Wednesday, September 13, 2017

El Runa Simi de José Gabino Curitomai

El Runa Simi de José Gabino Curitomai
por Norberto Curitomai; norberto@exprr.com

13-9-2017

Desde que tengo uso de razón, siempre vi a mi padre escribiendo poemas y estudiando el idioma quechua o Runa Simi como él prefería llamarlo. Recuerdo que cuando era niño, en mi casa de Lucanamarca, (Ayacucho), había una habitación que se podría llamar biblioteca. En realidad, era una habitación llena de cajas de madera que cubrían unos latones de alcohol que mi mamá compraba para preparar aguardiente para los trabajadores de las chacras. Se abría un lado para sacar el latón de alcohol y quedaban las cajas vacías que mi padre colocaba unas sobre otras, dejando el lado vacío al frente, de modo que pareciera una estantería. El las apiló hasta llegar al nivel del techo por los cuatro lados de la habitación y las llenó de textos educativos, de quechua y poesía. Entre sus favoritos, estaban Gabriela Mistral, Adolfo Bécquer y César Vallejo. Recuerdo que allí leí mis primeros poemas como aquél que empieza diciendo: “Hay golpes en la vida tan fuertes…. yo no sé…”. “Podrá nublarse el sol eternamente….”. De pequeño él era mi profesor y mi ídolo.

Cuando mi madre falleció dejando nueve niños pequeños, mi padre no renunció a su pasión por los libros y la poesía. En mi mente de adolescente, su actitud me molestaba ya que interpretaba que a él no le importaba la situación de sus hijos recién emigrados a Lima y con muchas dificultades.

Pero luego, y con el transcurso de los años, llegué a comprobar que jamás había dejado “su trabajo”, como él lo llamaba. Así llegué a entender y admirarlo. A él nunca le interesó el dinero, algo por lo que la gran mayoría de los humanos luchan, y, a veces, se matan. El luchó por sus ideales. Finalmente, llegué a admirarlo y sentirme orgulloso. Mientras estuvo vivo, no desperdició una ocasión para hablar y repartir gratuitamente sus estudios del idioma Runa Simi.

Guardo muchísimas anécdotas de cómo mi padre exponía su estudio, por ejemplo, cuando trabajó en New Jersey, recitó en Runa Simi en un evento en el Consulado Peruano. Subía a los buses a regalar copias de su trabajo. Cuando volvía al Perú no dejaba de enviar cartas a los ministros y presidentes quejándose del poco apoyo que el gobierno daba al idioma de los Incas. En la década de los 80, viajó a Ecuador y Bolivia junto a otros maestros para coordinar la oficialización del idioma Quechua como idioma oficial en el Perú.

También tuvo espacios radiales destinados a la difusión del idioma en la ciudad de Ayacucho.

Como la memoria es ingrata y lo hablado se lo lleva el viento, he querido reunir en un lugar como es el espacio de este libro, los manuscritos, poemas y aportes al quechua que mi padre me dejó, y que los tenía celosamente guardados para que ahora mis hijos, mi familia, y ustedes, mis amigos, los descubran como su legado.


Norberto Curitomai, New Jersey, 20 de octubre de 2009