Monday, February 16, 2015

El botín de la Buena Muerte

El botín de la Buena Muerte
por Jorge Rendón Vásquez; jrvcoment@gmail.com

17-2-2015

El 27 de octubre de 1948, se entroniza en el Perú una dictadura. Federico Camerano Cannero, conspicuo dirigente de la oligarquía del algodón y del azúcar, es uno de los organizadores de ese golpe de Estado. Más tarde, ejerciendo un alto cargo en el Banco Central de Reserva y con la complicidad de otros jerarcas del régimen, se apodera de de diez millones de dólares d esta entidad. La resistencia contra la dictadura y la defensa del patrimonio del pueblo son asumidas por un grupo de jóvenes universitarios, trabajadores, militares y habitantes del los vecindarios, un destacamento del pueblo, con el cual se desencadena la furia y el odio de la oligarquía y la dictadura.

"Asparta sorbió un buen trago del whisky que Camerano le había servido con generosidad, como otras veces.
-He venido para el asunto que ya sabes- dijo.
-Lo tengo todo previsto -repuso Camerano, colocando su vaso sobre la mesa.

Estaban en el escritorio de éste, en la residencia de la Avenida Orrantia.

-El jefe aludió a un plan cuya ejecución estará a mi cargo.
-La mirada de Asparta interrogaba a Camerano.
-Es algo sumamente confidencial. ¡Claro!, después se enterarán los que trabajen en esto, pero sólo de los aspectos que les toquen.
-¿De qué se trata?
-De sacar una parte de la reserva del Banco Central, en billetes.
-¡Ah! -Un relumbrón de codicia cruzó la mirada de Asparta-. ¿De cuánto estamos hablando?
-De diez millones de dólares.
-¡Es bastante! ¿Qué volumen y peso se tendrá que movilizar?
-Veinte cajas de unos ocho kilos cada una.
-Y luego de retirar ese dinero, ¿qué se haría con él?
-Lo enviaremos al extranjero.
-Sacar el dinero del Banco es una operación muy peligrosa y, para ejecutarla, se requerirá gente muy segura." p. 264

"Para la operación especial en el Banco Central, Camerano disponía de otra libreta más pequeña con tapas de marroquín de color marrón de la que no se desprendía ni un instante y guardaba en la caja fuerte de su escritorio, en su casa. Era un registro cronológico de cada paso, con los nombres de las personas que intervenía o a las que llamaba por teléfono, los acuerdos adoptados, los pagos en dinero y otros gastos, las direcciones de los locales a utilizarse, la suma de dinero que se sustraería y los cálculos relativos a la operación: todo anotado con la prolijidad de un ecónomo, para no olvidar nada, y con la claridad indispensable para identificar fácilmente cada actividad. En algún momento, había pensado que estas anotaciones debían estar codificadas, pero había desestimado la idea por el temor de confundir u olvidar las claves y complicar, o en el límite, echar a perder una operación de debía desarrollarse lo más diáfanamente posible y sin tropiezos." p. 274

"Recorrieron los pasadizos, las escaleras y los otros ambientes del edificio. En el sótano, Camerano abrió la puerta con su juego de llaves, hizo girar la llave en la cerradura de la bóveda y movió el botón a clave en ambas direcciones, siguiendo los datos anotados en su libreta. Tiró de la manilla y la gruesa puerta metálica rectangular se abrió hacia el exterior. La bóveda se extendía en un espacio de más de doscientos metros cuadrados, y los lingotes de oro estaban arrumados en pilas que llegaban a la altura de una persona. En los andamios, que recubrían las paredes, descansaban las cajas con los dólares. A un lado se veían también rimeros de cajas que, con las pilas de lingotes, formaban pasadizos. Ya Camerano había identificado las cajas que retirarían. Cada una contenía quinientos mil dólares. De cada rimero se tomaría una de la parte superior, de manera que de veinte rimeros se retirarían las veinte cajas. Su menor altura podría pasar desapercibida, a primera vista.

Dejando abiertas las puertas de acceso a la bóveda y al sótano, Camerano salió al estacionamiento de vehículos, le dijo a Lucilo, que tuviese listo el portón para abrirlo, y esperó.

A las once, miró el exterior. Un camión avanzaba lentamente por el jirón Ucayali. Camerano le dijo a Lucilo que abriera el portón y, con una señal a Lacerto y al chofer, les indicó que ingresasen.

El vehículo fue estacionado cerca de la entrada al sótano. Un policía subió a la plataforma. Los otros siguieron a Camerano. Una vez en la bóveda, éste les ordenó que llevara las cajas señalando los rimeros de donde debían tomarlas". p. 295

"Camerano dedujo que los asaltantes del depósito sólo podían ser los cinco polícias que habían intervenido en el operativo del Banco. Sólo ellos sabían que allí estaban las cajas. Lo que no pudo colegir fue si lo hicieron por su cuenta o enviados por Asparta o por el jefe. Para todos ellos, el botín era tentador. Daba por descontado que una indagación podría desatar una desastrosa fuga de información. Concluyó que más le convenía quedarse en silencio, esperando que sus autores se delataran, empujados por su impaciencia y codicia. La intervención de Asparta y, por ende, la de los cinco policías había sido una imposición del jefe, que sólo se explicaba por su desconfianza. Quería controlar la cantidad de dinero que saldría del Banco. La operación hubiera podido hacerla él solo con su gente. Súbitamente, comenzó a resonar en su mente la alarma. Los asaltantes o quien los hubiera enviado tratarían de seguirlo o, si eso no les daba resultado, intentarían, tal vez, secuestrarlo, torturarlo hasta que les revelara el sitio donde había ocultado las cajas, y luego podrían matarlo. Por lo tanto, tendría que extremar su protección, y eso quería decir que, además de Lucilo, debían acompañarlo uno o dos guardaespaldas armados". p. 299

"Marzo de 1953

El alto y desgarbado policía de civil observó las cajas y los hombres atados y amordazados, y leyó el cartel en la cúspide del rimero. En las cajas se leía en letras rojas: Banco Central de Reserva del Perú, y, en un papel pegado en cada una, la cantidad: 500,000 dólares. Contó las cajas. Habían diecinueve. Por lo tanto -pensó-, en esta Plazuela, alguien ha dejado nada menos que nueve millones quinientos mil dólares, recuperados de quienes los robaron al Banco Central, según decía el cartel. La presencia del enjambre de ávidos corresponsales, periodistas y fotógrafos y de la misma policía, indicaba que los autores de esta quijotesca operación, habían planeado revelarla al público. Era una cantidad fabulosa de dinero, inalcanzable para cualquier banda de ladrones comunes del país. El robo pudo haber sido cometido por un experto equipo de ladrones extranjeros o por gente del propio gobierno peruano, y, ahora, por la circunstancia de haberse quedado él a dormir en la comisaría, abrumado por el trabajo y contrariando el deseo de Andrea, su enamorada, de pasar la noche juntos e irse a Mala a desayunar con chicharrones, la suerte o la fatalidad, le endilgaban el desafío de descubrirlos y de descubrir también a los generosos autores de la devolución". p. 325



¿Y el analfabeto de arriba?

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
26-10-2007

¿Y el analfabeto de arriba?

Anunció el presidente García que en los próximos meses, medio millón de iletrados dejaría de serlo merced al impulso de un plan ideado por su gobierno. Interesante pero común oferta a que apelan todos los mandatarios. Está bien. Pero ¿qué hacemos con los otros analfabetos, esos dañinos, cancerosos, letales y grandilocuentes cretinos que abundan en la cosa pública, burocrática y política del Perú? ¿Y los analfabetos de arriba?

¿Cómo reconocer a un analfabeto de arriba? ¡Nada más fácil! Es el idiota que solicitado en declaración periodística, no tiene más original idea que “pedir un paso al costado” de éste o de aquél.

El analfabeto de arriba es incontinente, sólo que esta disfunción no la muestra como el resto en forma discreta o recatada. No. El de marras es exhibicionista, goza en la ridícula exposición de su figura informe y no cesa de ataviarse con los mejores trapos, olvidando que aunque la mona se vista de seda, mona se queda. ¿Cuántos politicantes dan sus conferencias o declaraciones a diario? Toneladas de palabras, gramos de virtud y estupidez a granel.

En todo el enfermo cuerpo social del Perú, el analfabeto de arriba es un profesor suma cum laude. Se atiborra la boca de los términos: espacio, mesa de concertación, consenso, contrato social, pero su interés reside fundamentalmente en el vulgarísimo costo-beneficio de cada actividad. ¿Cuánta prensa consigo con decir tal o cual cosa? es parte de su sesuda reflexión diaria. Entendido es que nada de cuanto profiera se acerca, ni de broma, a más allá que un mugido, un berreo, una acción inercial de sus desmadejadas e informes naturalezas. Es un infeliz de saco y corbata o traje o falda que dice interpretar la voluntad ciudadana y en realidad no hace sino envilecerla. Más aún.

Si usted pide al analfabeto de arriba credenciales académicas, le sacará diplomas de cientos de seminarios, talleres, monsergas por el estilo, a la que fueron inscritos para que figuren en registros, pero ¡eso sí! nunca deja de recabar el certificado. Con eso puede pedir o exigir más dólares. Lo usual y cotidiano es que concurran, a estos saraos disfrazados de cultura política, los asesores, rara vez, menos tullidos que sus jefes ocasionales a quienes no importa nada salvo el cartoncito. El analfabeto de arriba es aliado de cualquier gobierno y practica la fea costumbre de colocar amigotes, amantes, queridos o queridas en las reparticiones del Congreso, de los ministerios, del gobierno ¡de cualquier cosa!

Un importante político hoy olvidado en sus enseñanzas de vida y citado mercantilmente para cohonestar cualquier sacrilegio contra lo que él pensó, Víctor Raúl Haya de la Torre, solía aludir a los analfabetos de arriba porque, decía, eran los más peligrosos, audaces, desvergonzados. En efecto, los capos de la media lengua, los buhoneros de sebo de culebra y que hoy en su partido político fungen de “voceros”, son capaces de justificar las más aberrantes truculencias con la poca envidiable ambición de no parecer algo más tarados que al nacer. ¡De esos abominaba Haya cuando hablaba de los analfabetos de arriba!

En este país en que las lamentables ¡pero privadísimas! separaciones o divorcios de profesionales de la actuación, ocupan primeras planas, en que pandillas de delincuentes intelectuales se roban literalmente (con muchos dólares de sueldo, ciertamente) la fe del pueblo y que empresas transnacionales y sus esbirros criollos, practican la viejísima, secular e imperturbable política del cholo barato y el azúcar, gas o energía caros, los analfabetos de arriba, han llegado a momentos estelares de su oprobiosa existencia. No hay sino que dar un paso y entonces se los encuentra en todas partes. Cualquiera es un señor, lo mismo un burro que un gran profesor. De cada diez, la estadística regala el aterrador cuadro de 7 con tendencia a 8, poblado por esta clase de especímenes. Si hay algo notable, al lado de su zafiedad zoológica, es que provienen de canteras multipartidarias y mezcladas en lodo y verguenza. Es decir, en los fondos abisales, de repente, sí es posible llevar a cabo la anhelada “unión nacional”. ¡Qué desmadre!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

Lea www.voltairenet.org/es
hcmujica.blogspot.com

Skype: hmujica

Morir por brebajes envenenados

Morir por brebajes envenenados
por Zully Pinchi Ramírez; alertasenhal@gmail.com

13-2-2015

Una joven mujer de nacionalidad canadiense, Jennifer Joy Logan, murió el 17 de enero del 2015, por edema pulmonar, en sesión de "limpia", efectuada por un shaman a las afueras de Puerto Maldonado, en la profunda selva amazónica.

¿Quién?

Una mujer profesional,  geógrafa inteligente, en sus vigorosos  treintas, con maestrías incluidas en la Universidad de York, trabajaba apoyando a los refugiados del mundo y también era activista a favor de las mujeres víctimas de la trata de blancas en Nepal.

Metódica y al parecer amante de lo oculto y sobrenatural, puesto que también fue al encuentro de "meditación" y "búsqueda", palabras favoritas de quien en realidad anhela llenar vacíos del corazón.

Jennifer fue a trabajar e investigar y de paso a meditar con yoga en las alturas de las montañas del Tibet, Tailandia, Europa, India y Arabia Saudita.

¿Dónde?

Jennifer al parecer se entusiasmó con la oferta de la página web del viaje espiritual que ofrecía el centro shamánico "Canto Luz", en Puerto Maldonado, Perú.

¿Cuándo?

El pasado mes, la joven vino desde Canadá y acudió a un aquelarre y mesada de brujería donde le dieron de beber un inofensivo té y algunas otras hierbas santas y divinas para limpiar su organismo, con los poderes mágicos de los principados y potestades del más allá o del inframundo o entidad a quien los hechiceros hayan convocado.

¿Cómo?

Durante la sesión, después de cantos y rezos a los diablos de la selva, incluido el director de tal reunión, a quién no se le ha revelado la identidad todavía, pero según manifiestan es un muy conocido, publicitado e infalible shaman, le dio el brebaje o pócima maldita, ella empezó a limpiarse desde la cabeza hasta los pies a punta de vómitos, convulsiones y escalofríos, tuvieron a bien la paciencia inmaculada de ver a la mujer muriéndose y no hacer nada hasta que después de dos horas los maestros misericordiosos decidieron llevarla en moto a un centro de salud cercano.

La policía aún no concluye sus investigaciones, y al parecer la familia debe esperar según relatan alrededor de un año para llevarse el cuerpo, puesto que deben revisar bien el protocolo de necropsia y de ser posible practicar una autopsia para determinar si hubo o no asesinato y hacer las denuncias penales correspondientes.

¿Por qué?

Una vez más nuestro país será conocido por causar la muerte de turistas extranjeros, ¿hasta cuándo la brujería seguirá pasando piola y no hay quién de los 130 congresistas "uno" que decida penalizarla, cuántos crímenes desapercibidos a través de la magia blanca, negra, amarilla, verde o morada y no es broma, todos esos colorcitos forman parte de las paletas de arco iris y variedades de brujerías que existen, ¿tienen que esperar los señores parlamentarios?, esto no fomenta ni debe fomentar jamás el turismo peruano, estos son crímenes, tal como lo fueron los de la Cantuta, Barrios Altos, del Frontón o  de Madre Mía, no hay ninguna diferencia, cada cual con armas letales diferentes pero crímenes al fin.
Cambiemos la imagen que tiene el mundo de nosotros, callemos el dolor de un país como Canadá que debe tener resentimiento profundo al no poder devolver a Jennifer que no entendiendo de misticismos de urbi et orbi de orígenes pasados, de cultura enseñada y pactada de generación a generación.

Nunca el Perú podrá devolver a todos los que yacen aquí por ignorancia o exasperado fanatismo de los que a ciegas ceden sus sentidos a los yacurunas amazonenses tal como lo hacían los griegos con Poseidón, el tunche solo crea temor colectivo y seguirá ahuyentando cada vez mas, y no debemos olvidarnos del famoso Chullachaqui que con apariencia de un hombre guapo y seductor podemos caer rendidos a sus pies de patas de cabra, y despertar crudamente y ver que nuestro príncipe azul, no es mas un asesino conquistador, envuelto en plantas de bijao y ayahuasca.

Una vez más, en pleno siglo 21 la humanidad demuestra sus faltas y carencias, sus profundos vacíos del alma, su orfandad espiritual, sus búsquedas en laberintos minados y su politeísmo, ateísmo y agnosticismo maquillado de religión, cuando por criterio común sabemos que la religión y las iglesias, separa a todos en el mundo, es el amor lo que marca la diferencia y verdadero amor "no mata con puzangas"

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