Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
27-4-2024
Calificadoras de riesgo ¡esas santas palomas!
https://senaldealerta.pe/calificadoras-de-riesgo-esas-santas-palomas/#google_vignette
S&P
(Standard & Poor) Global Ratings, redujo la calificación crediticia de
Perú, en moneda extranjera a largo plazo, de BBB a BBB- y alegó que el
componente político merma sobre los "sentimientos" de inversión del
sector privado.
De acuerdo con información recogida por Bloomberg, la
fragmentación del Congreso y el limitado capital político del Gobierno
"pesan" sobre las proyecciones de recuperación del PBI peruano, al
punto de que estos desafíos "suponen un coste oportunidad para el
crecimiento".
“La principal
actividad de una calificadora de valores, es emitir una opinión sobre la
probabilidad de impago sobre una emisión de deuda ya sea de un emisor público o
privado. Dicha opinión, que se traduce en una calificación, permite al
inversionista rankear distintos títulos de deuda, en cuanto a la posibilidad de
que el emisor pueda ser capaz de cumplir con
sus obligaciones.
Al participar del mercado de valores se está invirtiendo el capital esperando
la obtención de ganancias, pero al invertir existen riesgos entre los cuales se
encuentran: el riesgo de mercado, riesgo de crédito, riesgo de liquidez, riesgo
operativo, entre otros.
La calificación de
valores toma en cuenta principalmente dos aspectos: la calidad crediticia y el
riesgo de mercado. La calidad crediticia, mide la capacidad de los emisores de
pagar sus deudas y evalúa la calidad de los activos que conforman la cartera de
inversión, dicho en otras palabras, el riesgo de crédito. Mientras el riesgo de
mercado, mide el grado de sensibilidad del valor de las inversiones y de la
cartera en su conjunto, ante los cambios en las variables económicas o factores
de mercado, como variaciones en el tipo de cambio, tasas de interés, etc”. (El papel de las calificadoras
de riesgo en la crisis subprime, Fides et Radio, Vol. 17, marzo 2019)
¿Cómo se llama esta forma de intervención de
los países u organizaciones multinacionales que custodian los intereses de sus
empresas privadas, estatales-privadas o mixtas en nuestros países? Cuando el
capital migra procurando mercados y como parte de su desarrollo de forma
multidiversa, se llama inversión que
trae el fenómeno imperialista.
Los siervos criollos pretenden que los análisis
de las calificadoras representen santas palabras y juicio final de cómo hacer
negocios. Así, podríamos rematar a precio vil Petroperú si éstas le ponen
perfil mediocre y bajísimo.
¡Quien gobierna en economía, gobierna en
política!
Para los vagos de la derecha el imperialismo en
sus vertientes actuales, ya no existe. Para los marxistas de quiosco, las
definiciones se han quedado en los viejos manuales de hace más de 50 años. Pero
el fenómeno mutó, acrecentó su influencia y discurre vía toda clase de caminos:
agencias de cooperación, calificadoras, ONGs y demás inventos contemporáneos.
En el artículo Las
calificadoras de riesgo, el autor, Alejandro Marcó del Pont, anota: “La pregunta que se desprende del relato es cómo pueden estos farsantes
determinar qué Estado, provincia, municipio, banco o empresa, se encuentra
financieramente solvente, si cuando les conviene, el acero se vuelve cristal y
lo frágil tiene la solidez de una roca. ¿Qué mecanismo los ampara para que los
“mercados” sigan ciegamente sus designios y, por cierto, quiénes están detrás
de estos chamanes de la credibilidad?
Abundemos en esto para tratar de entenderlo
mejor. En el pasado, los inversores le pagaban a las calificadoras de riesgo
para que les brindaran información sobre la solvencia de la empresa en la
pretendían invertir. Ahora, los emisores están obligados a pagarle a una
calificadora para obtener una calificación favorable. Pero estas mismas
calificadoras les cobran a los inversores por saber la salud de quienes ellos
han calificado.
Esta estrecha relación,
al estar en ambos lados del escritorio, hace que sus consejos sean más que
arbitrarios e interesados. El sistema implementado es tan absurdo como si
alguien que fuera a comprar un auto usado se dejara guiar por el certificado de
garantía dado por un mecánico pagado por la empresa que vende el coche.” https://rebelion.org/las-calificadoras-de-riesgo/
¡Ni la expresión
de una clasificadora tiene rango de ley y mucho menos es palabra sagrada de
absolutamente nada! Los que creen esa tontería son colonos mentales, acríticos
ineptos para razonar con mínima dignidad nacional o son agentes nativos al
servicio, no de su país sino de los que vienen de afuera.