Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
24-3-2023
¿Cancillería libre de corrupción?
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La corrupción no es tan solo el maléfico espacio donde se
trafican dineros de manera ilegal. O donde los hurtos por malos manejos de los
fondos que recepcionan, enriquecen bolsillos pícaros.
Es mucho más. Por mal ejemplo, si hay cartas enviadas a la
ministro del ramo, la titular de Cancillería, ¿cómo así que contesta el
departamento legal? ¿Es un “error administrativo” o hay, adrede,
intencionalidad corrupta de dañar la eficacia de la gestión?
El señor Isaac Espinoza de la Cruz, jefe de la Oficina
General de Asuntos Legales de Cancillería, responde así a carta del embajador
Fortunato Quesada, enviada a la canciller Gervasi:
“Al respecto,
atendiendo a las sucesivas respuestas que se le ha otorgado sobre pedidos
similares, resulta pertinente recalcar que, en tanto las resoluciones que
resolvieron el procedimiento disciplinario (PAD) seguido a su persona se
encuentren avocadas en el fuero jurisdiccional -(vía contenciosa administrativa)-,
resultaría inconducente otorgar una cita presencial o virtual con la Señora
Canciller, por cuanto los temas que pretende informar estarían relacionadas con
el referido PAD, el cual quedó agotado en la vía administrativa; razón por la
cual, en la actualidad, lo peticionado devendría en un avocamiento indebido e
ilegal ante una causa que se encuentra en trámite y pendiente de
pronunciamiento judicial definitivo; por lo tanto, conforme a lo señalado, la
cita solicitada no podría ser atendida.”
Demasiada jerga y garrulería burocrática para decir NO. ¿Y
por qué no contestó el Secretario General del Ministerio?
Pregunté a Quesada y recibí esta respuesta: “Si bien mi caso está judicializado,
administrativamente, puede Cancillería zanjar el asunto actuando en
concordancia con la máxima de la justicia, finalmente el fin supremo del
derecho, que señala que “la justicia es la constante y perpetua voluntad de dar
(conceder) a cada uno su derecho” y así reponerme en el servicio diplomático.
Han pasado cerca de cinco años y el justo derecho a ejercer mi profesión -que
me fue conculcado desde aquel entonces de manera abrupta, abusiva e
inusualmente mediática- me impide proseguir con mi vida normal, teniendo que
sufrir una suerte de vía crucis administrativa y judicial”.
No está demás sugerir a la canciller Gervasi que inspeccione
bien si sus respuestas van por los caminos correctos. No vaya a ser que el
entusiasmo de blindaje de terceros o cuartos, terminen involucrándola en
errores que manchan carreras.
A propósito, para nadie es desconocida la presión que un
cargo como el de canciller, implica. Se sabe que la ministra Gervasi es buena
persona no obstante hay rumores de maltrato al personal y algo debe estar
ocurriendo porque ya van tres responsables de prensa en su corto mandato
institucional.
Pocos días atrás, un embajador que tenía sanción
disciplinaria y que por tanto no podía hacer uso de los bienes ni instalaciones
del Estado en el exterior, sí lo hizo. Lo que es peor: durante la suspensión de
la que fuera protagonista.
¿Cómo nombraron a un embajador suspendido como titular en
otro país?
El delito de usurpación de función pública, artículo 361 del
Código Penal establece que: “el que hallándose destituido, cesado, suspendido o
subrogado de su cargo continúa ejerciéndolo, será reprimido con pena privativa
de libertad no menor de cuatro ni mayor de siete años…..”.
La pregunta cae de madura: ¿actuará Cancillería como cuando
ocurrió el caso de Quesada a quien le prepararon una jugarreta ante un medio
televisivo en un programa político, tema que luego fue admitido por una
comisión del propio Ministerio de Relaciones Exteriores?
Sabido es que luego echaron a Quesada del Servicio
Diplomático. Si la justicia institucional se equivocó con Quesada, es dable corregir
dicho error mediante la revocatoria, conforme a la Ley de Procedimientos
administrativos 27444, más aún que la propia cancillería ha descubierto la
inconducta profesional de Boza y Rubin, también.
Canciller Gervasi asuma su responsabilidad y actúe en base a la
seriedad que el caso exige.
Corrupción también es hacer “justicia” a medias o con un ojo
tapado. A unos con palo y mal humor; a otros, con algodón, miel y leche.
Meses atrás recordé el caso del embajador Javier Prado
denunciado en la televisión de Nueva Zelanda quien fue suspendido y a
posteriori retornó a Lima. Y con temas que hasta fueron tratados en la prensa
de ese país tan lejano.
Canciller Gervasi: no se puede ni se debe claudicar ante
la corrupción comprobada.