por Herbert Mujica Rojas
16-4-2008
¿Gobernando o enseñando a mendigar?
Cuando una administración política empieza a repartir alimentos o a
donar dinero, a la postre, es lo mismo: se acaba y su duración es
efímera, es que se terminaron las ideas, los pillos se apoderaron
totalmente de la nave estatal o porque alguien ha patentado cursos
rápidos de cómo se envilece y embrutece a un pueblo enseñándole a
mendigar y a vender su conciencia por tal o cual camino clientelista.
¡Así de simple! ¿No lo ve la multitud de politólogos, analistas,
estrategas, expertos, internacionalistas, que hay debajo de cada
piedra en el Perú?
Si asumimos la postura clásica de la psicología nacional, es decir,
aguzamos la suspicacia, podríamos afirmar que una ministra está en
campaña presidencial, con fondos del Estado, apoyo inevitable
mediático y con ansias tempranas de querer afirmar su alicaída imagen,
puesta de lado, por otras u otros, que hacen ¡exactamente lo mismo!
¿cuan válida es la propuesta que sufraga, sin haber sido consultado y
malversando dinero del pueblo porque no es otra la fuente de todos
estos gastos? ¿será capaz la ministra Susana Pinilla de prometer
solemnemente que no está impulsando electoralmente ningún propósito de
mediano plazo? En Perú se pasa por alto, casi siempre, esta clase de
desmanes. So pretexto de la pobreza, circunstancia horrenda que
acompaña al Perú republicano desde su mismísima iniciación, y porque
las clases dirigentes no entendieron nunca cómo lograr riqueza para
las grandes mayorías, se pretende pasar este absurdo clientelista a
vista y paciencia de tirios y troyanos.
Ninguna de las expresiones oficiales, a cual más estúpida, convence.
La especie del reparto en horas de la madrugada para garantizar que
los titulares de la vivienda sean los recipendiarios, es digna de un
discurso de cualquiera de los del Establo, subrayando que aquellos
forman parte de una falta de cultura, decencia y civismo, tradicional
y atávico. Amén que para ellos, todo debe traducirse en votos. Lo
rufianesco del costo-beneficio se traslada a ese recinto como norma de
comportamiento diario.
La imaginación, ese arte por el cual, siempre se innova en la
propuesta, se generan avenidas en las respuestas, se corrigen yerros
superando los intríngulis de las dificultades, está ausente en este
vulgar, palurdo, clientelista, reparto de alimentos. No parecen haber
aquilatado que tal suministro tendrá que ser periódico porque de lo
contrario, las felicidades actuales trocarán en odios perennes. Lo más
trágico es que, como en tiempos que alguna se pensaron fenecidos, se
vuelve a educar en la mendicidad a sectores que merecen oportunidades
mucho más creativas y esforzadas.
¿Qué hace el gobierno con tanto dinero en las arcas? El ex funcionario
del BBVA y actual ministro de Economía, Carranza, contestará ortodoxo
que eso no se toca porque hay que pagar obligaciones y esos
calendarios son inamovibles. ¡Total a éste qué puede importarle el
hambre popular o la desesperanza por falta de trabajo, si a él no le
pagan porque custodie la solución de semejantes broncas, sino para que
cuide el capital sagrado para retribuir a los poderosos que gobiernan
la tierra! ¿No sería mucho más interesante proyectar empresas para el
uso de mano de obra, generación de empleo digno y no lo que está
ocurriendo, un acto aberrante contra cualquier equilibrio social de
pan con libertad?
El silencio, esa práctica de los mediocres, se comprueba a través de
las estridencias "noticiosas" de supuestos hechos importantes, cuando
no son más que el enmascaramiento de los temas esenciales del drama
peruano. Sólo hay tratamiento epidérmico y falaz. Una ministra, la de
Comercio Exterior, le enmienda la plana al farsante gerente general de
la empresita Lima Airport Partners, Jaime, papa en la boca, Daly
Arbulú y le desmiente sobre que la II pista incidirá en costos mayores
a asumir por los clientes, y nadie trata el tema porque es un asunto
muy peligroso. Y ese individuo, vía Reporte Semanal de Canal 2, se
despacha hablando sobre el "aeropuerto de lujo" pero no explica
convincentemente cómo y porqué su empresa, casi se ha convertido en la
factoría de empleados para el narcotráfico como ha informado
públicamente la PNP semanas atrás. Frente a esa mudez, hay que
denunciar y denunciar. Y lo propio con le mendicidad impulsada por el
Mimdes.
¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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