Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
16-6-2024
¡Muñecos jugando a la política!
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Pocas veces en la historia
parlamentaria mundial se ha visto tantas marchas y contramarchas, idas y vueltas,
ridículos e insensateces como lo acontecido, por desventura, en el Congreso del
Perú. Y estos últimos años dan testimonio fatídico de esos trágicos niveles
deleznables.
¿No es común ver, para
cualquier fenómeno u ocurrencia que demanda una sola explicación, mil o más
conjeturas, revestidas de palabras bonitas, mucha nadería y soberbia estupidez
la que emiten nuestros muñecos jugando a la política?
No dudan en agenciarse
cursos de gobernabilidad en el extranjero y aunque el seso casi nunca les
acompañe, orondos, muestran sus diplomas que los nominan como “facilitadores,
gestores, estrategas” del tan manido arte de “gobernar”.
Pero más allá de la voz
“profunda”, los lentes que intelectualizan cerebros congénitamente idiotas, hay
poco, tan solo palabras, palabras, palabras. Poco puede hacer el mágico término
“gobernanza” que citan con frecuencia enfermiza.
Nuestros muñecos que
juegan a la política, lo son ¡precisamente! porque de cada mil términos que
emiten, 998 son ejercicio hueco o habilísima destreza para confundir más, no
proponer nada y ¡mucho menos! impulsar un mensaje orgánico pensando en los más
y en el horizonte de cinco o siete décadas.
Inmediatistas, gárrulos en
la forma y palurdos, evalúan que la aparición en cualquier medio, radio,
periódico o televisión, llena el objetivo de sus ambiciones.
Como empieza a acercarse
el clima electoral, los muñecos juzgan que cualquier oportunidad es buena para
“hacer presencia”. No importa que bramen matonadas, de ida y vuelta, carezcan
de planteamientos nacionales, más allá de interjecciones. El muñeco también es
un simio politicante que denunciaba Manuel González Prada.
¿Por causa de qué el
ciudadano nacional es tan poco exigente? No le extraña que el político sea un
muñeco jugador, al contrario, se solaza en cuál escándalo fue de mayor estrépito
o intimidad, como si ello procurara una luz de esperanza para el habitante
común y corriente.
¡Para nada! En cambio, los
medios han fabricado a un elector acrítico, bobo, profundamente mecanizado que
decide ¡al último minuto!. Y ya hemos visto cómo el pueblo también se equivoca,
aunque luego castigue con la orfandad de respaldo.
Todos los días, hombres y
mujeres caen asesinados, presuntamente por el narcotráfico y el delito letal y
eso ya no lacera las fibras nacionales porque aquí hemos tenido decenas de
miles de muertos a bombazos y crímenes masivos en todas direcciones, desde el
terrorismo dinamitero hasta el Estado nocturnino y alevoso que cohonestó
matanzas en nombre de la “democracia”.
Los crímenes y legicidios
no merecen análisis y conclusiones cuanto que acciones vigorosas porque los
clubes electorales, alias partidos políticos, están enfocados en sus apetitos
de llegar a escaños tanto en el Senado como en Diputados.
Aunque pueda parecer
increíble, hay colectividades que apenas si tienen el 5% requisito o algo más y
ya son escenario de grandes “debates” por quiénes van a ser candidatos. Otros
hasta anticipan gobierno nuevamente. ¡Como si no hubiera ocurrido una
abominable colección de inmoralidades en sus gestiones!
Es muy fácil conocer a los
muñecos jugando a la política. Hablan con una autoridad de que carecen y para
eso pronuncian por donde pasan, términos que suenan bien y a difícil:
gobernabilidad, generación de mercados, sociedad civil, la defensa de la
democracia, etc.
Usan anteojos y pronuncian
citas de libros que no entienden y jamás leído, pero que abundan en sus
“conferencias” y libros que las más de las veces son compilaciones de sus
intentendibles “artículos periodísticos” o lectura vil de pantallazos que han
preparado los asesores.
Tienen contactos en los
miedos de comunicación, pero su discurso da para dos o, a lo más, tres días,
luego deben buscar más palabrería porque la coyuntura se lo requiere.
Hace largas décadas que
Perú carece de políticos de fuste, con vocación de futuro y capacidad de
renuncia al yo personal para abundar y discurrir en el yo colectivo.
Si se los convoca a
trabajar en equipo declinan porque sus egos son elefantiásicos. Mientras que en
Perú nuestros políticos sigan siendo muñecos jugando a la política, por la
terquedad ignorante de no entender que la unión hace la fuerza, el país seguirá
engrilletado a la mediocridad y a la desesperanza.
No es en definitiva un
panorama alentador. Pero tampoco es un sino invencible como cambiable. Depende
de cuanta convicción pongamos en el tema para erradicarlo a favor de las grandes
mayorías.
¡Atentos a la historia;
las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el
gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame
y tácito de hablar a media voz!