Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
12-2-2020
¿Ministro, topo o gato de despensero?
El que fuera ministro de
Energía y Minas, Juan Carlos Liu, salió por las patas de los caballos del
portafolio y el propio presidente Vizcarra notició al país que había “aceptado”
su renuncia. La revelación televisiva de consultorías a Odebrecht le despeñaron
de un puesto al que nunca debió acceder por el claro conflicto de intereses.
Casi impulsados por resorte
crematístico no pocos opinantes empiezan a especular si la acción del ex ministro,
topo o gato de despensero, linda con la falta administrativa o discurre por el
campo penal. Cuando esto ocurre es porque ¡precisamente! hay que controlar los
daños y evitar las puniciones severas que la ley prevé. Sin embargo no es bobo
recordar que en Perú llueve para arriba.
Liu debía tomar contacto
directo con la licitación del gasoducto del sur que en su nueva versión tenía
la joya contractual que el que ganara dicha buena pro tendría a su cargo la
“honra” de 1200 millones de dólares a Odebrecht. Por lo menos puede decirse que
el ex empleado consultor de esa firma brasilera, no tendría objeción a
mostrarse simpático.
Pero como aquí ocurren
lindezas de todo calibre, Odebrecht, empresa ladrona y delictiva, demandó al
Estado peruano ante el CIADI por 1200 millones de dólares por el tema del
gasoducto del sur. Es decir, aquellos vivarrachos aseguraban “arriba y abajo”
(como en la hípica) que “recuperaban” su dinero. O les pagaba el postor ganador
o lo hacía el Estado peruano, es decir la ciudadanía que paga sus impuestos. ¡Pícaros
los tipos estos!
Pero el gato de despensero,
ex consultor de Odebrecht, no informó de sus vínculos con esta empresa, por
tanto, hizo mal e incurrió en una clara violación ética respecto de la
idoneidad exigida a los funcionarios del Estado. Alguien que tuvo contratos
como Liu NO IBA A OPINAR en contra de Odebrecht. ¿O sí? Y si fuera sí la
respuesta ¿entonces por causa de qué salió disparado con renuncia informada por
el mismísimo presidente Vizcarra?
En buena cuenta Liu tuvo
contratos con Odebrecht, no podía por tanto, guardarles animosidad o distancia.
Estuvo en un cargo decisivo para el Estado en Energía y Minas y que tenía que
ver con la sancionada Odebrecht y a la que, vía los nuevos términos
contractuales, se le aseguraban ¡1200 millones de dólares! que el postor debía
pagar.
Y si lo anterior fallaba, en
la nebulosa silenciosa de sus vínculos oscuros con Odebrecht, el ex ministro
habría guardado calculado mutis que el CIADI fallara, previsiblemente en contra
del Estado peruano. ¿Alguien se imagina que un gato de despensero actúe en
favor de otros intereses que los suyos, presentes y pasados?
El Estado es una coladera.
Decenas de tarados hacen consultorías y cobran puntualmente y ganan dinero que
erogan los ciudadanos del país. Los trámites en la burocracia son interminables
y consumen horas y esfuerzos que debían ser empleados para mejores cosas que
perder el tiempo aburriendo a los contribuyentes.
Y para colmo de males, se
permite que grandes y redomados pillastres inunden al Estado, se metan en los
ministerios, merodeen en favor de sus allegados y luego “revelen” que eran
asesores de tales o cuales. Topos o gatos de despenseros, para estos efectos,
es lo mismo y siempre contra el Perú.