Humberto Maturana: educador del alma
por David
Auris Villegas; davidauris@gmail.com
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15-7-2021
Con su discurso, amar educa, Humberto
Maturana, ha renovado nuestro ritual docente, comprometiéndonos a devolver lo mejor de nosotros a la sociedad
y construir un ecosistema sostenible, aceptando cada individualidad, como
ciudadanos capaces de colaborar y convivir respetuosamente.
En esta
convulsionada época, impregnada de incertidumbre y brutal inequidad, encaminado
a ensanchar la brecha humana, considerando al otro, nuestro competidor,
Maturana nos recuerda al prójimo, como único socio solidario para aprender
haciendo y atravesar exitosamente las tempestuosas aguas de la vida.
Influyente
biólogo del amor, nieto boliviano, célebre filósofo del siglo XXI, científico,
conferencista, escritor y Premio Nacional de Ciencias, comparable a Paulo
Freire en el terreno educativo, nació en Chile el 14 de setiembre de 1928.
Después de una vida productiva, cuando el país sureño, atraviesa su histórica
transformación social hacia una sociedad desarrollada, partió a la eternidad un
6 de mayo de 2021.
Entre sus
libros publicados, Maturana junto a Francisco Varela, escribió: De Máquinas y
seres vivos y El árbol del conocimiento, donde definieron magistralmente el
concepto de autopoiesis, entendiéndose que un sistema tiene la cualidad de
autoproducirse y mantenerse a sí mismo. Además, junto a otros investigadores,
publicó su famoso paper, Lo que el ojo de la rana le dice al cerebro
de la rana, considerado un texto altamente citado en los pasillos
científicos.
En este
artículo esbozo algunos aportes de Maturana al campo educativo y cómo aplicar
en nuestra práctica pedagógica. Solía invitarnos a practicar los valores y
vivir sin hacer trampas. Asignándonos la tarea pedagógica de empoderar valores
en estudiantes de todo nivel, por una vida plena, sincera, coherente y sin
mediocridad, para construir una sociedad más transparente y generar una
confianza vital.
Además, nos
comprometió a aprender a escuchar a los demás. ¿Podremos educar el arte de
escuchar en las aulas? Como líderes educativos, limitemos nuestros discursos y
escuchemos al estudiante con interés y respeto. A través de debates
interactivos, generemos en la comunidad estudiantil, la cultura de escuchar a sus
condiscípulos, como una forma de vida, prestando atención a aquellos que
piensan diferente, que más tarde les serán herramientas imprescindibles, para
construir una tolerante convivencia.
Cuando las
políticas educativas del planeta, están centradas en el conocimiento debido a
la reputada meritocracia, este maestro de la reflexión, nos desafía a
desarrollar la pedagogía del entendimiento en base a las emociones, resaltando
el verbo amar, para encontrar sentido a la vida. Tarea a ejecutarse en las
escuelas, como un contenido transversal holístico, apelando a sencillas
preguntas filosóficas entre estudiantes, guiándolos a comprender el significado
de nuestro destino.
Asimismo,
Maturana plantea la pedagogía de la transformación humana, a través del diálogo
docente y estudiantes y entre la misma comunidad estudiantil, para
reinventarnos y empoderar la responsabilidad social. Los educadores,
permanentemente debemos comunicarnos con empatía y respeto en las escuelas,
valorando a cada niño y niña, incitándolos hacia un cambio de vida y lograr una
versión mejorada de toda su humanidad.
Ante una
educación que condena los fracasos y errores de los estudiantes, cual Sócrates
del siglo XXI, Maturana nos adoctrinó el derecho a cambiar de opinión, a
madurar y equivocarnos. ¿Es posible valorar los errores de los niños? Sí. Como
pedagogos, ayudemos amorosamente a los estudiantes a reconocer sus desaciertos,
para robustecer su vida a lo largo de nuestras actividades pedagógicas y
erigirr una sociedad superior a la nuestra.
Finalmente, la
universalidad del pensamiento de Maturana como autopoiesis, matríztica y sus
ideas pedagógicas, son adaptables en todos los saberes humanos. Particularmente
en la educación, como educadores junto a los educandos, ejerzamos su magisterio
y desarrollemos el entendimiento, la convivencia, la escucha y las emociones de
los estudiantes, ampliando las fronteras de nuestra mente y el espíritu con el
objetivo de encontrar un sentido a la vida.
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© David Auris Villegas. Escritor,
poeta, columnista y pedagogo peruano. Teórico de la educación para el
desarrollo sostenible. https://orcid.org/0000-0002-8478-6738