Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
2-8-2024
¡Insólito invierno a 32 grados!
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“Estamos en invierno aquí en Tarapoto, en verano (setiembre
hasta enero), sube la temperatura a 36 con sensación térmica de 40 grados”, me
dijo pocos días atrás un amable natural de esta hermosa ciudad, al notar mis
apuros.
Tras Cusco y Arequipa, Tarapoto figura entre los cinco
primeros aeropuertos del Perú que reciben muchos vuelos diarios por,
fundamentalmente, turismo y negocios y otras actividades.
¿Creerá la concesionaria del terminal aéreo, Aeropuertos del
Perú, que sólo los que ya cruzaron el control policial, merecen aire
acondicionado? Aunque usted no lo crea (lo ratifiqué a la vuelta), hay que
esperar con las maletas, en fila india y con cerca de 40 grados a la sombra,
que lleguen los de la aerolínea para pasar al ámbito de aire acondicionado.
Muchas personas de edad, mayores de 70 años y niños sufren
este “ahorro” de AdP en perjuicio de los usuarios. ¿Quién controla a esta
empresa que goza de la concesión de más de una decena de terminales en todo el
país, qué clase de servicios es el que brindan?
Las aerolíneas, casi todas parten muy temprano y en un
confortable vuelo de 55 minutos, arriban a Tarapoto cuyo aeropuerto es el único
importante y amplio en San Martín.
La ciudad de las palmeras, las hay diversas y hermosas, se
ha convertido en una urbe muy dinámica en negocios de toda índole, desde ropa,
víveres, servicios de restaurantes de primerísima clase, sin nada que envidiar
a cualquier capital y precios como en Lima.
Una de las más incomprendidas circunstancias estriba en que
si alguien desea venir a Lima por tierra, demorará 22 horas (sin contratiempos)
para lograr esa proeza. Tarapoto dista de Lima, 629 kms. En cambio por pista
hay 950.7 kms.
Tal como enunciamos, por vía aérea uno llega en 55 minutos,
el equivalente de Lima a Trujillo, desembarca con relativo orden y asimila la
señal de un calor indómito que somete al más bravo.
Entonces ¿por qué no han modernizado las vías terrestres que
comuniquen a Tarapoto con Lima y disminuyan esas demoras atrabiliarias de más
de 20 horas? Desde los años 70 ningún gobierno acometió esta tarea
imprescindible que beneficiaría a miles de personas con economías más modestas
pero también el traslado de frutas y productos para su venta en la capital.
En Lima los vehículos no suelen tener la buena costumbre de
respetar el rojo, el verde o el ámbar. Aquí en Tarapoto los medios de
transporte, 95%, son motocicletas con pequeños compartimentos descubiertos, dos
ruedas atrás y con chofer que se detiene ante los rojos, cruza en verde y en
ámbar procede con cautela.
Más de una vez dudé en cruzar y cuando lo hice, siempre
obtuve el paso preferencial. ¡Las motos y sus conductores, esperan a que uno
transite y de inmediato intuyen, en la mirada insólita del visitante, que no es
del lugar y descree lo que está viendo!
La cortesía jocosa del habitante tarapotino es formidable.
Al llegar al hotel debíamos charlar con Marvin, el administrador, y un empleado
nos señaló a un joven correctamente uniformado y agregó “es el que tiene cara
de marciano”.
Nunca le pregunté, en los cinco días siguientes, al buen
amigo, ¿cómo es que conocía a los marcianos?
Dos veces antes estuve en Tarapoto, décadas atrás. Una por
razones políticas y visité Juanjuí, Lamas, Tabalosos, Picota, Juan Guerra,
Chasuta, Chapaja, donde algunas colectividades sufrieron mi oratoria modesta.
En otra ocasión vine por negocios y me la pasé “enjaulado”
en el hotel de Turistas por determinación de un grupo violentista hoy
desaparecido.
En Tarapoto se camina tranquilamente y se usa el celular en
el bolsillo trasero de los pantalones. El índice de robos es muy pequeño y
quienes incurrieron en faltas aviesas o fueron gratificados con una paliza o
nadie les dio trabajo, ergo, debieron abandonar la ciudad, señaladamente
venezolanos.
A partir de las 6 pm., la Plaza de Armas es un hervidero de
presentaciones, gente caminando por su perímetro, personas en las amplísimas
instalaciones de su Catedral, jolgorio, alegría sana y mirada atenta para con
los turistas. Varias veces debimos pedir ayuda y orientación y nos indicaban
con precisión dónde, a qué altura y hasta el nombre del negocio.
Estuvimos en Lamas visitando un castillo medieval. ¡No, no
estoy equivocado! Un ciudadano suizo o francés, vio el negocio y construyó una
mole con almenas, cuadros barrocos y una tienda para la venta de café con
diversos sabores.
La Laguna Azul una maravilla con su Torre de entrenamiento
militar y su sirena mitológica.
En las cataratas de Ahuashiyacu, subimos algo así como 200
escalones accidentados para contemplar en la cúspide una lagunita con agua
helada a la que ¡por supuesto! no ingresé. Noté un turismo interno formidable.
No vi a ningún chino y pocos norteamericanos.
¿Por qué vive Tarapoto tan alejada por carretera de Lima?
¿No se dan cuenta que la amenaza de un turismo masivo desde China puede
representar cientos de millones de ingresos y el mejoramiento sustantivo del
nivel de vida en todo San Martín?