Friday, July 10, 2009

¿Y la solidaridad con los aplastados?

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
10-7-2009

¿Y la solidaridad con los aplastados?
http://www.voltairenet.org/article160952.html

Pocas semanas atrás el ciudadano Luis Alberto Salgado Tantte fue
expulsado del Apra. Le echaron sin oír sus testimonios, descargos o
aclaraciones que, de repente, no hubieran variado, un ápice, la
imperial ordenanza de su desafuero. Los derechos humanos a la libre
expresión, al debido proceso, al buen nombre, a la dignidad y decoro,
fueron hechos trizas en el único idioma que disimula la bestialidad de
quienes no ocultan para nada su barbarie: vía un comunicado o
resolución. Cuando los derechos humanos de un aprista son degollados:
¿no es que la sociedad debiera protestar y fulminar a los criminales?
Veamos.

Jesús Guzmán Gallardo fue categórico en su condena y fue más enérgico
en su solidaridad con Salgado. El grupo Vanguardia Aprista de creación
fina y pundonorosa intelectual cuanto que de análisis cotidiano, hizo
lo propio y también se expresó por escrito ratificando su condena a
los Potros Negros de bárbaros Atilas que obran a control remoto y vía
saltimbanquis que fungen de secretarios. Fernando Arias hizo una carta
tibia e indefinida y que procuró decir algo por el atropello de
Salgado pero que cuidó muy mucho de mantenerse dentro de los cánones
del sistema interno. ¿Y qué hay del resto de candidatos a la
secretaría general del Partido Aprista? ¡Sólo silencio oprobioso!, que
condena a sus protagonistas que debieran recordar que uno de las
máximas dice: Solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidas del
mundo. El país es testigo de su amnesia vergonzante.

Si así están las cosas, opacas por no decir grises, contagiadas de
resfríos coyunturales convenientes, en el Apra, es oportuno preguntar,
otra vez, ¿qué dijeron las múltiples instituciones que vociferan
custodiar los derechos humanos en el país? El categórico ¡nada de
nada! certifica una hipocresía monstruosa, vil, profundamente
mercenaria. Y el asunto discurre por avenidas que están reñidas hasta
con su propia lógica sectaria y anti-aprista porque no secundan lo que
debiera –y así va a ser- una lucha indeclinable contra el abuso de que
es objeto Luis Alberto Salgado, sino que mañana podrían ser las
víctimas los que no son del partido oficialista. Entonces sí
protestarían, porque para eso sí hay dinero, dólares y euros, pero
cuando se trata de un elemento valioso y destacado en la defensa de
los derechos humanos, aquí y en el extranjero, como que fue personero
de Naciones Unidas en sitios tan conflictivos como Guatemala y Africa,
entonces si de eso se trata, la respuesta es elusiva y pusilánime.
¿Qué clase de miserables son aquellos? ¿puede la miserabilidad admitir
un escalafón tan bajo y abisal?

Hay un dicho que reza: cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon
las tuyas en remojo. ¿Entenderán las organizaciones de nuevos
gángsteres el profundo mensaje cotidiano de tal expresión?

¿En qué momento castraron el cerebro levantisco, insurreccional,
revolucionario, de los militantes apristas que miran pasivos e
indolentes cómo les roban a sus mejores cuadros? ¡A menos que crean
que esa torpeza sea parte de alguna nueva "doctrina" más bien personal
de ciertos megalómanos y sus parlantes humanos! El padre de Luis
Alberto Salgado fue miembro fundador de la gloriosa Federación Aprista
Juvenil en 1934 al lado de Armando Villanueva, Tulio Velásquez, Susana
Medrano, Andrés Townsend y muchos otros que luego fueron asesinados
por las dictaduras que persiguieron a los apristas por el solo hecho
de querer hacer la revolución de pan con libertad.

Felizmente Salgado persiste en su terca convicción de lograr que el
exabrupto sea echado al lugar que corresponde, la basura, y él está
persuadido que puede tentar la Secretaría General del partido que lo
ha echado. ¿No será que el miedo carcome a ciertas personas, entre
ellos, al actual SG Mauricio Mulder? El hombre común y corriente debe
conocer que cuando el señor Mulder no tenía la más mínima idea de qué
era el tema social, quien lo orientó, llevó al partido, afilió y leyó
el abc de esos rudimentos, fue LAS. No es muy poético y mucho menos
justiciero que él firme el tristísimo documento que bota a su antiguo
maestro del Apra.

Y en las bases van creciendo las protestas múltiples por el desmán
lamentable. No hay mal que dure cien años, ni cuerpo –o partido- que
lo resista.

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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