Informe
Señal de Alerta-Herbert
Mujica Rojas
17-6-2023
¡Leyes inscritas en el alma popular!
https://senaldealerta.pe/leyes-inscritas-en-el-alma-popular/
Hay expresiones y sentencias que se graban en la mente y se
recuerdan gratamente.
En diciembre del 2000 tuve ocasión de escuchar al economista
Alfonso López Chau disertar sobre política, economía y ética y una de sus
sentencias me quedó inscrita por la fuerza del contenido:
“son las leyes inscritas en
el alma del pueblo las que deben predominar sobre las leyes escritas y
compiladas en gruesos tomos”.
En buen romance, cuando el pueblo soberano decide votar con los pies
y sale a las calles y plazas a ejercer su derecho inalienable de botar a los
tiranos, pone en práctica todas las leyes y códices inscritos en su alma
libérrima.
Sostuvo, López Chau, que la política peruana requería de un
saneamiento o profilaxia integral y hasta radical.
Indicó que las gavillas habían generado el derrumbe de los
partidos políticos al privilegiar los apetitos de capilla y no los grandes
derroteros constructores de países como el Perú que es lo que llaman los
sociólogos una nación en formación.
Además esa era tarea primordial, la de reconstruir la democracia a
través, precisamente, de los partidos, con liderazgos jóvenes, claridad de
metas y planteamientos, profundo amor a una causa de justicia y convicción absoluta
que sí se puede hacer patria sin robar ni creer que el Estado es una ubre para
amigos o patoteros.
Han pasado lustros, no obstante la vigencia atinada de los asertos
desafía el paso del tiempo. Y antes que oscurecer, vuélvense más urgentemente
necesarias.
Interesante comprobar que muchos personajes públicos torcieron sus
destinos, se enfeudaron a causas sucias, hicieron del oportunismo grosería
cotidiana.
Otros, felizmente, pueden repetir con idéntico tenor y timbre, lo
que hace casi cinco lustros dijeron.
Hay, en los sucintos párrafos anteriores, que pretenden reflejar
lo que a mi juicio fue una formidable oración académica y política, verdades
-como las llamaba Luis Heysen Inchaustegui- de a puño.
Imperativo rehacer los partidos políticos, que son y deben serlo,
canteras de líderes democráticos, honrados, ejemplares, misioneros.
Creo indispensable recordar que sí hemos tenido políticos que no
robaron o saquearon al Estado, uno de ellos, creador de lo que antaño fue un
gran partido, Víctor Raúl Haya de
Los idiotas alanistas que infestaron de amigotes y compinches, dos
gobiernos, 1985-1990 y 2006-2011, hicieron de la política vil negociado culpable,
cruzaron todos los linderos y se adentraron en delitos y latrocinios.
Y el pueblo, que es más sabio que todos los sabios, les negó
respaldo y la última consulta electoral apenas si les dio 2.6% en votos. ¡Una
vergüenza impresionante!
Los adalides sociales no deben ser presupuestívoros y pillos,
tienen que entender que la política es servicio cívico para el país y no una
forma de estafar al Estado o de hacerse ricos en corto tiempo.
¿Son las leyes o preceptos, eficaces para contener la expoliación
de la cosa pública?
El fujimorismo delincuencial dio el ejemplo del no ejemplo.
Todos los ladrones que han pasado por la cosa pública se
enriquecieron a costa de licitaciones irregulares, contratos mañosos,
comisiones por debajo de la mesa, robando a diestra y siniestra.
La ley inscrita en el alma de los peruanos demanda que a los
ladrones hay que ponerlos en su lugar de privilegio que es la cárcel.
Pero las leyes formales consiguieron la prescripción de no pocos
delitos y el reciclaje se ve en todas partes.
La ley inscrita en el alma popular proclama su asco contra los parlamentarios
venales, mediocres, indignos que presiden algunas comisiones del Congreso.
Y todos se perdonan y el pacto infame de hablar a media voz entre
Congreso y Gobierno para durar tranquilamente hasta el 2026, acaba de ser
ratificado por la presidente Boluarte.
La ley inscrita en el alma del pueblo desearía que a todos los
corruptos se les pusiera un sombrerito con orejas de rata para identificarlos
por las calles y cuyo uso debiera ser obligatorio como medida disciplinaria y
de castigo contra estos inmorales.
Y este tema debiera ser también una motivación y un acicate en la
lucha por la ética como norma de comportamiento cívico.
Tenemos en el Perú que aprender a refundar nuestro país, con
honestidad, con amor por la justicia y odio profundo contra los cacos y
saqueadores profesionales.
¡Hermanos: hay muchísimo que hacer!