por Herbert Mujica Rojas
4-3-2009
Ejercicios de campaña
¿Sería lícito presumir que los Reglamentos de las Cámaras de Diputados
y Senadores de Chile comprueban escrupulosamente los procedimientos
que brindan sus respectivos cuerpos para la ratificación en Congreso
de los tratados internacionales? Ilógico debiérase considerar que
cualquier parte de ese u otro Congreso deseeara caminar por rutas
distintas a las usuales e internacionales reconocidos en la materia.
Por tanto ¿a quién pide conformidad, si se trata de la ratificación de
un tratado, el gobierno de Chile con el respaldo legislativo de su
Congreso? Evidentemente al o a los gobiernos con los que contrata o
institucionaliza.
Digamos que ha comenzado un TLC entre Perú y Chile. En el país del
sur, el Senado y Diputados brindaron su aquiescencia formal, votada
democráticamente y comunicada al Ejecutivo de La Moneda. Deviene
interesante preguntar a quién inquiere el gobierno de Chile para que
las normas encuentren el refrendo común, acostumbrado, insospechable
de pillerías o trucos procedimentales. Es indubitable que en algún
momento requerirá la ratificación del gobierno del Perú que, así como
lo posee el de Chile, obtuvo el pase en votación afirmativa de
Senadores y Diputados. Aquí hay un problema, me digo yo, profano
ilustre que pregunta como ejercicio de campaña lógica: ¿lo que se
exige allá no es idéntico acá, en legislación internacional sobre todo
cuando se involucra a Ejecutivo y Legislativo de países contratantes?
Aquí, según ha explicado con sesuda capacidad intelectual el canciller
José García Belaunde, este TLC prescindió de esa acción congresal
porque era una simple extensión de un acuerdo firmado muchos años
antes. En buena cuenta nos dijo, así lo entendí yo, que el Congreso
está de adorno. La verdad que ya sabía esa verdad de Perogrullo, sólo
que éste apellida ahora García Belaunde.
El palurdo arguirá o berreará y caminará por setos inválidos para
echar concreto con ventilador al santificado TLC con Chile entre el
congreso de ese país y su ejecutivo y el gobierno episódico del Perú
porque urbi et orbi se ha dicho y comunicado que el Establo de la
Plaza Bolívar no ha intervenido en el convite. Es decir que ha
consagrado su condición de inutilidad pagado con el dinero del pueblo
peruano y ha ratificado su absoluta, incondicional y estupenda
capacidad prescindible. Que los esfuerzos tardíos de un grupo
pretendan corregir lo que ya fue consumado asemeja al dicho aquél:
después de burro muerto, pasto.
Acabo de leer en un diario local y en columna a cargo de un ex
ministro de Agricultura del régimen delincuencial de Kenya Fujimori
que a lo avanzado con el Acuerdo de Complementación Económica con
Chile que años atrás ya reunía el 98% de lo compilado hoy con el TLC,
debían agregarse los acuerdos de la traidora y sucia claudicación en
Arica, noviembre de 1999, en supuesto cumplimiento de lo estipulado en
el Tratado de Lima del 3 de junio de 1929 y su Protocolo
Complementario. Entonces Jorge Valdes, desde la Cancillería, Fernando
de Trazegnies, alfil reaccionario enquistado en la administración del
japonés, el traidorzuelo Fabián Novak Talavera y varios uniformados
que hoy se disfrazan de patriotas cuando entonces eran entreguistas
convictos y confesos, siguieron el curso de acción empujado por Chile
por caminos de trampa y mañosa elusión de lo genuinamente estipulado
en el Tratado de 1929. O sea que no sólo estamos ante el monstruoso
yugulamiento de la voz de un Congreso mediocre, silencioso,
aherrumbado, sino que aprovechando de su total ignorancia, un vivo
empieza a destilar la especie que hay que, al caballazo, dar patente
de corso a lo que desde 1999 quedó como una de las traiciones más
sucias que, por alguna suerte mínima, ningún Congreso se ha atrevido a
convalidar. Ya saltó la liebre y los apaches que muy bien comercian
sus cultivos de exportación están dispuestos a entrar al agua con
voracidad de pirañas con dieta de largos años silenciosos.
No está demás preguntarse por causa de qué el silencio atenaza no sólo
a los congresistas.Los hombres de prensa callan violando su propia
existencia cotidiana. No hay más de dos o tres periodistas enterados
in extenso de lo acontecido en temas geopolíticos. Creo que hay que
hacer esfuerzos para superar esta patética anomia improductiva. Aunque
los dueños de los miedos de comunicación amenacen y recuerden que son
empresas chilenas las que en mayoría impresionante colocan el avisaje,
es decir, el candado de qué se promociona. Y también que se silencia o
ignora.
Mientras tanto da asco ver cómo los políticos creen que éste es un
asunto judicial, de tribunales, de papel sellado. No entienden, no les
da el cerebro que aquí hay historia, convocatoria, calor popular,
homenaje y coherencia con el sacrificio de los que murieron por la
patria. Los payasos sólo hacen reír. Los traidores cobran el fruto de
sus productos con muchos pretextos. Pero el pueblo es más sabio que
todos los sabios.
¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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