Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
19-2-2023
¡202 años de crímenes!
https://senaldealerta.pe/pol%C3%ADtica/%C2%A1202-a%C3%B1os-de-cr%C3%ADmenes
Si hay alguna víctima zaherida, insultada, vejada, desde
hace 202 años en Perú, esta es Clío! Nuestra historia es tortuosa, plena en
accidentes, con memoria para muchos farsantes y olvido para el pueblo llano.
¿Qué han sido los gobiernos en Perú? Algunas veces nacidos
del voto popular, en otras intérpretes de la coyuntura. Una constante de
entreguismo, tímido o descarado, rodea sus endebles prestigios.
Desafortunadamente no hemos protagonizado una historia
colectiva sino otra fragmentada, divorciada entre sí, abundante en taras,
complejos, credos indigestos basados en el color de la piel, la pronunciación
del apellido y la pseudo distinción de pertenecer a “buenas familias”.
Algunos historiadores con lazos de sangre o simpatías
acérrimas con los díscolos e inmorales oportunistas en los gobiernos, se han
hecho literalmente los ciegos, sordos y mudos. Sus versiones exhiben
parcialidad y juicios venales.
Los gobiernos ejercieron como políticas de Estado el
mantenimiento de la educación sin prioridad, ajena a las grandes masas
anhelantes de estudiar y poseer esa sabiduría académica. El resultado no puede
ser más dramático.
El analfabetismo afecta a gruesos sectores ciudadanos y el
fenómeno de la media ciencia generó subnormales que son analfabetos de arriba,
funcionales, útiles a la cadena de mando bajo la premisa de buenas recompensas
para no quebrar el status quo.
Avenidas, parques, jirones, llevan el nombre de héroes de
juguete, pusilánimes inventados por la leyenda e irresponsables que sólo
asaltaron al fisco en provecho propio.
¿Alguien ha detallado con números y documentos, cómo se
convirtieron en multimillonarios varios de esos señorones a quienes nadie toca?
¿Basta con llamar sólo demagogia a la estafa pública en que
incurre el 95% de los políticos o de quienes están en ella, sin serlo?
No son pocos los casos en nuestros días que descendientes de
altamente sospechosos de corrupción, gocen de un tren de vida pleno en
propiedades inmobiliarias, vehículos, presencia en clubes exclusivos a los que
se enrolan sólo con el aval de decenas de miles de dólares como inscripcion.
Y todos se preguntan ¿cómo hicieron esas fortunas si lo que
ganaban en el Estado era insuficiente para estas exhibiciones grotescas?
La ley penal, en un país en que las leyes se cuentan por
miles, pareciera ser insuficiente. Si el ratero más sospechoso se muere ¡se
acaba cualquier investigación! Los parientes ya aseguraron con terceros o
cuartos la posesión de bienes y riquezas.
¿No es eso un asalto legal al bolsillo del pueblo?
Hay concesiones, otorgamiento de contratos, buenas pro para
obras que manejan millones de dólares y cualquier comisión puede ser depositada
en cuentas cifradas, lejos del Perú, con garantías que ninguna investigación
perturbará su hechiza tranquilidad.
¿Y con qué herramientas cuenta el común de la gente?
Tomé conocimiento que hoy por hoy quien acusa o denuncia no
sólo debe hacerlo, también tiene que documentar sólidamente su acción y con su
propio peculio, o sea hacer de fiscal que ya no lo paga el Estado.
Pareciera que un grupo de sabios en inteligencia se atrevió
a formular un plan para “disminuir la carga procesal”. Léase, desanimar
cualquier empresa justiciera que requiere de miles de soles para continuar
litigando.
Sobre esto no escriben los grandes iluminados que se pasean
por todos los canales, mesas de redacción y cabinas de radio. Cuestionar el
poder genuino de quienes sí manejan los hilos subrepticios de la justicia ¡es
un pecado!
¿Cuántos libros de historia han dado cuenta pormenorizada de
las grandes jornadas del pueblo peruano, en todo el país, cuando insurgió
contra toda clase de injusticias?
La infausta guerra entre 1879-1883 apenas si recuerda al
Soldado Desconocido y a la Rabona Heroica, la placa que lo hace está oxidada,
casi sepultada sobre cerros de desperdicios en Chorrillos.
Clío tendrá que ser reivindicada y con ella al pueblo en su
legitimidad guerrera y gallarda. Un primer paso lo constituirá no olvidar a los
más de 65 fallecidos violentamente en los últimos 45 días. No eran violentistas
o terroristas, no cargaban armas o artefactos molotov. Eran personeros del
pueblo en protesta.
Plagada de imposturas y cuentos que a fuer de repetidos, se han hecho “verdad”, la historia del Perú bien merece ser la epopeya de un pueblo, con sus virtudes y defectos, pero con la evidencia de su participación y en búsqueda de un Perú justo, libre y culto.