Tuesday, October 23, 2007

¡Ciudadano Alonso!

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
23-10-2007

¡Ciudadano Alonso!

Acaba de ingresar, al repique de sus 18 atléticos octubres, Alonso,
así se llama mi hijo, a la calidad de ciudadano del Estado peruano.
Hasta ayer era un niño, hoy es un hombre. En el 2006 escolar, hoy
universitario aspirando a culminar en un lustro, la carrera de
ingeniero industrial. Talento no le falta. Sagacidad tampoco. Es
posible que su aguda inteligencia sea patrimonio filial de profunda
forja amorosa en las buenas. Y también en las malas. Para nosotros,
padres, no es sino un hito de vibrante emoción, bienvenida fraterna,
esperanza de horizonte, continuación del porvenir.

Por hoy, como suele ser cada 23 de octubre, los modestísimos artículos
de que soy único redactor (hay que aceptar que sus deficiencias sólo
pueden ser mías), pasan a cualquier otro plano. Clarín del destino que
hoy nos muestra que han pasado dieciocho años desde que naciera Alonso
en concierto atronador de llantos desgarradores y hemos sido testigos
del panorama cambiante y revolucionario de muchos rostros, risas,
conquistas, frustraciones y significativos e inolvidables triunfos en
la vida de este mozo.

Pero en Alonso y sus 18 años, hay que saludar a otros jóvenes que
cumplen el mismo aniversario. Es en estos muchachos que el Perú reposa
su anhelo regenerador, su purificación en el fuego eterno y creador de
una nación libre, justa y culta. La comisión de trabajo que asumen los
nuevos ciudadanos no es una bicoca enunciable y punto. ¡Es todo lo
contrario! Es el compromiso de limpiar un organismo infectado de males
seculares, de costumbres atávicas y retrógradas. Es la promesa de
evitar que Perú muera en la miasma a que le han conducido amorales
directores cuyo único pergamino –si así se puede llamar al descaro- ha
sido la de ser misérrimos destructores de su propia tierra y
fabricadores de una historia hechiza. Si algo puedo decir en abono de
esa cultura de amor por el Perú, su orgullosa estirpe constructora y
vencedora de retos ciclópeos, es que desde pequeño, Alonso siempre
escuchó que la patria se defiende y que ésta no se vende.

Este 2007 comprobó cómo Alonso unióse a la universidad ingresando sin
examen por haber pertenecido al tercio superior de su jornada escolar,
primaria y secundaria. Y no son pocas las anécdotas reídas en el
decurso de estos meses. No deja de asombrar, tampoco, la inadvertencia
de algunos padres hacia el estudio de sus hijos. Con libertad y
amplias facultades que ejerce a discreción, Alonso sabe muy bien que
su destino no le será regalado como un número de lotería. Entiende con
energía que cada paso, es un peldaño, una nueva conquista. Si tarea de
padres es orientar, la de hijos es aprovechar ese respaldo y trocarlo
en antorcha alumbradora de su futuro promisorio. No hay otra fórmula
de triunfar que en buena lid. Lo fácil viene de ese modo. Y se va
también de la misma manera.

Querido ciudadano Alonso, hijo, hermano menor, compinche de mil y un
humoradas: llegaste al principio de tu periplo cívico premunido de la
mejor riqueza de que puede hacer gala un hijo: el amor inefable, el
respaldo y la vitualla alerta que aún te proporcionan tus padres. Los
jirones de tu vida serán arquitectura de tu fina y esforzada labranza.
A ella dedica tu inteligencia. Si el porvenir nos debe una victoria,
las tuyas serán –y contigo la de muchos otros- el aldabonazo del nuevo
Perú limpio que reclama la patria. Sé justo y disciplinado. Ahorra el
tiempo y no lo gastes en naderías. Construye hoy en la cima de tu
fuerza más vigorosa. Mañana rescatarás el fruto de tal empresa. Y
entonces, en el recuerdo, de repente, la imagen de quienes custodiaron
tus primeros pasos y travesuras tempranas. Y hay que darle gracias a
la vida por tanta dicha por encima de penas, coyunturas olvidables,
ayeres irrepetibles. Que el rumbo mágico y exitoso de tu vida, sea la
mejor presea que agasaje el deber cumplido.

¡Bienvenido al mundo ciudadano querido Alonso!