Un relato del
incendio de Chorrillos
por Ernesto Linares Mascaro; elinaresm@yahoo.com
13-1-2018
Cómo la distorsión de
un acontecimiento se convierte en mito
El jueves 13 de enero de 1881 se llevó a cabo la batalla más
grande que hubo en Perú y la segunda más grande de Latinoamérica, superada solo
por la batalla de Tuyutí. El ejército chileno (24,000 hombres) venció al
ejército peruano (19,000 hombres) en la línea de San Juan, ubicada en los
actuales distritos de Chorrillos, Surco y San Juan de Miraflores.
Después de la batalla se originaron los hechos de triste
recordación que terminaron en la destrucción de Chorrillos, en esa época, un
bello balneario de 3,850 habitantes con calles que “apenas tienen tres metros
de ancho y son verdaderos callejones”.(1)
El comandante William Alison Dyke Acland, marino británico
del HMS Triumph (luego fue almirante y barón), estuvo agregado como observador
en el ejército chileno y sobre lo que ocurrió al día siguiente de la batalla,
el 14 de enero, escribió que “varios ingleses, mujeres y niños, que habían
estado en el pueblo de Chorrillos ayer, habían sido trasladados al Cuartel para
su seguridad” y que una “mujer italiana, cuyo marido había sido asesinado en su
dormitorio, también había sido traída”. También contó que con el señor Scott,
un gasfitero, fue a visitar su casa, y encontraron que todo había sido
saqueado, “y uno de sus trabajadores, un inglés, estaba tirado en uno de los
cuartos con los sesos destrozados”. Entre otras cosas, agregó que fue baleado
por tres soldados borrachos.(2) Lo relevante para el presente estudio es su
mención sobre la mujer italiana cuyo esposo fue asesinado porque fue es el
único testimonio de la época que la menciona.
El testimonio de Acland fue publicado en 1881 en un folleto
llamado Six Weeks with the Chilian Army pero circuló limitadamente y no
fue conocido en el país hasta que en el siglo XX fue traducido al español por
Alberto Tauro del Pino y Celia Wu Brading en publicaciones separadas.
El asesinato de Leonardi
El jefe de la ocupación chilena de Lima, Patricio Lynch,
tuvo que lidiar con los reclamos de los extranjeros por la destrucción de
Chorrillos, Barranco y Miraflores, entre ellos, el asesinato de italianos en
Chorrillos.(3) Uno de estos debió ser la muerte de Jean-Baptiste Leonardi.
Revisando los oficios que envió el ministro plenipotenciario
de Gran Bretaña en Perú, Spenser St. John, a la Secretaría de Relaciones
Exteriores de su país, en uno de ellos anexó la declaración del francés Charles
Orengo sobre el fusilamiento de tres italianos, un francés y un portugués el 14
de enero (ver aquí) y la declaración de Dolores Hernández sobre el asesinato de
su esposo el 13 de enero.
Dolores Hernández viuda de Leonardi, natural de Guayaquil, realizó
su declaración en Lima el 5 de febrero de 1881 en la Cancillería de la Legación
de Italia ante Pierre Noble Perolari-Malmignati, vicecónsul y secretario de la
Legación italiana, de la cual se encargaba provisionalmente ante la falta de un
ministro. Junto a Dolores Hernández se presentaron Inocent Leonardi, Paul
Deltodesco, Fidèle Giovannini y Jean-Baptiste Bottazzi, los tres primeros,
naturales de Montecrestese y el último, de Pozzolo (Novi), todos ellos
comerciantes de Chorrillos.
El testimonio de Dolores Hernández sobre el asesinato de su
esposo es el siguiente (está en español):
“Que como á las diez de la mañana del día trece de Enero
pasado la declarante se encontraba en cama, después de tres días de parida, en
la última pieza de la pulpería de propiedad del finado de su marido, Juan
Bautista Leonardi; á esta hora las tropas chilenas victoriosas rodeaban la
pulpería, y no pudiendo escaparse ni su esposo ni ella por el estado de su
salud, se encerraron en su pulpería; pero algunos soldados chilenos rompieron
las chapas con tiros de rifle y entraron, amenazando de muerte á ambos y á su
tierno hijo de tres días, insultándolos por ser italianos y diciendo que como
tales, tenían que morir; el nombrado Leonardi logró por algún tiempo, con
ruegos y ofreciendo todo lo que poseía, salvar su vida y la de sus deudos; pero
en fin, los soldados, después de haber saqueado toda la pulpería y casa
habitación, hasta dejar desnuda a la declarante, hicieron tomar asiento á dicho
Leonardi encima de la cama junto a su esposa e hijo, y dos entre ellos
dispararon sus rifles contra él, que quedó muerto en el acto. La declarante fué
salvada por un capitán del ejército chileno, que la entregó al Estado Mayor
después de haberle proporcionado un traje para cubrirse. La Hernández fué
conducida al hospital de sangre de Chorrillos, adonde quedó hasta el día diez y
siete de Enero, que fué puesta en libertad y se refugió en Lima”.(4)
Inocent Leonardi, Paul Deltodesco y Jean-Baptiste Bottazzi
fueron a Chorrillos el 19 de enero, a la casa de donde vivió Juan Bautista
Leonardi (o Jean-Baptiste, según la declaración esté en español o francés), en
la calle del Tren N° 62 y ellos encontraron el cadáver de Leonardi, al que
reconocieron perfectamente. “Él todavía estaba en la cama, como dijo su
esposa”.(4)
Fidèle Giovannini dijo que “regresó a dicho lugar el 21 de
enero, y encontró el cuerpo de Leonardi quemado en el mismo lugar indicado por
su viuda y los testigos antes mencionados”.(4)
Estuve revisando diversos periódicos desde 1881 hasta 1890 y
no encontré que se hayan publicado los testimonios de estas personas, por lo
que parece que permaneció inédito hasta ahora.
No tengo ninguna duda de que Dolores Hernández es la mujer
que describe William Acland en su testimonio.
La demanda de Dolores
Hernández al Estado chileno
Después de la guerra, se instalaron tribunales de arbitraje
para resolver los reclamos de extranjeros por los daños ocasionados por las
fuerzas armadas de Chile. Dolores Hernández presentó el Reclamo N° 263 al
Tribunal de Arbitraje ítalo-chileno por el asesinato de su esposo.
Dolores Hernández no solo se presentaba como viuda, sino
como representante de Juan Bautista, hijo del fallecido Bautista Leonardi. Hernández
solicitó una indemnización de perjuicios por 30 mil soles plata.
El 5 de enero de 1888 en Santiago, el tribunal se declaró
incompetente porque “no se ha presentado certificado consular, ni documento
alguno, para acreditar el carácter de súbdito italiano de dicho Bautista
Leonardi, i estimado deficiente la prueba testimonial, única rendida para
comprobarlo”.(5)
Era imposible para Dolores Hernández ganar el caso solo con
su testimonio. Tenía que haberse presentado el testimonio de algún chileno (tal
vez del capitán que la rescató) como testigo, pero en ninguno de los casos que
he revisado de los tribunales de arbitraje, jamás se presentó un miembro de las
fuerzas armadas de Chile confirmando que lo dicho por el demandante.
La dama de Chorrillos
Las memorias de los sobrevivientes o combatientes de un
conflicto bélico son bastante interesantes y leídos porque tienen relatos
crudos y desconocidos de la guerra. Un defecto de las “memorias” es que muchas
veces fueron escritas varios años después de los hechos y la memoria de una
persona es traicionera: se olvidan cosas, se recuerdan de cosas que nunca
sucedieron o se relatan mal los hechos, y esto último pasó en un episodio
relatado por el chileno Alberto del Solar, oficial del regimiento Esmeralda.
Del Solar narra el incendio de Chorrillos y entre sus
anécdotas, relata que un prisionero le contó que mientras andaba por las calles
de Chorrillos, escuchó el grito de una mujer y al entrar a su casa, la vio
rodeada de 20 soldados ebrios (supuestamente peruanos porque lo llamaban
capitán) y a su esposo, un italiano de 30 años, muerto. La mujer era “alta,
rubia, mórbida, excepcionalmente bella y de no más de veinticinco años de
edad”. Como los soldados decían que la mujer “es nuestra”, ella pidió que la
matara “en el caso de que no pueda salvar mi honra” y por eso la mató de un
disparo en la sien.(6)
Pienso que la mujer de ese relato se basa en Dolores Hernández,
solo que con varias deformaciones en la historia: los soldados que asesinaron a
su esposo y la violentaron eran chilenos y no peruanos, fue un capitán chileno
quien la rescató y ella no murió, sino sobrevivió y años después, como ya
vimos, solicitó una indemnización al Estado chileno a través de un tribunal de
arbitraje.
Así como el británico Acland, tal vez peruanos (prisioneros
del Ejército chileno) se enteraron de la historia de esta mujer y con el paso
de los años, se deformó la verdad hasta convertirse en un relato que aparece en
el libro “Nuestros Héroes”, recopilación de anécdotas verdaderas y cuentas de
la guerra.
En uno de los relatos de “Nuestros Héroes” de Nicolás
Augusto González, llamado “El Incendio de Chorrillos”, cuenta que los soldados
ebrios del regimiento chileno Buin entraron a una casa en Chorrillos, le
pidieron a una anciana la llave de las cómodas a quien luego golpearon y
después violaron a una joven de 22 años. La joven se recuperó después, tomó un
rifle Remington y aprovechando que los soldados estaban ebrios, mató a cinco de
ellos. La joven luego se suicidó arrojándose al mar desde el muelle.(7)
No he encontrado en libros, periódicos y archivos de la
época un relato como el narrado por
Nicolás Augusto González, por lo que pienso que también puede ser el de
la misma Dolores Hernández, pero deformado como lo hizo Alberto del Solar.
NOTAS
(1) Mariano
F. Paz Soldán. 1877. Diccionario Geográfico Estadístico del Perú, p. 318. Lima:
Imprenta del Estado, calle de la Rifa.
(2) William
A. Dyke Acland. Informes sobre la Defensa de Lima, p.98; en: Revista San Marcos
N° 20 de 1879, Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
(3) Patricio
Lynch. 1882. Memoria que el Jeneral en Jefe del Ejército de Operaciones en el
Norte del Perú presenta al Supremo Gobierno de Chile, p. 114. Lima: Imprenta
Calle de Junín Núm. 255.
(4) Public
Record Office. 1882. Correspondence respecting the conduct of war against Peru by
Chile 1879-81, pp. 64-65.
(5) Tribunal
Arbitral Ítalo-chileno. 1891. El Tribunal Ítalo-chileno en las reclamaciones
deducidas por súbditos italianos contra el gobierno de Chile 1884-1888, p. 329.
(6) Alberto
del Solar. 1910. Diario de Campaña, pp. 114-118. Recuperado de: http://www.laguerradelpacifico.cl/Biblioteca/diario%20de%20campana.pdf
(7) Nicolás Augusto González. 1903. Nuestros Héroes.
Episodios de la Guerra del Pacífico 1879-1883, pp. 149-153. Lima: J. Boix
Ferrer, editor.
Foto: Nuestros Héroes. Episodios de la Guerra del Pacífico
1879-1883
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