Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
10-11-2021
¿Cuadros de Estado o gorilas politicantes?
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Si se mira a la diestra sólo se encuentra a golpistas
ignaros y tozudos, incapaces para comprender que el fino tejido social no es un
úcase o diktat que nace de los caprichos de mandones inmorales.
Voltear a la siniestra y los hallazgos no pueden ser más
desconsoladores: improvisación a mares; ineptitud absoluta para diferenciar la
algarada universitaria con los grandes temas de la agenda nacional; miopía
ideológica cuanto que anacrónica también ineficaz para los durísimos retos de
la hora presente. Mérito sí hay –y los miedos de comunicación, no lo destacan-
en la liza contra la pandemia con una vacunación masiva y continua. Más allá de
eso la lóbrega muestra que en este ámbito del alicaído mundo político peruano,
no crecen ideas ni ingenios capaces y preparados.
Perú naufraga, y no parece existir mano, gobierno o
administración, embebida y convicta de su misión gobernante. El Congreso es una
colección de personajes huérfanos de cultura, rudimentos elementales en la
construcción política y básicamente chismosos a quienes seduce la declaración
vaga, la expresión ilógica y la sentencia “categórica” que endereza a sus
contrincantes. Resultado: pocas veces un Parlamento ha sido tan repudiado por
su escasa calidad.
¿Qué podemos decir de los clubes electorales, mal llamados
“partidos políticos”? Son proveedores de vagos y ganapanes dispuestos a
expoliar la caja fiscal en cuanta oportunidad se les presente. Ilustres
mediocres resultaron dueños de bienes inmuebles, vehículos, viajes, honores que
no merecían y distinciones hechizas que se fabrican en nuestras sociedades para
llamar el genéticamente idiota como estratega, internacionalista, hombre probo,
ciudadano ilustre.
El dramatismo de la hora presente no debe ser exagerado.
Pero tampoco minimizado. En cualquier momento los yerros pueden conducirnos a
un quiebre vía vacancia, golpe o tormenta avisada que zarandea literalmente al
Perú todos los días, sin excepción.
El gobierno del presidente Castillo podría prescindir de la
“oposición” porque simple y llanamente sus errores son descomunales, bobos, con
absoluta falta de claridad, es decir torpes. Los más felices en el tiempo
transcurrido son los gorilas politicantes que no hesitan en avalanzarse sobre
el jefe de Estado y su régimen.
Lo precedente obliga a preguntar si los cuadros de recambio
para este u otro gobierno, están listos para asumir con ciencia y conciencia,
ideas valientes y realistas, los duros compromisos de guiar el timón del país.
¿Hablan nuestras gavillas electoreras del asunto minero y su explotación
racional, con cautela del medio ambiente? ¿Discurren acaso sobre la reforma
tributaria que es necesaria y urgente aunque los privilegiados y sus voceros
chillen lo contrario? ¿Hay designio y horizonte de un país no para cinco años
sino para 50 ó 100?
¿En qué está comprometida nuestra juventud? No pocos quieren
asegurar ingresos y eso es legítimo, pero si pescan la oportunidad no les será
difícil irse a donde les paguen bien con mayores goces terrenales y materiales
para sus respectivas familias. ¿Es tan difícil crear empleo atractivo para
evitar la fuga de talentos?
No hay buenas ni malas masas, repetía con incansable tesón
Víctor Raúl Haya de la Torre, sólo hay buenos o malos dirigentes, advertía con
voz pionera e imbatible. La multitud de gorilas politicantes que afea el
ambiente cotidiano del Perú es resultado de una degradación calculada por el
sistema pero alimentada por miedos propios y mediocridades superlativas hacia
fondos abisales.
Acaso convenga recordar como desafío, las recias palabras de
Manuel González Prada: “tomar a lo serio
cosas del Perú. Esto no es república, es mojiganga”.