severo Pronunciamiento
Institucional del Ilustre Colegio de Abogados de Lima, que sentenció
que las Acciones de Amparo de los tres funcionarios denunciantes se
encuentran justificadas en la Constitución Política del Estado y en la
Ley. Asimismo, la situación de Carrillo Hernández motivó el 25 de
octubre de 1999, un detallado Informe evacuado por la Comisión
Ejecutiva de Defensa de los Derechos Humanos del Ilustre Colegio de
Abogados de Lima, el que también fue remitido oportunamente a la
citada Comisión Interamericana.

A pesar que nuestros Derechos Humanos y Constitucionales, derechos que
fueron vulnerados por una corrupta dictadura cívico militar
fujimontesinista y que constituyen la materia de nuestra denuncia,
están garantizados por las leyes peruanas y por los pactos y convenios
internacionales que el Perú ha ratificado y que forman parte de su
legislación nacional, sin embargo, sólo el Gobierno del Presidente
Toledo Manrique- ei 22 de febrero de 2001, en la sede de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por intermedio de su
Ministro de Justicia, el doctor Diego García Sayán, contando con la
invalorable asistencia de nuestro Representante ante la Organización
de los Estados Americanos (OEA) en ese entonces, Embajador Manuel
Rodríguez Cuadros, tuvo el coraje necesario y el justo criterio de
considerar el Caso 11.277 como uno de los 165 casos en los cuales el
Estado peruano se comprometió a reconocer responsabilidad y a adoptar
medidas para restituir los derechos afectados y/o reparar el daño
causado.

Debe quedar como verdad meridiana, que una cosa es la reincorporación
que lograron unos antes que otros y que nos ha permitido continuar
nuestra abruptamente interrumpida carrera diplomática; en algún caso
como el del suscrito después de nueve años, con algunas promociones y
nombramientos al exterior; y otra, la reparación y moral que nos
corresponde por los severos daños ocasionados a nosotros y a nuestros
familiares más cercanos. Entre otros, complicaciones en la salud con
las atenciones médicas requeridas, el tener que emigrar al extranjero
con la familia para evitar represalias, con hijos menores en edad
escolar, contrayendo préstamos para afrontar nuestra precaria
situación económica, el sufragar costos de pasajes para venir al Perú
y hacer seguimiento de las acciones judiciales incoadas ante un Poder
Judicial cuestionado por la opinión pública, pagando además honorarios
de abogados y afrontando en general muchas penurias económicas y
malogrando nuestros promisorios Proyectos de vida. No resulta
admisible que después de todos estos atropellos y daños sufridos,
vuelvan en nuestros días acciones innobles y corruptas contra
nosotros, algunas hasta anecdóticas por lo torpe que son, léase
discriminación, ocultamiento de nombramientos; el aval ilegal de
anotaciones arbitrarias con desconocimiento de la persona afectada en
las Fojas de Servicios, etc. Más aún en el colmo de la audacia y de la
desvergüenza se pretende una vejación más, por el momento
aparentemente detenida. Un nuevo cese de funcionarios diplomáticos,
apelándose a la reducción de las edades para el retiro, proyecto que
presentó el actual Presidente del Congreso de la República. Con él se
pretende perjudicar nuevamente a algunos funcionarios, mientras a
otros, los sinvergüenzas e inmorales que fueron sindicados por la
Comisión Especial de Alto Nivel, creada por Resolución Ministerial No
0172-2002-RE, de 20 de febrero de 2002, encargada de investigar el
cese arbitrario y otros actos inconstitucionales e ilegales cometidos
en la década del noventa, como "gestores, ejecutores y
colaboradores del ilícito, se les premia con importantes cargos en el
extranjero.

Honorable Señor Presidente le ruego para una mejor ilustración
servirse revisar detenidamente las últimas comunicaciones nuestras,
cursadas a usted y al doctor Santiago Cantón, Director Ejecutivo de la
CIDH, de fechas 27 de diciembre de 2006 y 26 de abril, 22 de junio, 13
de julio, 01 de agosto y 15 de agosto de 2007.

Una vez más nos permitimos reiterar que los Derechos Humanos
constituyen la base de la Democracia y del Estado de Derecho y por la
tanto el actual Gobierno peruano no puede seguir eludiendo y
postergando con argucias y artimañas sus responsabilidades por los
hechos injustos, infamantes y vejatorios cometidos en 1992 por el
propio Estado con la complicidad de malos y corruptos funcionarios
diplomáticos, contra nosotros y nuestras familias. El Estado peruano
debe cumplir con los compromisos contraídos con la CIDH y proceder a
las respectivas reparaciones que nuestro caso amerita.

Que fácil resulta afirmar "Los Derechos Humanos son una Política de
Estado" y que difícil resulta, respaldar con hechos consecuentes y
transparentes la citada expresión. Qué lástima que en nuestro país
todavía siga pesando más la impunidad que la justicia. No se puede
permitirque un grupo corrupto de funcionarios diplomáticos,
oportunamente identificado; continué teniendo una situación de
privilegio en nuestro querido y prestigioso Torre Tagle.

Honorable señor Presidente, por el bien del Perú y por la imagen de
tan importante y respetada Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, que usted tan dignamente preside, exigimos que se nos haga
justicia de verdad y que no se dilaten más nuestras justas
reclamaciones. Acabemos con el mal ejemplo de impunidad e injusticia
que se da principalmente a nuestra juventud.

Muy atentamente,

Eduardo Carlos Carrillo Hernández
Con copia al señor Director Ejecutivo de la Comisión, doctor Santiago Cantón."

Wednesday, August 29, 2007

¿Y porqué no “tomatina” política?

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
29-8-2007

¿Y porqué no "tomatina" política?

Informa el cable que no menos de 40 mil idiotas ibéricos, con galos y
británicos, participaron en la "tomatina", "fiesta" que consiste en el
lanzamiento de tomates como proyectiles entre sí. Una diversión de
pueblos en que este alimento puede ser desperdiciado por toneladas que
van a la basura. La estupidez también es un asunto globalizado y una
irrebatible demostración de cuan abyecto puede ser el hombre con el
hombre. Homo hominus lupus.

En Perú donde nos embuten globalizaciones, los Parlamentos sacralizan
a ejecutivos quebrados y soplones para que hagan más negocios a costa
de la desgracia ajena; escenario en que se institucionaliza como
"tema de Estado" a un vulgar criminal y ladrón contumaz como Kenya
Inomoto Fujimori, sin cuyo pretexto no hay prensa, ni dólares y
tampoco pervivencia; ¿porqué no una "tomatina" –en forma de huevos,
desechos podridos, repudio público, rechazo generalizado- a políticos
inmorales, empresarios mamones del Estado, a "intelectuales" de
coyuntura, a periodistas al peso en todos los medios? Las leyes no
sirven porque siempre hay abogángsteres capaces de hacer leer todo lo
contrario de lo que dicen los códigos y jueces que meten a la cárcel a
inocentes y liberan culpables.

Es casi seguro que el fenómeno surreal de ver cómo ladrones se
apoderan de los puestos públicos, de contemplar de qué manera los
mediocres ocupan en 95% el Establo congresal, de sufrir el embate
presencial de cacos y estafadores conocidos así como de embajadores de
transnacionales en el gabinete, en empresas públicas, ocurre tan solo
en Perú con las características de impunidad escandalosa. Los grandes
pillos se hacen dar homenajes y "celebran" aniversarios, de cualquier
cosa o tipo, para tapar sus actos delincuenciales que la gran prensa
no denuncia ni evidencia y más bien oculta con excepciones mínimas.

No sólo políticos. Hay diplomáticos, militares, profesores,
científicos, profundamente pusilánimes que no se atreven a dar el paso
enorme de olvidar incoherencias sempiternas y trabajar por el Perú.
Periodistas venales hay que tasan hasta la más mínima coima en dólares
por decir lo que estos ordenan y establecen. Si se trata de, como años
atrás con Tambogrande, presentar a Majaz como bondad inmensa para los
lugareños sin, por supuesto, tomar en cuenta su opinión, lo hacen y
cobrando muy bien. El medio ambiente, la eliminación de especies,
campos y equilibrios ecológicos, importan un ardite. En cambio sí
tienen valor –y mucho- los billetes verdes. Y no otra cosa se puede
decir de esos famosos "internacionalistas, analistas, estrategas,
politólogos" que responden básica y únicamente a las bolsas que pagan
sus orientaciones que hoy podrían ser hacia el color negro, y mañana,
al blanco. Y nunca ponen en peligro, de ese modo avieso, sus libros,
investigaciones, talleres, fórums, viajes, casas, autos, diplomados y
homenajes.

¡Aquí no hay castigo para los sinverguenzas de cuello y corbata,
nombre fabricado a punta de mermelada y pasos milimétricos y, en
cambio, quien no tiene dinero se va a la cárcel y se da la ilógica
transitividad que los pobres pecadores pagan por los ricos fautores de
mil y un fechorías! ¿Ha visto o conoce a algún ministro, viceministro,
parlamentario, gerente de empresa pública, director de personal o
encargado de logística, en el calabozo, con sus bienes expropiados y
arrebatadas sus propiedades habidas de mala manera? Uno que otro
idiota sí que está tras las rejas. En muchos casos, en virtud de un
pacto muy bien concertado: ¡unos pocos años a la sombra para que nadie
cuestione luego, los millones escondidos en bancos de ultramar y a
nombre de terceras, cuartas o quintas personas! ¿No, Joy Way?

El día que los peruanos comprendan, de una buena vez, la ineficacia
monumental de sus leyes pseudo-castigadoras y de la pusilanimidad
feminoide congénita que inunda a todo aquel que llega a la cosa
pública (porque malograría "negocios", muchos, dicen), tendrá que
arribar a la inevitable conclusión que debe actuar rápido. Y el
repudio público, el escupitajo a los indignos, el dicterio justiciero
a los ladrones, será un buen indicio de la reconstrucción patriótica.
Pero eso lo pueden hacer grupos o partidos políticos premunidos de
idea y doctrina, disciplina y acción. En Perú no hay esa clase de
organizaciones. Sólo hay clubes electorales o pandillas logreras y
hueleguisos del aparato del Estado.

¿Y porqué no "tomatina" política?

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

Lea www.redvoltaire.net
hcmujica.blogspot.com
Skype: hmujica

Perú-Chile: un poco de historia

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
14-5-2004

Perú-Chile: un poco de historia

Ha dicho el presidente de Chile, Ricardo Lagos, que "Así es, Perú se
opone. Yo creo que la opinión pública boliviana no lo sabe. Y no estoy
criticando a los amigos peruanos, estoy constatando un hecho de la
historia". ¿A qué se refiere el mandatario sureño?: a la anhelada
salida al mar de Bolivia.

El 3 de junio de 1929, es decir, hace casi 75 años, Perú y Chile
firmaron el Tratado y Protocolo Complementario para resolver la
cuestión de Tacna y Arica. En el artículo primero del Protocolo se
dice: "Los Gobiernos del Perú y de Chile no podrán, sin previo acuerdo
entre ellos, ceder a una tercera potencia la totalidad o parte de los
territorios que, en conformidad con el Tratado de esta misma fecha
quedan bajo sus respectivas soberanías, ni podrán sin ese requisito,
construir, a través de ellos, nuevas líneas férreas internacionales."

Quiere decir que cualquier decisión sobre un milímetro de Arica tendrá
que ser con previo acuerdo sobre los términos, alcances, duración y
formas en que esta eventualidad pudiera tener ocurrencia. No es que
Chile presente al Perú decisiones tomadas con terceros países, sino
que un trato antelado, enhebrado en sinergia tiene que incluir la
decisión soberana de ambos países: Perú y Chile, ningún otro. Por
tanto, desde 1929, nada ha ocurrido sin que nuestros países hayan dado
su consentimiento o negativa expresos.

Para el ilustre diplomático e historiador, Félix C. Calderón, en su
obra El Tratado de 1929: La otra historia, refiriéndose a las
modalidades de servidumbre en el artículo 1º del Protocolo, escribe:
"Cómo puede apreciarse, ella consiste en la autolimitación que ambos
países se han impuesto respecto a la suerte de Tacna y Arica, después
de la entrada en vigor del Tratado de 1929" (p.290).

Es más, precisa Calderón que "De origen chileno e incluida a
insistencia de ese país (el artículo 1º del Protocolo), lo que se
persiguió con esa cláusula fue frustrar cualquier eventual arreglo
peruano-boliviano en detrimento de Arica. Stricto sensu, esta
limitación debió haberse aplicado solamente a Chile, como resultado de
la cesión territorial de Arica que hizo el Perú. Lo curioso del caso
es que habría sido la libre disponibilidad del Perú sobre Tacna, sobre
todo en lo que se refiere a la construcción de una nueva vía férrea
hacia La Paz, lo que habría querido restringir Chile. Y para ello no
se le ocurrió nada mejor a la Cancillería de La Moneda que recurrir al
texto del artículo sexto del Tratado boliviano-chileno de 10 de agosto
de 1866, tal como lo recordara Culbertson" (p. 290, op. cit).

Estoy seguro, ya que ha citado la historia, que el presidente Lagos
necesita leer el libro del doctor Calderón que hasta puede ser
autografiado si así lo facilita la embajada peruana en Santiago y con
una simple gestión de índole editorial.

En la p. 237 de Posición Internacional del Perú, Alberto Ulloa
Sotomayor, sostiene: "Resuelta la cuestión de Tacna y Arica sin la
participación de Bolivia, el interés y juego de Chile son y tienen que
ser claros en el sentido de orientar hacia el Perú la aspiración
portuaria boliviana. Satisfacerla a costa nuestra significaría vencer
y debilitar nuevamente al Perú, émulo permanente de Chile en el Sur
del Pacífico; crear una separación abismal entre el Perú y Bolivia por
un tiempo cuya extensión estaría en razón directa de tan monstruosa
injusticia; crearle al Perú un nuevo competidor político y económico,
en mejores condiciones geográficas y necesariamente subordinado o
sometido a Chile, ya que no podría ser amigo el Perú y ya que
necesitaría apoyar en una amistad con aquél la garantía de continuidad
en una posesión írrita de la que el Perú haría todos los esfuerzos
posibles por expulsarla".

El integérrimo patriota Alfonso Benavides Correa afirma en su libro
Por la patria libre y la justicia social, en la p. 64: "Chile se luce
muy generoso con el territorio de Arica, que fue exclusivamente
peruano hasta el 3 de junio de 1929 en que el Perú se la cedió a Chile
con reservas de dominio, pero se cuida de no hacerle ningún
ofrecimiento por los territorios que a Bolivia le pertenecieron hasta
el 20 de octubre de 1904 en que, de sur a norte, Bolivia tuvo como
puertos propios Antofagasta, Mejillones, Cobija y Tocopilla. ....Chile
no le ofrece a Bolivia ninguno de estos puertos porque desde 1879, le
ofreció Tacna y Arica a Bolivia, o únicamente Arica o una fracción de
Arica, que no pertenecía a Bolivia sino al Perú que se proyectaba
desmembrar, como canje por Atacama que Chile le sustrajo a Bolivia y
como póliza de seguro de Tarapacá que Chile le arrebató al Perú".

Ha hecho bien la Cancillería del Perú en recordar que hay un tratado,
el del 3 de junio de 1929, que rige los límites entre Perú y Chile y
el trato especial que hay sobre Arica. Si Torre Tagle comprende bien
su misión, es hora de recordar in extenso y urbi et orbi, a los
ciudadanos del Perú, qué fue y cómo se gestó un Tratado que puso fin a
la infausta guerra de invasión de Chile al Perú. Más aún, la ocasión
es inmejorable para que los escolares, universitarios, políticos y
líderes en general, entiendan qué es un país, cómo se defiende a la
patria que no puede venderse, concesionarse o regalarse como pregonan
irresponsables y traidores.

La invocación que de la historia ha hecho el presidente chileno es muy
pertinente. Todos tienen que aprender de ella y, en primera fila, el
mandatario del sur, quien, sin duda alguna, ha "olvidado" detalles que
su país puso en blanco y negro el 3 de junio de 1929.

En ocasión de celebrarse en pocas semanas más el 75 aniversario del
Tratado de aquella fecha, inclinemos con respeto nuestras miradas en
recuerdo de los héroes que murieron por la patria, por aquellos que
ofrendaron sin dobleces ni hipocresías su sangre y alma por el Perú.

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

Lea www.redvoltaire.net

Tuesday, August 28, 2007

Tacna Ciudad Heroica: ¡luchó por la Patria!

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
28-8-2007

Tacna Ciudad Heroica: ¡luchó por la Patria!

En el meticuloso libro La chilenización de Tacna y Arica, 1883-1929,
de Raúl Palacios Rodríguez, se encuentran detalles interesantes sobre
aquella álgida etapa. Lo que estudia el historiador da cuenta vibrante
del heroísmo de esas poblaciones cautivas. El 3 de junio de 1929, el
Tratado y su Protocolo Complementario, definieron la dolorosa pérdida
de Arica y el retorno de Tacna al Perú. Un día como hoy, ese mismo
año, la Ciudad Heroica volvió al regazo patrio. Los peruanos, y así se
estipula en el Tratado tienen derechos de soberanía restringida,
servidumbres, irrenunciables en Arica. En homenaje a la valentía de
aquellos, en efemérides de enorme simbolismo, se publican los
testimonios que con denodado detalle compiló el autor mencionando las
fuentes chilenas que emitieron estos duros conceptos.

¡Viva Tacna Ciudad Heroica!
..................................................................

-Rafael Vial: 1889

"La tropa de línea, los empleados de orden político, los de correo,
los de aduana, del resguardo, de la gendarmería y de la administración
de justicia cuestan a Chile más en Arica y Tacna que todo lo que
percibe por contribuciones directas, indirectas y municipales. No baja
de 500,000 pesos por año lo que allí pierde Chile por el desequilibrio
entre los ingresos y los gastos. Para adquirir la propiedad de esos
departamentos, en el caso de que el plebiscito nos fuera favorable, lo
que sin cometer abusos considero imposible, tendríamos que pagar diez
millones.

Todo lo que a la lijera enumero tiene para Chile infinitamente más
importancia que las querellas de Arica y Tacna, y sin embargo, la
acción del Gobierno se aparta de donde debía encontrarse, y se
inmiscúa demasiado en lo que ofrece peligros y dificultades: su
política es aventurera. Seamos lo que siempre fuimos, honrados, y
devolvámosle al Perú lo que de él recibimos en prenda pretoria. Otra
manera de proceder es indigna de Chile. 82 (En: El Independiente,
Santiago, 18 de diciembre de 1889. Fue reproducido íntegramente por El
Comercio de Lima en su edición de 7 de enero de 1880. Hemos tomado los
párrafos más importantes.)

-El Chileno, diario de Santiago: 1902

"....Esa campaña de prensa en Tacna, en que se nos sacrificó
inútilmente a Rodríguez Mendoza, no nos trajo un sólo prosélito, y
sólo ha probado lo que no necesitaba demostración alguna: que los
peruanos no son chilenos y que los chilenos no somos peruanos". 83 (El
tal Rodríguez Mendoza como recordamos (véase nota No. 75 de la Segunda
Parte) fue uno de los más sobresalientes periodistas del diario
chilenizador El Pacífico).

-La Unión, matutino de Valparaíso: 1902

Por chilenización no se puede entender sino el trabajo apropiado y
eficaz para atraer las simpatías de los peruanos que residen en esas
provincias, a fin de que convencidos que la administración chilena es
mejor y más progresista que la peruana, den su voto en favor de la
soberanía chilena, cuando se efectúe el plebiscito que decida el
dominio y propiedad de esas provincias. Enderezados a este fin, ha
hecho muchos esfuerzos el Gobierno chileno en años anteriores y
siempre los resultados han sido negativos. Durante los primeros diez
años de ocupación, hubo allí administraciones discretas, inteligentes,
sagaces, que mejoraron e hicieron progresar notablemente esas
provincias, ya en la administración de justicia, ya en el servicio de
policía, ya en otras ramas administrativas, hasta en la construcción
de edificios; y sin embargo no se obtenía el objeto que se perseguía:
los peruanos aprovechaban de todos estos beneficios y progresos... y
seguían siendo tan peruanos como antes". 84 (El subrayado es nuestro).

-El mismo diario La Unión: 1902

"Una generación se ha sustituido a otra en la Alsacia y Lorena y, a
pesar de esto y a pesar del talento y discreción de los políticos
alemanes todavía el sentimiento francés anima a esas provincias. Y
nosotros creemos que con unas cuantas casas y edificios, con la
presencia de una Corte, con la presencia de algunos periodistas y de
algunas autoridades chilenas podemos chilenizar a Tacna y Arica, donde
el sentimiento peruano se mantiene en tensión continua y es hoy mucho
más vivo y ardoroso que antes.

Hemos visto agotarse los medios pacíficos y empeorar más la situación,
hasta llegar al estado de guerra sin fusiles, que estamos presenciando
y ahora no sólo creemos en la chilenización, sino que se aconsejan los
medios violentos: se cree alcanzar a palos la simpatía que no se ha
doblado a los beneficios. Parece que ya hay tiempo de sobra para
desengañarnos, para conocer que en todas estas tentativas de
chilenización, lo único que se chileniza es el dinero del Fisco, y
hasta se le peruaniza, puesto que los gastos se convierten en mejoras
de ciudades que al fin, pueden pasar al poder del Perú, sin beneficio
alguno para nosotros". 85 (Fue muy común, entre peruanos y chilenos,
comparar a Tacna y Arica con las antiguas provincias francesas de
Alsacia y Lorena, por mucho tiempo en poder de Alemania).

-Reportaje hecho por el mismo diario: 1911

P. Mucho se ha hablado de la situación de Chile en Tacna.

R. Sí, mucho se ha dicho, pero todo está muy lejos de ser la realidad,
pues, todo lo que los diarios de Santiago han dado a conocer al país,
no es más que un espejismo: la realidad de las cosas está,
desgraciadamente, muy lejos.....

P. Pero, ¿cómo puede ser, cuando en una de las entrevistas con el
Intendente de Tacna, señor Lira, esta caballero ha dicho que la
chilenización está casi terminada...?

R. Todo eso que se ha dicho, es sencillamente un bluff y para
probarles mi aseveración voy a hacerles saber lo siguiente: según el
último censo que se ha hecho resulta que hay un chileno para cinco
peruanos.

P. ¿Y qué hacen los chilenizadores?

R. Para que ustedes no se extrañen lo que les estoy diciendo, voy a
darles algunos datos concretos. Hoy en día, la comisión chilenizadora,
visibles para los chilenos de Tacna, la forman dos personas: don
Anselmo Blanlot Holley y el secretario, que es a la vez director del
diario "El Pacífico" de Tacna.

El presidente gana diez mil pesos anuales y el secretario seis mil.
Hasta hoy día, lo único que se ha hecho, ha sido el levantamiento de
un censo útil para el caso de verificarse el plebiscito, censo el
cual, para los que estamos allá y sabemos la realidad de las cosas, no
ha podido menos que causarnos cierto malestar, pues en él se ha
bluffeado a nuestro gobierno, puesto que se ha incluido en los
registros a muchos extranjeros con ideas manifiestamente diversas a
nuestra causa". 86 (Reportaje hecho por el mencionado diario a un
caballero chileno residente en Tacna y de paso por el puerto de
Valparaíso. Fue reproducido por El Morro de Arica en su edición de 28
de marzo de 1911).

-El Mercurio, de Valparaíso: 1911

"La única chilenización posible es llevar chilenos que compren sus
tierras, naturalmente sin forzar a los peruanos.

Pensar convertir a un peruano haciéndolo chileno, me parece absurdo.
El amor a la patria es algo que no cambia en los seres nobles". 87
(Entrevista publicada por dicho periódico el 18 de enero de 1911 con
el título "Impresiones de un joven y competente funcionario del ramo
de instrucción pública". Fue reproducido por El Morro de Arica el 24
de enero de 1911.

-Carlos Vicuña Fuentes: 1921

"¿Hay todavía quién crea de buena fe que tenemos razón para quedarnos
con Tacna y Arica, aún violando miserablemente un tratado
internacional? ¿O es tan simple esta gente que nos gobierna que no se
ha dado cuenta de que la opinión del mundo entero nos es adversa, y
aún hostil, pues este problema es la única sombra negra en la armonía
de América Latina? (p. 242)

Tacna y Arica no son chilenas por capítulo alguno: son peruanas.
Pertenecen al Perú por la historia, la geografía y la tradición; le
pertenecen también por los intereses y le pertenecen jurídicamente por
el pacto de Ancón (p. 320). Los sentimientos que aconsejan hoy día a
Chile la retención de Tacna y Arica son sólo la codicia y el orgullo,
pasiones egoístas y mezquinas. No el honor de la patria, ni el amor a
esas poblaciones, que nos odian, no el respeto a las instituciones o
tradiciones, no la bondad por los débiles, nos inspiran; sólo la
codicia y el orgullo; codicia equivocada y orgullo extraviado y
estéril. En cambio, el Perú aspira a la reintegración de Tacna y Arica
por sentimientos generosos: por honor patrio, ya que siempre se ha
mirado como deshonra que la bandera extranjera flamee en nuestro
suelo; por amor a sus compatriotas que gimen tiranizados en Tacna por
el despotismo chileno; por respeto a sus tradiciones, pues muchos
héroes de su Independencia son oriundos de esa tierra; y por impulso
de bondad que los pone en la necesidad de proteger a los peruanos
asediados y vejados por la administración chilena. (p. 321).

Este es el deber de Chile: convencerse primero de que su conducta con
el Perú es pérfida, injusta y egoísta, reparar noblemente los errores
cometidos y seguir incansablemente la senda del ideal. (p. 323).

Chilenización secreta, corruptora y dispendiosa, espionaje,
propaganda, obras públicas, diplomacia especial, ejército, marina,
movilización admirables, vacían y vacían millones que nadie puede
contar ni calcular (p. 325) 88 Vicuña Fuentes, Carlos, La libertad de
opinar y el problema de Tacna y Arica, Santiago de Chile, Imprenta,
Litografía y Encuadernación. Selecta 1921.

Monday, August 27, 2007

¡La ignorancia es muy atrevida!

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
27-8-2007

¡La ignorancia es muy atrevida!

¿Qué consigue un país cuando presta oídos a las atrevidas ignorancias
de supuestos especialistas que hablan con ciencia a medias, sin
diferenciar un celular de un piano de cola o un tratado de límites con
un menú de restaurante, y propagan confusión, "desconcierto" y ofician
de colaboracionistas hacia intereses foráneos de manera gratuita o
pagada? La respuesta es inequívoca: desmoralización y debilitamiento
de la sagrada defensa de los límites del Perú.

Dijo en declaraciones al diario La Primera, el contralmirante Jorge
Brousset que él consideraba "saludable" que Chile "consultara" al Perú
sobre una salida de Bolivia al mar por Arica. ¿Sabrá o estará enterado
este señor lo que dice y preceptúa el Artículo 1 del Protocolo
Complementario del Tratado de Lima del 3 de junio de 1929? Si lo sabe,
se hizo el bobo porque ha dicho barbaridades contra su espíritu y
letra. Y si no lo sabe ¿por causa de qué no se dedica mejor a
calafatear barcos?

Dice el Artículo 1:

"Los Gobiernos del Perú y de Chile no podrán, sin previo acuerdo entre
ellos, ceder a una tercera potencia la totalidad o parte de los
territorios que, en conformidad con el Tratado de esta misma fecha
quedan bajo sus respectivas soberanías, ni podrán sin ese requisito,
construir, a través de ellos, nuevas líneas férreas internacionales."

Por tanto, no hay consulta posible de ninguna especie, ni "saludable"
como dice el ignaro de marras o autoreputado especialista en asuntos
limítrofes y tampoco concesiones a Bolivia como ha dicho, con
impresionante torpeza, el primer ministro Jorge del Castillo.

Acuerdo significa concordancia, igualdad en el trato y consenso
respecto de una decisión tan importante como la cesión territorial a
cualquier tercera potencia. Desconocer esto constituye simplemente
¡traición a la patria! Y cierto pícaro, que en 1999, cuando se mal
discutían asuntos pendientes de 1929 con Chile, se hizo de la vista
gorda y dejó pasar el paquete de "acuerdos" que tuvieron entre sus
fautores nada menos que al traidorzuelo barato Fabián Novak Talavera.
¿No fue así señor Brousset?

Ha escrito en su extraordinaria obra La otra historia. El tratado de
1929, el embajador Félix C. Calderón:

"(iii) Prohibición de ceder territorio

Esta es la primera de las servidumbres que los tratadistas suelen
denominar como servidumbre negativa, por entrañar un in non faciendo
de parte del Estado territorial. Claro que en el presente caso este in
non faciendo se aplicaría, al mismo tiempo, a Chile y al Perú por
estar Arica y Tacna involucradas en el mismo pie de igualdad.

Esta modalidad de servidumbre se encuentra estipulada en la primera
parte del artículo primero del Protocolo Complementario que a la letra
dice: "Los Gobiernos de Perú y Chile, no podrán, sin previo acuerdo
entre ellos, ceder a una tercera potencia la totalidad o parte de los
territorios que, en conformidad al tratado de esta misma fecha, quedan
bajo sus respectivas soberanías...". Como puede apreciarse, ella
consiste en la autolimitación que ambos países se han impuesto
respecto a la suerte de Tacna y Arica, después de la entrada en vigor
del Tratado de 1929.

De origen chileno e incluida la insistencia de este país, lo que se
persiguió con esa cláusula fue frustrar cualquier eventual arreglo
peruano-boliviano en detrimento de Arica. Stricto sensu, esta
limitación debió haberse aplicado solamente a Chile, como resultado de
la cesión territorial de Arica que hizo el Perú. Lo curioso del caso
es que habría sido la libre disponibilidad del Perú sobre Tacna, sobre
todo en lo que se refiere a la construcción de una nueva vía férrea
hacia La Paz, lo que habría querido restringir Chile. Y para ello no
se le ocurrió nada mejor a la Cancillería de La Moneda que recurrir al
texto del artículo sexto del Tratado Boliviano-chileno de 10 de agosto
de 1866, tal como lo recordara Culbertson". (Calderón, ob. cit, pp.
289-290).

El puerto natural e histórico de Tacna, ayer y hoy, fue siempre Arica.
Luego de los sucesos de 1879 y 1883 y el incumplimiento reiterado,
abusivo de Chile, se arribó a 1929 y en junio a su Tratado y Protocolo
Complementario que en su Artículo 5to dice:

"Para el servicio del Perú el Gobierno de Chile construirá a su costo,
dentro de los mil quinientos setenta y cinco metros de la bahía de
Arica, un malecón de atraque para vapores de calado, un edificio para
la agencia aduanera peruana y una estación terminal para el
Ferrocarril a Tacna, establecimiento y zonas donde el comercio de
tránsito del Perú gozará de la independencia propia del más amplio
puerto libre."

Es decir, escribe Félix C. Calderón, "...Chile debía conceder al Perú
establecimientos y zonas para el cumplimiento de un fin expreso: el
disfrute amplio de puerto libre del comercio de tránsito del o al
Perú". (p. 292)

Revela Calderón en su enjundiosa y esclarecedora obra: "Como se sabe,
sólo fue posible concluir el Tratado de 1929, una vez que el Perú tuvo
que renunciar a su justa aspiración de tener un puerto al sur de la
Concordia a cambio de un acceso portuario con las características de
puerto libre en Arica. Es más, para convencer al presidente Leguía, la
propia Cancillería de La Moneda propuso, originalmente, al final de la
tercera etapa de la negociación, la "absoluta independencia, dentro
del más amplio puerto libre para el Perú". (p. 293).

¡No hay fórmula, hasta para el más desavisado lector, de divorciar dos
ciudades que, como Arica y Tacna, habían nacido bajo el imperio de la
jurisdicción peruana y que sólo por la brutalidad invasora debieron
ser separadas manu militare! ¡Es imposible, por tanto, colocar
corredores, improvisar apuradas e irreflexivas "soluciones" para
terceros, cuando eso significa simple y llanamente asesinar Tacna que
carece de puerto por acción de guerra y lo que obligó al propio país
invasor a plantear una solución de servidumbre, soberanía restringida,
del Perú en Arica, tema aún pendiente en detalles importantes que
fueron traidoramente contemplados en noviembre de 1999 como ya se ha
dicho en otra parte!

Perú debe apoyar la salida al mar de Bolivia por los puertos que
fueron del país hermano altiplánico hasta 1879 y que le fueron
arrebatados por Chile: Tocopilla, Cobija, Mejillones y Antofagasta.
Sobre Arica no tiene Bolivia derechos de ninguna especie o históricos
cuanto que allí sólo se derramó sangre peruana y chilena y Perú se vio
arrastrado a una guerra en virtud de un tratado ocioso que no reportó
sino desgracias y mutilaciones territoriales a la nación.

Sobre el artículo mencionado, Félix C. Calderón, abunda:

"La redacción del artículo quinto, de origen chileno, está hecha de
tal manera que la finalidad, el telos, ha sido puesto al final del
mismo, siendo lo complementario lo que figura en las tres primeras
líneas. Por lo tanto, su lectura correcta debería hacerse, en sentido
estricto, al revés. En efecto, la raison d'etre de ese artículo, es
garantizar una salida portuaria, libremente operacional, de Tacna al
Pacífico. De donde se sigue que los establecimientos y zonas
concedidos y construidos por Chile en beneficio del Perú sólo tienen
sentido en la medida que propendan a la consecución de esa finalidad.

Dicho en otros términos, si se quiere leer el artículo quinto
respetando el espíritu del mismo, debería empezarse por subrayar lo
fundamental, vale decir el otorgamiento al Perú en el puerto de Arica,
con relación a su comercio de tránsito, de la independencia propia del
más amplio puerto libre, y para cuya finalidad Chile está obligado a
conceder al Perú y a su costo los establecimientos y zonas necesarios.
Por consiguiente, si esa finalidad no ha sido todavía alcanzada (una
condición fundamental para la conclusión del tratado), entonces tiene
que concluirse que Chile continuaba hasta diciembre de 1998
incumpliendo las obligaciones que contrajo en virtud del artículo
quinto. No había otra fórmula de interpretar este numeral, salvo que
se quiera marchar a contracorriente de la lógica que lo inspira,
fuertemente enraizada en la historia de la negociación del Tratado de
1929". p. 294.

Pero, y esto es imprescindible denunciarlo como lo hizo su autor, el
ilustre patriota Alfonso Benavides Correa, en: Acta de Ejecución viola
el Tratado con Chile de 1929 y No obliga al Perú:

"El 13 de noviembre de 1999 los ministros de Relaciones Exteriores del
Perú y Chile suscribieron la llamada "Acta de Ejecución" de las
obligaciones establecidas en el Artículo Quinto del Tratado del 3 de
junio de 1929 y Segundo de su Protocolo Complementario.

En el punto 1 de dicha Acta se expresa textualmente lo siguiente: "En
ejecución de lo dispuesto en el Artículo quinto del Tratado de Lima
del 3 de junio de 1929, la República de Chile ha construido a su
costo, y pone al servicio de la República del Perú dentro de los mil
quinientos setenta y cinco metros de la bahía de Arica, un malecón de
atraque para vapores de calado, un edificio para la agencia aduanera
peruana y una estación terminal para el ferrocarril a Tacna, cuyos
linderos están claramente definidos en el plano anexo, habiendo sido
aprobada por el Perú la ubicación y posterior construcción de estas
obras mediante Notas Diplomáticas intercambiadas entre los años 1965 y
1986".

Esto es absolutamente inexacto.

Dentro de los mil quinientos setenta y cinco metros (1,575 m.) de la
Bahía de Arica –a que con indubitable precisión se refiere el Artículo
quinto del Tratado de 1929- no se encuentra ninguna de las obras que,
a su costo, Chile debió construir para el Perú:

-La antigua Estación Terminal del Ferrocarril de Tacna a Arica se
encuentra dentro de la Bahía de Arica pero la nueva Estación se halla
fuera de ella.

-Lo propio ocurre con el nuevo edificio para la Agencia Aduanera
Peruana que también se encuentra fuera de la Bahía de Arica y no
dentro.

-El Muelle que Chile le entrega al Perú es un Borde de Atraque al lado
exterior del Puerto, así llamado para diferenciarlo del lado ulterior
del Puerto; y, por tanto, no es el Malecón de Atraque para vapores de
calado, dentro de los 1,575 m. de la Bahía de Arica, que ordena el
Artículo quinto del Tratado.

Lo precedente significa lo que en derecho se llama "novación", esto es
la sustitución de una obligación por otra en la que la nueva
obligación, con prestación distinta, es incompatible con la anterior o
primitiva.

Por esta "novación" el Perú –mediante írritas Notas Diplomáticas que
no pueden desconocer que la fe debida a los tratados debe ser sagrada
e inviolable- el Perú es expulsado de los 1,575 m. de la Bahía de
Arica dentro de la cual, según el Tratado de 1929, tiene derecho al
libre tránsito de personas, mercaderías y armamentos con la
independencia del más amplio puerto libre.

Esto afecta gravemente los derechos de soberanía del Perú al hacerse
escarnio de las "servidumbres perpetuas" que consagra a su favor el
Tratado.

La doctrina internacional es uniforme al establecer que las
"servidumbres" internacionales son las restricciones excepcionales de
la soberanía territorial del Estado convenidas por tratado y, en
virtud de las cuales, la totalidad o una parte del territorio han de
servir a perpetuidad a cierto fin o al interés de otra nación.

Lo precedente significa una inexcusable violación de la Resolución
Legislativa No. 6626 por la que, el 2 de julio de 1929, el Congreso
del Perú aprobó el Tratado con Chile del 3 de junio del mismo año para
resolver la cuestión de Tacna y Arica.

Por ello mismo el Acta de Ejecución suscrita el 13 de noviembre en
curso carece de validez y eficacia jurídica mientras, por la burla de
los irrenunciables derechos del Perú en Arica, no sea aprobada por el
Congreso Nacional porque así lo ordenó el Artículo 56 de la
Constitución del Estado, atendiendo a que –sin que exista diferencia
esencial entre ellos y sea cual fuere su denominación su fuerza
obligatoria es la misma- los pactos internacionales se denominan no
sólo acuerdos o tratados sino también, a veces, actas, convenios,
declaraciones, protocolos, etc."

En mayo del 2005, también, con más modestia, y en blanco y negro,
denuncié que la traición cometida en noviembre de 1999 involucraba a
sujetos cuyo prontuario es innecesario reiterar por constituir una
ofensa a la patria. Uno de ellos es viceministro de Defensa (¿a quién
defiende Novak?) y el otro, autodenominado especialista en asuntos
limítrofes declara con la autoridad intelectual dudosa de la
ignorancia que ve "saludable" que Chile consulte al Perú para
cualquier salida al mar de Bolivia. A uno le premió el gobierno del
país del sur por ser "negociador" peruano en favor de Chile. El otro
se hizo de la vista gorda concediendo una línea de acción antiperuana
y muy amable al país austral. Dejó escapar -¿inocentemente?- la
obligatoriedad de plantear el imprescindible tema de la delimitación
marítima pendiente con Chile. Asunto del cual hoy pretende el señor
Brousset erigirse como "experto". No es casualidad que esta clase de
desmanes pseudo-intelectuales reposen en fanáticos de la Convención de
Mar, instrumento ocioso y perjudicial al Perú. Es decir, la ignorancia
y la traición, recurrentes, se dan la mano.

Mal, pésimo, hace el periodismo en consultar a logreros que sólo
confunden, enrarecen el ambiente y NO trabajan para el Perú. La
ignorancia es muy atrevida.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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Friday, August 24, 2007

Los mágicos 50

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
24-8-2007

Los mágicos 50

Llegaron sin que advirtiera su carga cincuentenaria. Ni los convoqué o
llamé. Allí están impertérritos. Al conjuro de éste, su envión
inexorable, me rindo porque no puedo hacer otra cosa. Y en la cumbre
de medio siglo, larga estela de experiencias, tengo que exclamar con
emoción sincera ¡gracias a la vida!

Columbrar la vida en y desde los 50, dicen algunos, reviste sensatez,
inspira confianza, aploma espíritus. Con franqueza tengo que confesar
que eso debe ocurrir con seres normales. Sigo, como en la
adolescencia, soñador, esperanzado en los destinos patrios, fiel
devoto de la justicia social, creyente en la revolución constructora
de un Perú libre, justo y culto. Desoigo llamados a la prudencia y
digo y escribo cuanto se me ocurre, siempre bajo la premisa
fundamental de poder probar lo que expreso y, en arranque de soberbia
pasajera, podría decir que la edad es un concepto mental. Y nada más
que eso.

Pero los caminos de Nuestra Señora la Vida tienen sus enigmas, códigos
y señales de alerta, que ninguna voluntad, por entusiasta que sea,
consigue violentar, desengrilletar de su sino inexorable. Entonces uno
peina cabellos canos y de nada valen las cosméticas, si se las usa,
porque el tiempo y sus marchamos hablan por uno, encima de uno y a
cambio de aceptación resignada que el tiempo sigue corriendo.

Me pregunta un alma generosa que equivocó la salutación y se adelantó
72 horas, ¿qué se siente en el pedestal de los mágicos 50? Reitero que
por fuerza de los hechos, debo ser anómalo o atípico. ¡No se siente
nada! ¡Un día como cualquier otro! Sólo que ahora soy un acreditado
cincuentón. C`est la vie.

Testigo sí de muchas alegrías, la novísima carrera universitaria de
Alonso, mi casi ciudadano-hijo, forma parte de este abanico;
protagonista de múltiples penas; cavilador travieso de una que otra
iniciativa, es un deleite decir que hay que continuar en la forja
fragorosa de la patria. Nada hay más importante que impedir que los
irresponsables consumen el crimen de disolver al Perú y hacerlo
alimento fácil para quienes desean hace mucho tiempo engullirlo. Y en
esa tarea somos braceros modestos. E infatigables.

Esta crónica tiene que ser más bien escueta. ¿A quién podría
importarle gran cosa lo que piense un humilde atizador del debate? No
a muchos, no me cabe la menor duda. Pero como no todos los días uno es
visitado por cinco décadas, entonces, no hay que esquivarle el cuerpo
a la ocasión y haciéndole honores aceptamos el reto.

En trance de adiós pasajero y en periplo tenaz y búsqueda de mayores
bríos por y para el Perú, digo, otra vez ¡gracias a la vida!

Thursday, August 23, 2007

¡El Congreso a Tacna!

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
23-8-2007

¡El Congreso a Tacna!

¿Qué mejor homenaje que trasladar la sede del Congreso a Tacna, a
pocos días de cumplirse un aniversario más de la reintegración de esta
ciudad al Perú, luego de largo cautiverio, el 28 de agosto de 1929?
¿No sería, la gran lección inadvertida hasta hoy, que urge dar, so
pena de muerte civil, al Parlamento, en actitud de asunción profunda y
deliberada del sentido de la patria peruana? Además, tan cerca de la
frontera sur, constituirían la primerísima trinchera política y
legislativa contra arrebatos, maromas o cualquier clase de bravatas de
algún vecino ensoberbecido. Una centena de mártires, en la creación
del fuego patrio, apenas si son pálido símil de las decenas de miles
que sucumbieron a partir de 1879. Hay sacrificios, simbólicos o
reales, que atizan la espiritualidad de una nación.

El colonialismo mental aprisiona casi por completo a las castas
políticas, cogollos intelectuales, pandillas periodísticas, patotas
diplomáticas, argollas empresariales y demás sectores que viven de
prestado y bajo moldes, en inglés, francés –antes fue en ruso y chino-
y so pretexto que la castrante globalización hay que asimilarla tal
como nos la cuentan sus intelectuales y operadores nativos
dolarizados. Hay derecho a preguntarse si vale la pena seguir luchando
contra estos gigantescos molinos de viento, porque la estupidez es
generalizada y se da el caso impresionante que nadar contra la
corriente es un ejercicio al que se reputa como deleznable.

Por tanto, no extrañaría que alguien llame disparate o quimera o buena
intención a la iniciativa de mudar el Congreso al extremo meridional
de la patria. ¿Y porqué no? En Tacna se respira peruanidad perenne.
Los mártires pasean sus ejemplos nunca que resienten el olvido en que
la república y sucesivos gobiernos tienen a la Ciudad Heroica. Sin
puerto, porque Arica le fue robada y legalizada la exacción dolorosa
el 3 de junio de 1929 con el Tratado de Lima que retorna al terruño a
Tacna, esta ciudad vegeta cuasi sin rumbo. Sin embargo, es allí donde
los legiferantes debían aprender a conocer al Perú. Si usted encuesta
a los 120 parlamentarios, más de 90 ó 100 revelarían que ¡jamás
visitaron el Valle del Caplina o conocieron la Alameda Bolognesi o
pasearon por Tarata o estuvieron en el Alto de la Alianza! La simetría
entre desapego a la defensa de los límites nacionales, se comprueba
exacta con la ignorancia abusiva de que hacen gala algunos.

Entonces, dar vida a Tacna constituiría, como primer paso, la mudanza
total del Congreso a esta ciudad. El tráfico aéreo, la construcción de
viviendas, la multiplicación de oficinas administrativas, pero una
descentralización política y mental, proseguiría su marcha de una
manera espectacular. No es mala idea, tema que jamás ha tocado ningún
Congreso, que los parlamentarios comenzaran a aprender cómo fue y de
qué se trató la traición repugnante que hizo el gobierno delincuencial
de Kenya Fujimori en noviembre de 1999 con respecto a los derechos de
soberanía restringida que Perú posee –y de los que no abdica- en Arica
en virtud del Tratado de 1929.

Entonces, los congresistas descubrirían que el muelle ridículo que
permitió una banda de descastados, bajo la batuta de Fernando de
Trazegnies, Jorge Valdez Carrillo, el traidorzuelo Fabián Novak,
Fernando Pardo y unos marinos cómplices, constituye una de las
aberraciones contemporáneas más recientes y fusilables de que se tenga
memoria ¡porque NO es lo que se negoció y acordó en 1929! Por esos
tratos, el gobierno de Chile premió al "negociador" Novak. ¡Y este
infeliz topo ocupa el viceministerio de Defensa! Entonces el Congreso,
en actitud gallarda, tendría la oportunidad histórica de castigar
traiciones y a traidores y plantear ante el Perú la reivindicación
magna con su pueblo de 26 millones de habitantes.

Descentralizar la política con gestos audaces no sólo es atrevimiento
constructor y valiente. También es optimismo de vencedores, creación
heroica, homenaje a los mártires, corazón peruano, milenario, inca e
indomeñable.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

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Wednesday, August 22, 2007

La transnacional sorda

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
22-8-2007

La transnacional sorda

Como Telefónica conoce la psicología peruana, tan dada a escuchar
monsergas y a "ponerlas en agenda para el análisis", le fue suficiente
decir dos o tres tonterías respecto al criminal apagón de teléfonos
celulares y fijos luego del terremoto del pasado 15, fletar a sus
monigotes oficiosos –o rentados- la ministra de Transportes, Verónica
Zavala, la de los 5 millones de dólares puestos en el NBK que luego
quebró; su viceministra, la indigna Cayetana Aljovín; al jefe de
Osiptel, Thornberry (que si sigue así de nervioso, se va a comer sus
manos) y ¡sanseacabó!

Por raro que parezca, los medios de comunicación (¡todos tienen
millones de dólares en propaganda de Telefónica!) se han esmerado en
dar excelente cobertura a los pretextos de esta empresa ibérica que NO
ha explicado nada y se lava las manos en promesas de costumbre que no
resuelven nada, persisten los cobros caros y abusivos y el servicio
resiente una degradación de lo más aberrante.

Todos nos hemos preguntado ¿qué hubiera ocurrido en casus belli? En
Lima no se hubiera sabido que ya estaban tomados el resto de pueblos.
Y en estos, se ignoraría del destino de la capital, sede del gobierno
desinformado. Alan García tiene el imperativo moral de escribir (o
pedir que le redacten) un libro: La información exacta como
herramienta poderosa. Su ridículo, obviamente ocasionado por la
incomunicación y la asesoría nula de hueleguisos y no de asesores de
altísima capacidad intelectual cuanto que social, ha sido de
antología. De la crónica de lo cursi, lo insensato, lo
impresionantemente estúpido. Los paganos han sido españoles y
periodistas.

Como en cábala del absurdo, el Congreso, ha debido esperar siete
largos días y en el primer aniversario semanal del terremoto, convocó
a su primera sesión evaluativa. ¿O sea que si se hubiese caído el
edificio del Parlamento, lo hacían en algunos años? ¡Qué disparate! Y
nos referimos al Establo porque cábele la misión irrenunciable de
pronunciar su condena total e inequívoca a un atentado contra los
derechos humanos de todos quienes pagan el pésimo servicio de
Telefónica.

El mundo formal en que se mueve y anquilosa Perú, se da por satisfecho
por los adefesios que Telefónica ha pronunciado en su aparente
descargo. Del reclamo inicial y temprano del presidente García, poco
después del terremoto, hace exactamente siete días, ya no hay ni el
más insólito recuerdo. De diluir, amainar, difuminar, el atentado
contra el pueblo, se han encargado las pandillas de imagen del
ministerio de Transportes y de Telefónica. ¿Habrán tomado debida nota
los del Establo?

Cuando ignaros fletan –o procuran hacerlo- el contrabando que so
pretexto del dolor y la desorganización, no es oportuno ni
ultra-necesario, fiscalizar a Telefónica, y censurar a payasos que
fungen de ministros con enfermizo afán de figuración para permanecer
en el gabinete, se perpetra un crimen contra la historia social del
país. Con ese criterio, en lugar de abominar la pezuña invasora de
1881, debimos haberla instituido como fecha nacional celebratoria.
¡Hay cada mentecato en las alturas por estos pagos!

Si Telefónica se burla con pocas palabras, los intelectuales se han
tomado otra de sus recurrentes vacaciones con cura de silencio
incluida. No oyen, no hablan. El terremoto también les yuguló su
capacidad creadora de protesta. De repente el que Telefónica les pague
sus viajes allende y aquende; imprima lo que ellos llaman libros;
sufrague sus recitales huachafos y de capilla; sea algo más que el
rosario infame de casualidades venales. ¿Acaso son pocos los que están
en la planilla de pagos, uno que otro con recibo o factura, es decir a
sueldo mercenario de Telefónica y que tributan loas que los dólares
pagan?

Las castas políticas actuantes hoy han probado ¡una vez más! su
aniquilación absoluta y sin atenuantes. ¡No sirven para nada! Ni
siquiera para poner en vereda a una empresa famosa por sus robos y
estafas. Con razón inverosímil, aquí también, Telefónica se ha vuelto
rica, muy rica.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

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Tuesday, August 21, 2007

¿San Dionisio el gran concertador?

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
21-8-2007

¿San Dionisio el gran concertador?

Con el entusiasmo a las derechas que caracteriza al presidente Alan
García ha enunciado la necesidad de una figura concertadora para que
dirija la gran tarea en pro de los damnificados del sismo en Ica.
Entre los candidatos (¡no se ría, amigo lector, en Perú cualquier cosa
ocurre!) está ese pro-hombre de cualidades inefables y que es un
símbolo a imitar por los empresarios del Perú: San Dionisio Romero
Seminario, el banquero de los banqueros. La versión, from the horse's
mouth, no haría sino cerrar una brecha histórica que se remonta al
primer desgobierno de García Pérez.

Los más jóvenes no guardan memoria de un suceso que salió de la
fecunda imaginación del señor García que entre 1985-1990 no llegaba
aún a los 40 años. Entonces decidió la afectación de la banca y entre
estas instituciones estaba el Banco de Crédito, fortín, base y
sacrosanto templo de San Dionisio que se resistió heroicamente, sacó a
sus empleados a la calle y hasta los hizo accionistas. Reveló, secreto
a voces, que él había repartido dinero entre todos los candidatos y
que había apostado, arriba y abajo, para garantizar la estabilidad
jurídica y la posición de dominio de su organización. La historia es
conocida, García salió por la pata de los caballos. Pero se forjó una
deuda histórica, a punto en nuestros días, de saldarse, para alegría
de unos cuantos.

¿Podría parecer inverosímil que San Dionisio sea el gran concertador
del que habla y enuncia con características maravillosas el jefe de
Estado? ¡De ninguna manera! El banquero es un déspota cabal; su
frialdad en la toma de decisiones la sufre su entorno inmediato con
mentadas de madre, dicterios y maltratos a los que se han acostumbrado
y cuyo linimento mensual se traduce en miles de dólares. Es decir, el
trueque humillación por la compra de sus conciencias, tiene una
patética realidad en este mal ejemplo. ¿No ha negociado, dando
muestras de su capacidad de concertación, San Dionisio, con todos los
gobiernos? ¿no ha comprado al peso, por viajecitos con bolsa de viaje,
a múltiples parlamentarios, ministros, jefes de gabinete, burócratas,
generales, embajadores, periodistas, sociólogos, abogados, poderes de
Estado completitos, con opíparos y registrados dólares el generoso
empresario de marras? Su capacidad de acercamiento con el hombre que
marca la diferencia la soluciona San Dionisio con su versatilidad de
hierro que no admite ni la más mínima réplica porque quien lo haga es
puesto de patitas en la calle ipso facto. Por tanto, San Dionisio es
concertador, un ejecutivo de éxito (y éste, entre los pervertidos
empresarios peruanos consiste en agachar la cabeza y aguantar de todo,
mientras que ganen a manos llenas), es decir en buen romance, tiene
las condiciones para capitanear la campaña que hoy nos ha enseñado lo
bondadosos que son los dueños de empresas en Perú.

Curioso país en que las cuitas tribales, de parroquia pequeña, de
covacha minúscula, entre personalidades, dictan la vida de 26 millones
de habitantes sin proyecto nacional, aguantadores de empresas
forajidas que, como Telefónica, yugulan apenas producido el sismo, la
comunicación total y enmudecen a la nación, y nadie puede hacer nada
porque todos los ministerios están al servicio de las transnacionales
y a favor de las concesiones y privatizaciones porque éstas traen
capital, tecnología, modernidad. Algo así como los espejitos que
mostraban los conquistadores a los regnícolas, produciendo asombro,
destello e idolatrías hasta hoy en el alma colectiva y popular. Es
decir, se habría cerrado el ciclo de aparente enemistad entre el
carismático banquero de los banqueros, San Dionisio, y el hoy
nuevamente mandatario Alan García. Los ochentas se enterrarían en los
2000, en nombre del lucro criminal y lava-rostro que se emprendería
desde las alturas, para forjar la gran concertación, el Perú de todas
las sangres (azules y dolarizadas), de las que el pueblo sólo forma
parte literaria y para el discurso, porque sigue aherrojado a un
sistema en que son pobres porque así deben serlo y otros son ricos
porque son los Mesías que la historia propone.

No extrañe pues que en las próximas horas se consagre a San Dionisio
Romero Seminario como el gran concertador que el Perú necesita. O que
cualquiera de sus esbirros haga ese papel y éste se reserve, como hoy,
como siempre, el puesto inobjetable de gran titiretero de esta
república bananera con hombres acostumbrados a estar de rodillas y a
hacer según el monto de dólares puestos a su disposición.
¡Impresionante por fétido el acervo de sorpresas de esta caja de
Pandora chola!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

Lea www.redvoltaire.net
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Monday, August 20, 2007

¿Concesiones para retroceder?

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
20-8-2007

¿Concesiones para retroceder?

Revela la lógica, de modo inexcusable y sin lugar a debate, que si se
hacen concesiones de bienes públicos, es para que el país obtenga todo
aquello que no puede brindar per se, es decir, porque carece de
capital, tecnología de punta e impulso que, dicen, trae la empresa
privada. Pues bien, luego del terremoto del miércoles 15, a los pocos
minutos de su ocurrencia, los malhechores de Telefónica ¡simple y
llanamente cortaron el servicio fijo y celular! Sin embargo la
comunicación vía internet, que usa la misma línea y por la que se paga
también caro, continuó como si nada hubiera ocurrido. ¿Qué excusa
razonable pueden dar estos tipos de Telefónica?

Concedamos la posibilidad que la violencia del sismo hiciera colapsar
esos sistemas. Pero lo normal, por lo que cobran, impele a pensar que
debiera existir un resguardo de emergencia ¡justamente para esta clase
de circunstancias! ¡Pero no, aquí no funcionaba el 195, el 116,
ninguna ambulancia, nada de nada! ¿No parece de un ridículo mayúsculo
que el presidente tuviera que apelar a una radioemisora comercial para
poder comunicarse porque ni siquiera en Palacio había cómo hacerlo?
Amigos de un país bananero, me comentan que en sus respectivos sitios
¡sí hay teléfonos satelitales y que los usan en estos casos!

¿Dónde están las inversiones de Telefónica? ¿cómo enmascaran o fingen
desarrollos enormes si cuando son llamados a la coyuntura difícil, no
responden, regalan excusas, bajo el manto protector de una ministra y
una viceministra que parecen estar en la planilla de pagos de esa
empresa? Como en los días aciagos de la dictadura militar en
Argentina, primero disparaban y luego preguntaban por el nombre. Aquí
asaltan a mansalva los de Telefónica y luego obsequian discursos,
monsergas, mentiras, toda clase de groserías contra la dignidad de los
peruanos.

El lado horrible, anti-laboral, explotador, miserable, de las
concesiones o privatizaciones ha aparecido en todo su furor a
consecuencia de un terremoto que no sólo desnudó las taras
administrativas de un Estado bananero como el nuestro, sino que
despintó a una empresa que gasta millones de dólares en el soborno de
burócratas con alto cargo, parlamentarios de todos los Congresos,
periodistas mermeleros capaces de cualquier cosa con tal de llenar la
valija de dineros mal habidos, Telefónica es una simple porquería de
empresa. No fue casualidad que años atrás, luego del fraude electoral
que impulsara para su reelección el nipón cobarde Kenya Fujimori, la
primera empresa quemada en la Calle Real en Huancayo, fuera, esta
misma Telefónica.

Otro ejemplo.

Antes que Kenya Fujimori concesionara las empresas eléctricas, el
cableado era subterráneo. Pero el contrato posibilitó el cableado
aéreo que es más barato y que implica menos costo para los
"inversionistas". ¿No fueron los cables premunidos de energía mortal
en caso de colisión, los que pendían, luego del sismo, de postes
inseguros en todas las grandes avenidas y calles de las zonas
afectadas? Estos se movían al viento y aunque por suerte no hay
víctimas de los dichos artefactos ¿por causa de qué se tiene que vivir
en este salvajismo urbano y a la mala? ¿porque unos forajidos lograron
invertir menos, ganar más y explotar a su regalado gusto?

Se hizo mucha propaganda en torno a la venta del avión presidencial. Y
sin embargo, ha sido Lan, la aerolínea chilena que tiene el cuasi
monopolio del mercado de pasajes peruano, la que trasladó vituallas
para los damnificados. ¿No habría sido mejor acondicionar esa aeronave
para que la FAP lo utilice en vuelos civiles como en este caso?

Por último, la invocación presidencial para que cómicos o artistas
vayan a premunir de "entretenimiento" a los compatricios del sur, no
puede ser sino interpretada como una cuota de estupidez superlativa
producida por el cansancio. Si se trata de entretenimiento ¡que
trasladen a los 120 parlamentarios a Pisco y los hagan vivir allí unos
seis meses, a ver si aprenden lo que es canela! ¡Qué disparate! No es
hora de entretenimientos, sino de solidaridad, firme, militante, veraz
y, sobre todo, ¡honesta!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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Ingredientes de una maliciosa estrategia en marcha

Ingredientes de una maliciosa estrategia en marcha
por Félix C. Calderón
La Razón, 20-8-2007

Con motivo de la publicación por parte del Gobierno peruano, el pasado
domingo 12 de agosto, de la carta que grafica el límite exterior
–sector sur– del dominio marítimo del Perú, se ha desencadenado en
Chile una inusitada ofensiva mediática que corresponde analizarla con
cierto detenimiento con el objeto de determinar el fin que persigue.
Dicho de otra manera, esta reacción aparentemente airada de los
chilenos no es un hecho casual ni guarda relación directa con el acto
soberano del Perú, sino que respondería a una finalidad distinta.
Veamos los hechos.

Por un lado, voceros autorizados de La Moneda se han puesto en la
condición de ofendidos, señalando grosso modo que lo dispuesto
soberanamente por el Gobierno del Perú no es aceptable para su país,
negándole "efecto jurídico internacional." Con mucho de teatro y una
apariencia de firmeza, un desencajado canciller chileno declaró ese
mismo domingo 12: "quiero decirlo muy claramente (sic), desconoce los
tratados vigentes sobre la delimitación fronteriza (sic) con Chile",
agregando que su país continuará ejerciendo "plenamente" todos los
derechos que le corresponden "en los espacios bajo su soberanía y
jurisdicción." Finalmente, señaló que con la publicación del mapa se
contradecía "todos los esfuerzos para avanzar en todos (sic) los
ámbitos de la relación bilateral" durante los últimos años. A esto
sumó el redactor como un trascendido que "se habría reafirmado las
instrucciones vigentes en tal sentido a la Armada de Chile. (El
Mercurio, edición de 13 de agosto de 2007).

Por otro lado, en un tono más o menos belicoso, algunos congresistas
chilenos han dado a conocer su opinión, sin faltar el gesto
destemplado del presidente de la Cámara de Diputados Patricio Walker
que, al parecer, habría cancelado su visita al Perú por considerar el
hecho como "una provocación mayor", u otros más rocambolescos que
aventuran que se ha puesto en peligro la paz bilateral o que se trata
de una actitud hostil. En suma, la reacción oficial y oficiosa en
Chile busca trasmitir al mundo la sensación de sorpresa, indignación
y firmeza contra lo que es presentado como una acto inamistoso y
violatorio del Derecho Internacional.

Surgen, por tanto, algunas preguntas: ¿Desconocía Chile los actos
preparatorios del Perú que culminaron el 12 de agosto con la
publicación del mencionado mapa? ¿Es procedente considerar ese acto
del Gobierno del Perú como violatorio del Derecho Internacional?
¿Puede hablarse de "todos los ámbitos de la relación bilateral" sin
tener para nada en cuenta el problema bilateral con el Perú en materia
de delimitación marítima? En fin, ¿qué se pretende decir con ese
trascendido acerca de haber reafirmado las instrucciones vigentes a la
Armada de Chile?

Con relación a la primera pregunta, la respuesta es clara y
terminante: Chile estuvo al tanto, día a día, de lo que con todo
derecho venían trabajando rigurosamente los especialistas peruanos,
para contar con las mediciones más precisas posibles, en estricto
cumplimiento de lo dispuesto en los artículos 4º y 5º de la Ley de
Líneas de Base del Dominio Marítimo del Perú, Ley Nº 28621, que a su
vez encuentra su basamento constitucional en lo dispuesto en el
artículo 54º de la Constitución vigente. Es decir, lo que ha venido
haciendo el Perú en legítima defensa de sus derechos en el sector sur
de su dominio marítimo no era, en absoluto, nuevo en Chile, aparte que
suponemos que su Embajada en Lima fue meticulosa en sus regulares
informes al respecto. Sin ir muy lejos, en la reciente cumbre de
Tarija, el Presidente del Perú tuvo el gesto amical de informar a la
Presidenta de Chile acerca de la decisión del Perú de llevar el
litigio de marras a la Corte Internacional de Justicia de La Haya. No
era necesario, pero lo hizo en gesto de buena voluntad, porque estamos
hablando de una solución pacífica de la controversia. Y con motivo del
tradicional discurso a la Nación, el pasado 28 de julio, volvió a
reiterar esa decisión, sin doblez ni segunda intención de ninguna
clase.
Más aún, esta posición del Perú no es nueva. Ya en 1979, el artículo
98º de la Constitución aprobada por la Asamblea Constituyente consagró
de manera indubitable que "el dominio marítimo del Estado comprende el
mar adyacente a sus costas, así como su lecho y subsuelo, hasta la
distancia de doscientas millas marinas medidas desde las líneas de
base que establece la ley." Por ningún lado se hizo mención a los
paralelos geográficos, solamente a las líneas de base establecidas por
ley. Por eso, consistente con lo anterior, el 27 de agosto de 1980,
dentro del marco de la Tercera Conferencia de las Naciones sobre el
Derecho del Mar, el Perú dejó constancia en actas que con respecto a
los criterios de delimitación, a falta de convenio específico de
delimitación concertado de manera expresa para fijar definitivamente
los límites de tales zonas, debía aplicarse como regla general la
línea media o la equidistancia, por tratarse del método más idóneo
para llegar a una solución equitativa. Como lógica consecuencia y
dentro del espíritu de encontrar una solución dialogada al problema
bilateral, en mayo de 1986 el Gobierno peruano tomó la iniciativa, a
través de un enviado especial, de plantear a su contraparte chilena el
inicio "en el futuro de conversaciones acerca de sus puntos de vista
referentes a la delimitación marítima." Propuesta que fue
prudentemente respondida por el entonces canciller Jaime del Valle
"manifestando (luego de tomar nota) que oportunamente se harán
estudios sobre el particular." Vale decir, no se respondió con ninguna
bravata ni hubo tampoco un rechazo formal de Chile, como corresponde a
un entredicho entre países civilizados.

La Constitución de 1993 se limitó, como es obvio, en su artículo 54º a
transcribir ad litteram ese derecho previamente consagrado en la
Constitución de 1979. Y cuando el Gobierno chileno, con fecha 21 de
setiembre de 2000, depositó en la Secretaría General de Naciones
Unidas de conformidad con lo dispuesto en la Convención de Naciones
Unidas sobre Derecho del Mar (Convemar) de 1982, las cartas en las que
incluía su pretensión sobre la línea del paralelo como límite marítimo
con el Perú, la Representación Permanente del Perú respondió mediante
nota de fecha 21 de enero de 2001, para dejar expresa constancia de
que el Perú no reconocía esa línea imaginaria como límite marítimo
entre ambos países. Es más, como una manera de cortar por lo sano lo
que podía convertirse en un diálogo de sordos, el 19 de julio de 2004,
el Gobierno del Perú propuso formalmente a su par chileno el inicio de
negociaciones bilaterales para resolver la controversia, avanzando un
plazo como una forma de evitar que el asunto se remitiera en Chile a
las calendas griegas. Por último, en apretada síntesis, no obstante la
negativa chilena de 10 de setiembre, a la propuesta peruana, ese mismo
año, 2004, concretamente el 4 de noviembre, los cancilleres del Perú y
Chile suscribieron un Comunicado Conjunto, en el marco de la XVIII
Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de Río, en el que,
al margen de señalar que se tienen posiciones distintas, dejaron
expresa constancia del carácter jurídico de la cuestión (la
delimitación marítima), además de constituir "estrictamente un asunto
bilateral (sic)."

Entonces, si por cerca de 30 años y a medida que se verificaba un
vuelco fundamental en la doctrina y la normativa del Derecho del Mar,
el Perú se cuidó de dejar sentado su derecho en cuanto al límite
exterior – sector sur- de su dominio marítimo, ¿cómo explicar, ahora,
tanto aspaviento o la aparente sorpresa de los chilenos? ¿No resulta
desproporcionada esa reacción oficial a la luz de lo antedicho? ¿O es,
más bien, uno de los ingredientes de una maliciosa estrategia en
marcha? La respuesta es una y la encontraremos más adelante.

En cuanto a la siguiente pregunta si ha incurrido el Perú en violación
del Derecho Internacional, la respuesta es concluyente: no. Todo lo
contrario, ha puesto en evidencia que el Derecho Internacional ha sido
hecho para ser respetado. En efecto, si el 4 de noviembre de 2004 el
canciller de Chile, Ignacio Walker, suscribió un Comunicado Conjunto
con su homólogo peruano en el que se precisaba de manera meridiana que
el "tema de la delimitación marítima entre ambos países (...)
constituye estrictamente (sic) un asunto bilateral", ¿por obra de qué
conjuro, entonces, pretende Chile fundar arbitraria y unilateralmente
una supuesta delimitación marítima con el Perú al amparo de un
convenio de naturaleza multilateral? Si es "estrictamente un asunto
bilateral" como ha reconocido formalmente por escrito Chile, ¿dónde
está el tratado bilateral sobre delimitación marítima concluido con el
Perú? A fortiori, también se reconoció en esa oportunidad que la
cuestión de la delimitación marítima es de naturaleza jurídica, de
donde se desprende sin mayor esfuerzo que es imposible concretarla
fuera del marco de un tratado o acuerdo ad hoc, concluido con esa
finalidad expresa y determinada, de carácter bilateral y respetando
estrictamente las formalidades que secularmente le reconoce el ius
cogens a los tratados o convenios de delimitación fronteriza entre dos
Estados en lo que atañe a su celebración y entrada en vigor (plenos
poderes, forma de manifestación del consentimiento en obligarse por el
tratado, canje o depósito de los instrumentos de ratificación, y
manera y fecha de la entrada en vigor propiamente dicha). La doctrina
y la jurisprudencia internacional sobre el particular van en abono de
este aserto. Por tanto, no es el Perú quien pone en aprietos al
Derecho Internacional, sino Chile, si se tiene en cuenta que la
posición peruana, repetida una y mil veces, es que no existe un
tratado bilateral con Chile sobre delimitación marítima.

Es verdad, que Chile esgrime como tal la Declaración de Santiago o
"Declaración sobre Zona Marítima" de 18 de agosto de 1952, combinada
curiosamente con el "Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima"
de 4 de diciembre de 1954. Sin embargo, aparte que la propia
naturaleza MULTILATERAL de la "declaración" y del acuerdo
complementario los hace impropios, inválidos, desde el punto de vista
del ius cogens, como para zanjar la delimitación marítima entre dos
Estados (porque ésta, repetimos, es un problema forzosamente
bilateral); existen, adicionalmente, los problemas de la finalidad
expresa de ambos (proteger y aprovechar los recursos marinos) y las
formalidades simplistas que se siguieron para su entrada en vigor, que
los convierten más en resoluciones que en tratados o convenios, por
más que nuestros vecinos se esmeren en soterrar o soslayar esa
condición sui generis.

En el acuerdo de 1952, la finalidad expresa fue "conservar y asegurar
para sus pueblos respectivos las riquezas naturales en las zonas del
mar que baña sus costas (sic)." Por eso, se "declaró" la voluntad
multilateral (tres países) de "proclamar" una zona de soberanía y
jurisdicción exclusivas "hasta (sic) una distancia de 200 millas
marinas desde la referidas costas." Dicho de otra manera, en esa
declaración multilateral, de un espíritu netamente resolutivo (no
contractual), los Estados signatarios se comprometieron a proteger a
través de un acto unilateral una indeterminada ("hasta") zona de mar
que baña sus costas en función de la finalidad expresa. Tan genérica y
referencial fue esa "declaración", lo cual no podía ser de otra manera
porque la comunidad internacional se encontraba en el período
neolítico del Derecho del Mar, que no constituyó un requisito
indispensable su aprobación por los respectivos Congresos de los
Estados involucrados ni se estipuló la modalidad de su entrada en
vigor. Aspectos éstos de suma importancia, porque la delimitación
marítima entre dos Estados si se quiere que sea "eterna" debe ser
producto de un tratado o convenio bilateral, concluido formalmente y
aprobado por el Poder Legislativo de ambos países, para después
proceder a su ratificación en buena y debida forma.

Por otra parte, dentro del marco de esa misma finalidad de
"explotación y conservación de las riquezas marítimas del Pacífico
Sur", declarada en 1952, se adoptó dos años más tarde, siempre en el
plano multilateral, el "Convenio sobre Zona Especial Fronteriza
Marítima", que tampoco exigió como condición sine qua nom a los
Estados firmantes el requisito de la aprobación de los respectivos
Congresos ni especificó la fecha de entrada en vigor. Si se revisa su
texto, no son "los Estados Partes" los que se comprometen ni mucho
menos se exige la ratificación como expresión del consentimiento de
los Estados en obligarse por dicho convenio. Y en cuanto a su
contenido, si bien se habla de "límite marítimo" éste solo tiene un
carácter meramente referencial de la columna de agua suprayacente para
establecer esa "zona especial" de diez millas marinas de ancho a cado
lado a partir de las 12 millas marítimas de la costa. Nada se dice del
zócalo continental ni del status jurídico del espacio dentro de esas
12 millas; por cuanto, su objeto, como ha quedado dicho, era "evitar
la posibilidad de involuntarias infracciones" entre "los pescadores"
que pudieran traducirse en fricciones entre los países vecinos. Es
decir, el "objeto y fin" del convenio no era la delimitación marítima,
y no podía serlo porque se trataba de un convenio de menor cuantía de
naturaleza multilateral vinculado a la "declaración" de 1952. Su razón
de ser fue coadyuvar a determinar la posición en alta mar de las
embarcaciones. De allí su carácter reglamentario relativo a la "pesca
o caza", lo que explica que en el párrafo segundo no se considere la
presencia accidental en la "zona especial fronteriza marítima" como
"violación de las aguas en la zona marítima", pues más que acuerdo de
delimitación marítima era un simple y expeditivo procedimiento de
fortalecimiento de la confianza entre los Estados vecinos. Por eso, la
simplificación extrema de formalidades en términos contractuales y su
subordinación a los eventuales incidentes entre los pescadores lo ha
hecho con el paso de los años un documento inútil, anacrónico,
totalmente superado por el progreso de las tecnologías.

Así las cosas, en 1958 tuvo lugar, en Ginebra, la Primera Conferencia
de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. Un hito
revolucionario en la historia de este novísimo derecho en tanto en
cuanto fue allí cuando se adoptaron, por vez primera, cuatro
convenciones sobre la materia, aunque sin llegar necesariamente a
ponerse de acuerdo sobre algunos puntos capitales, como la anchura del
"mar territorial." Es decir, la "declaración" con las proclamaciones
unilaterales y el convenio de menor cuantía de 1954, ambos de carácter
multilateral, aplicables a tres Estados del Pacífico Sur, fueron
apenas bosquejos o wishful thinking, con un fin explícito distinto al
de la delimitación marítima. El hecho mismo que en Ginebra, en 1958,
se hayan adoptado cuatro convenciones relativas al derecho del mar, da
una idea de la visión de compartimentos estanco que todavía se tenía
de los diferentes espacios involucrados en el Derecho del Mar. Por
consiguiente, no es de extrañar que no existiera aún una relación
directa entre los derechos de soberanía del Estado costero sobre la
plataforma continental y el estatus legal de las aguas suprayacentes.
Asimismo, la Convención sobre Mar Territorial incluía el concepto
gaseoso de "zona contigua", y decimos así porque no precisaba su punto
de inicio al no existir acuerdo sobre la anchura del mar territorial.
En pocas palabras, los cincuentas y sesentas fueron años de fragua del
Derecho del Mar, la preocupación de los Estados se centraba
primordialmente en definir los límites exteriores de su soberanía y
jurisdicción sobre el mar adyacente a sus costas con el propósito de
proteger y aprovechar los recursos existentes en esa zona.

Solo para tener una idea del salto doctrinal y normativo que se
produjo en la década de los setentas, el concepto de "zona económica
exclusiva" apareció recién en la reunión que tuvo lugar en Lagos en
1972, de suerte tal que cuando se inició la Tercera Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar en 1973, tanto este concepto
como el correlativo de las 200 millas adquirieron sentido. La misma
suerte no tuvo, sin embargo, el concepto de "mar territorial" sujeto
en los siglos XVII y XVIII al límite de las tres millas naúticas,
equivalente al alcance del tiro de cañón, y que desde la Liga de las
Naciones, en 1930, osciló en el plano multilateral entre las tres y
doce millas, para terminar en doce millas con la Convemar de 1982.

Por eso, cuando en 1968 y 1969 el Perú y Chile suscribieron notas
referidas a la instalación de faros de enfilamiento, ninguna de las
partes podía estar pensando en zanjar el problema de la delimitación
marítima, debido a la pobreza que todavía exhibía el Derecho
Internacional consuetudinario en ese ámbito, no existiendo acuerdo
firme, convencional y universalmente definido en cuanto a la anchura
del mar territorial. Ergo, el objeto de esos documentos suscritos en
1968 y 1969 no pudo ser otro que el señalar una línea de referencia
para un fin menor, cual es de tener una zona de tolerancia pesquera,
de allí que le sirvan de sustento precario los documentos cuasi
resolutivos multilaterales de 1952 y 1954. Mal podían dos Estados
costeros disponer de un espacio marítimo que no era visto todavía
desde la perspectiva tridimensional por todos los Estados. A decir
verdad, el Derecho del Mar atravesaba por su período medieval en lo
atinente a soberanía y jurisdicción del Estado costero sobre su mar
adyacente.

Si bien es verdad que en ambos documentos de 1968 y 1969 se hace
mención a la expresión "límite marítimo"; es igualmente cierto que
tampoco aparece por ningún lado una referencia explícita al tratado
bilateral que debió previamente definir el espacio marítimo del que se
está hablando, porque esa pretensión insólita de identificar el punto
de inicio del supuesto paralelo de la línea marítima con el "Hito
número uno (Nº 1)" solo tendría asidero si previa y formalmente así
fue convenido por el Perú y Chile en un tratado válido. Condición ésta
indispensable, pues en ese preciso momento ya era parte del ius cogens
la necesidad de un acuerdo bilateral entre dos Estados con costas
adyacentes o, por defecto, la línea media o de equidistancia. Peor
aún, el ius cogens prohibía ir más allá de esa línea media o de
equidistancia a falta de acuerdo bilateral expreso. De donde se sigue
que el fraseo que aparece en la introducción del documento de 22 de
agosto de 1969, por el cual los representantes del Perú y Chile, luego
"de verificar la posición geográfica primigenia del Hito de concreto
número uno (Nº 1) de la frontera común (sic)", se refieren a "fijar
los puntos de ubicación de las Marcas de Enfilación que han acordado
(sic) instalar ambos países para señalar el límite marítimo", carece
de validez jurídica por no estar basado en un tratado bilateral que
consagre ese acuerdo. La frase "que han acordado instalar ambos
países", impone la siguiente pregunta a cualquier lego en la meteria:
¿En qué momento el Perú y Chile acordaron que la ubicación de la
"Marcas de Enfilación" implicaba señalar el límite marítimo entre
ambos países? Como es sabido, el punto inicial o final (como mejor
parezca) de la demarcación de la frontera entre Perú y Chile con
arreglo al Tratado de 1929, resulta ser, stricto sensu, la
intersección del arco de diez kilómetros de radio con el Océano
Pacífico, de conformidad con lo estipulado en el artículo 2º del
Tratado de 1929 y el "Acta Final de la Comisión de Límites con la
descripción de los hitos colocados", de 21 de julio de 1930. Y para
infortunio de los chilenos, el documento de abril de 1968 tampoco
brinda el sustento jurídico necesario, pues allí se dice algo peor:
"estudiar en el terreno mismo la instalación de marcas de enfilación
visibles desde el mar, que materialicen el paralelo de la frontera
marítima que se origina en el Hito número uno (Nº 1)." Para que estos
documentos supuestamente de demarcación tengan algún valor en
cualquier órgano jurisdiccional internacional, es menester exhibir al
mismo tiempo el tratado bilateral que establece la delimitación
propiamente dicha con arreglo al derecho internacional. Todo lo demás,
es precario jurídicamente y hasta pueril.

Tan deleznable es la posición oficial de Chile sobre el particular,
que conviene saber si ha guardado coherencia en esos casi 30 años en
que el Perú viene reclamándole concluir un tratado de delimitación
marítima. Por definición, la buena fe preside el inconmovible
principio del pacta sunt servanda en el cual se funda todo el Derecho
Internacional. Y la coherencia a través del tiempo es uno de los
criterios para medir la buena fe.

Para referirnos tan solo a los últimos siete años, aun cuando esos
documentos de 1968 y 1969 no podían modificar en un ápice el
sacrosanto Tratado de 1929, es pertinente preguntarse ¿fue coherente
Chile en cuanto al supuesto inicio en la costa de su pretenso límite
marítimo? En la nota de 10 de setiembre de 2004, la entonces ministra
de Relaciones Exteriores de Chile, Soledad Alvear, después de señalar
que no era procedente "referirse a negociaciones sobre convenios
vigentes (sic)" , agregó: "que han establecido el límite marítimo
entre Chile y Perú en el paralelo 18º 21' 03'' (sic)." En un sentido
más tajante se pronunció el canciller Ignacio Walker en nota de 3 de
noviembre de 2005: "que establecen inequívocamente (sic) la existencia
del paralelo que fija el límite marítimo entre Chile y Perú ubicado en
18º 21' 03'' (sic) de latitud Sur." Sin embargo, cuando Chile presentó
a la Secretaría de Naciones Unidas, el 21 de setiembre de 2000, las
cartas elaboradas de conformidad con lo dispuesto en el artículo 16º,
párrafo 2, artículo 75º, párrafo 2, y artículo 84º, párrafo 2 , de la
Convemar, acreditó el paralelo 18º 21' 00'' como límite de su supuesta
frontera marítima con el Perú.

En la hipótesis negada de que la frontera marítima peruano-chilena
hubiera sido establecida conforme al Derecho Internacional, ¿es
posible que el mismo Estado que sostiene esa tesis ofrezca
oficialmente como punto de inicio paralelos diferentes? Pese a que el
origen de esa distinción no la explican los documentos antes
mencionados, los chilenos pueden arguir que se trata, en puridad, del
mismo paralelo si se emplean las coordenadas astronómicas. Pero, ¿no
es ésa otra forma de demostrar la inexistencia de un tratado bilateral
de delimitación marítima? Por eso, resulta peregrina la tesis que
sostiene que los documentos de 1968 y 1969 (escondidos bajo la
denominación "otros acuerdos vinculantes") establecieron
"inequívocamente" una supuesta frontera. ¿Qué cosa significa
"inequívocamente"? Solo un tratado bilateral fija los parámetros de
manera inequívoca. De lo contrario lo único inequívoco sería la
incoherencia.

¿Qué dicen algunos especialistas chilenos cuando tienen que abordar,
desde el punto de vista académico, esta incoherencia que presenta la
posición chilena? Si los documentos de 1968 y 1969 no se fundan en un
tratado ad hoc que contenga la aceptación explícita de los dos Estados
en cuanto a la delimitación marítima y, por ende, defina el punto de
inicio, imaginario o no, ¿es posible inventar un punto de inicio
dentro del marco de un procedimiento administrativo que respondía a
otra finalidad y completamente ajeno al procedimiento taxativo
estipulado en el artículo 3 del Tratado de 1929, relativo a la
demarcación de la línea fronteriza allí consagrada? Estamos seguros
que a estas alturas del raciocinio el lector ya tiene parte de la
respuesta a la última pregunta planteada al inicio; por cuanto, las
bravatas, la dosis volitiva de prepotencia y el minué de la Marina de
Guerra chilena, no serían más que reflejo de esa debilidad argumental,
que en La Haya puede muy bien hacer que su posición se desmorone como
un castillo de arena. Pues, si tuviera Chile la certeza de tener el
derecho de su lado, en vez de adelantar la incompetencia de la Corte
Internacional de Justicia de la Haya, debería, por el contrario,
manifestar su disposición a concurrir con amplitud de miras para
zanjar su diferendo limítrofe con el Perú. Pero, ¿es el comportamiento
tradicional de Chile respetuoso del Derecho Internacional? ¿Qué dice
la historia?

En 1879, el Perú se vio envuelto en una guerra de agresión emprendida
por Chile, a causa de su "cándido heroicismo" de querer seguir dando
crédito a un tratado defensivo que había perdido su sentido por el
rechazo de Argentina. La guerra se concluyó luego de imponer el
invasor a Miguel Iglesias como presidente y, previamente, obligarlo a
aceptar las condiciones de paz. Y puesto que se trataba de hacer
capitular al vencido, la aprobación del Tratado de Ancón por el
Congreso Constituyente peruano, en marzo de 1884, se hizo bajo la
coerción de las bayonetas del ejército de ocupación chileno. El
plebiscito que debía organizarse en diez años para decidir la suerte
de las provincias cautivas de Arica y Tacna, fue incumplido por Chile,
procediendo más bien desde 1900 al primer national cleansing de la
historia en el mundo a fin de ganar dicho plebiscito. Pero, como los
peruanos en las provincias cautivas no se dejaron arredrar por la
bota, tuvo Chile que aceptar, por fin, en julio de 1922 la
participación arbitral de Estados Unidos. Sin embargo, desde fines del
siglo XIX volvió a desconocer el Tratado de Ancón, usurpando también
una parte importante de la provincia de Tarata. Enseguida,
unilateralmente, dispuso en 1902 el trazo del ferrocarril Arica-La
Paz, mordiendo, precisamente, una esquina de la provincia de Tarata
que, como se sabe, no era objeto del Tratado de Ancón. Además, en el
tratado de paz y límites con Bolivia, de 1904, cedió a este país
porciones de la provincia de Arica cuya suerte estaba todavía por
decidirse en el plebiscito. Es decir, los hechos consumados, nótese
bien, habían pasado a ser parte de su arrolladora conducta, con total
prescindencia del Derecho Internacional de la época. Cuando vio en
1926 que podía perder el plebiscito y era inminente que devuelva la
totalidad de la porción de la provincia de Tarata indebidamente
ocupada, puso obstáculos a la mediación estadounidense a cambio de
solicitar el arreglo bilateral con el Perú. Concluido el Tratado de
1929, Chile no devolvió la totalidad de Tacna ni el pedazo usurpado de
Tarata y, encima, privó de puerto a Tacna, aunque comprometiéndose a
construir un muelle para el Perú con base en un plano de desarrollo
portuario que tampoco respetó. Y en noviembre de 1999, cuando se
concluyó el Acta de Ejecución volvió a infringir el Derecho
Internacional en la medida que en el artículo 1. declaró haber
construido el muelle "para el servicio del Perú dentro de los mil
quinientos setenta y cinco metros de la bahía de Arica." Mas, las
dudas campean. ¿Se encuentra realmente ese costado de muelle, inútil y
ridículo, dentro de los mil quinientos setenta y cinco metros de la
bahía de Arica, tal como lo prevé el artículo 5 del Tratado de 1929?
¿Qué pasaría si se comprueba meridianamente que ése no es el caso? En
una palabra, ¿quién se ha caracterizado históricamente por hacer
escarnio del Derecho Internacional?

Con relación a la tercera pregunta formulada, al inicio ¿se puede
avanzar en "todos los ámbitos de la relación bilateral" con
prescindencia del serio y urticante problema de la delimitación
marítima peruano-chilena? Hasta donde se sabe, los Presidentes del
Perú y Chile, el 20 de setiembre de 2004, con ocasión de la Asamblea
General de las Naciones Unidas coincidieron en que la controversia
bilateral sobre delimitación marítima debía tratarse "por cuerda
separada", dentro de un marco estrictamente jurídico. Por otro lado,
¿en qué queda la declaración del canciller chileno de entonces Ignacio
Walker de que ese litigio constituía "estrictamente un asunto
bilateral"? Evidentemente, resulta un contrasentido referirse a "todos
los ámbitos de la relación bilateral" con un enfoque unilateral à la
carte. Existe una controversia entre el Perú y Chile, de carácter
jurídico, en materia de delimitación marítima y pretender negarlo es
querer tapar el sol con un dedo.

Llegamos, así, a la última pregunta, ¿qué se pretende crispando la
atmósfera bilateral y dramatizando el estado de ánimo con paseíllos de
un par de patrulleras? Somos de los que creen que en este siglo XXI
han perdido sustento las guerras de agresión. Por tanto, no parece que
los tambores de guerra suenen en esa dirección. No. Sin embargo,
consciente como es Chile de que la posición jurídica que sustenta su
pretensión es inconsistente, no tiene, al parecer, mejor expediente a
la luz de su comportamiento histórico, que recurrir a las bravatas y
gestos destemplados para evitar de esta manera que sea puesta otra vez
en evidencia su conducta usurpadora. No es que tenga derecho, lo que
ocurre es que teme al derecho.

Antes de concluir, es deseable que en el Perú todos, sin excepción,
cierren filas por una causa de indiscutible alcance nacional. Y
aquellos que creen que pueden marchar a contracorriente para que otros
sepan que existen, deberían pensarlo dos veces antes de hablar para
subrayar lo que no es sustancial en el reforzamiento de la posición
peruana. La patria requiere en esta hora de la unión y la prudencia,
no de la discrepancia sobre lo contingente ni la apostilla enfermiza
que en nada abona a la defensa del interés nacional. Por eso, aquellos
que improvisan con la máscara de "internacionalistas" sería preferible
que piensen primero si sirven al Perú o a la antipatria.