Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
12-1-2014
¿"Espontáneo"
Urresti?
¿Actúa por la libre el ministro del Interior, Urresti? ¿Es
su espontaneidad fruto de inteligencia personal y ambición política? ¿no será
un metódico análisis de la ineptitud de la cuasi inexistente
"oposición" la que fleta el escandaloso cúmulo de desmanes que
protagoniza casi a diario el personaje de marras?
Todo parece indicar que no actúa por vía libre, tampoco por
espontaneísmo y sí en cambio aprovecha, en grado sumo, la consuetudinaria
estupidez genética del 98% de los así llamados políticos, capaces de plantear
denuncias penales, discursos mediocres y epidérmicos pero pusilánimes para
conjurar vía la censura categórica, el plan de militarización que se empuja a
vista y paciencia de tirios y troyanos.
¿Qué fue aquello de pedir DNI y usar esquiroles en las
marchas juveniles? ¡Una vulgar amenaza! El Perú no es un cuartel y los
panegiristas, escasísimos -pero los hay-, de un ayer irrepetible debieran
considerar que por más cancerosa que sea nuestra esclerosada democracia,
siempre será mejor que un recinto castrense donde las órdenes se cumplen
"sin dudas ni murmuraciones".
La complicidad de los miedos de comunicación es
impresionante: tarde, mañana y noche, obsequian enorme espacio a las faenas de
inteligencia en que está empeñado el ministro Urresti que se sabe, además,
protegido no por su gobierno sino por la tristísima y escuálida
"oposición" que ¡no acierta una! En Perú, desde siempre, los
conchudos y caraduras, disparan primero y luego piden identificación. ¿Alguien
puede negarlo?
A no pocos Urresti impresiona y hasta perfila un elemento
presidenciable. ¿Importará aquello a Urresti?: no lo sé. Sí sé y tengo la
convicción que él sí sabe lo que hace y juega un ajedrez de inteligencia
-aunque aquí no se necesita demasiada- que provoca, insulta, emite opinión,
regala cáscaras de plátano que todos pisan. Y no es que no se sepa su
intencionalidad mañosa sino que los legisladores carecen de pantalones como
para exigir reunión extraordinaria y dar adiós definitivo, vía la censura, a un
ministro con las características de Urresti.
¡Impresionante cómo un provocador concentra sobre sí tanto
faro mediático! ¿Y se podría hacer aquello sin el pacto tácito y publicitario
de los miedos de comunicación presos de sus propios temores? Podrán decir o
solicitar disculpas de todo jaez, pero es evidente que las flaquezas muestran
la miseria humana de estos días. Más de lo mismo y hasta los ataques forman
parte del estofado pestilente.
Por imperfecta que sea la democracia electoral, el
presidente Ollanta Humala debe estar en Palacio hasta el 28 de julio del 2016,
ni un día más ni un día menos. Hay que estar alertas para desenmascarar las
próximas maniobras que vienen y que tienen, con el caso Belaunde Lossio,
peligros muy delicados por el tema internacional entre Bolivia y Chile y que no
puede -de ninguna manera- involucrar al Perú. ¿O hay pactos de
"solidaridad" ya trazados y acordados bajo cuerda?
Los analistas políticos, o los que así gustan de denominarse
para marcar la frontera con el resto de peruanos, en su inmensa mayoría repiten
lugares comunes de la más alta vulgaridad. No salen del libreto no pocas veces
muy bien fletado de manera mensual. Sabido es que los proyectiles que rozan la
epidermis, causan daño menor. ¿Por causa de qué no denuncian la escalada
militarista del tramo final de este gobierno?
Sin partidos políticos, más bien clubes electorales, taifas
arrebañadas para conquistar curules o cualquier sinecura que les permita vivir
de la cansada ubre del Estado, Perú navega entre densas nubes de estulticia
colectiva. La corrupción nació desde cuando el trípode conquistador llegó a
estas tierras: Pizarro, Almagro y Luque (este último en nombre de la Iglesia
Católica). Llenarnos de "razones" y lamentaciones contra la
corrupción, ni la erradica ni pulveriza, antes bien, la instala más en el ADN
social de la Patria.
En un país normal, el Congreso debiera interpelar y fulminar
a un ministro como Urresti. Pero mientras que aquél es dueño de libretos
consabidos y estudiados, los legisladores apenas si chapurrean el abecedario a
pesar de los pelotones de asistentes y tropas de secretarias pagadas con el
dinero de todos los peruanos.
¿"Espontáneo" Urresti?: ¡ja ja!