Tuesday, January 03, 2012

Artículo de C. Gillen_La fragilidad de las organizaciones politicas



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From: Cristian Gillen <hacialaemancipacion@yahoo.com>
Date: 2011/12/29
Subject: [Warning: Spam?] [2]Artículo de C. Gillen_La fragilidad de las organizaciones politicas
To: Hacia la <hacialaemancipacion@yahoo.com>


 
LA FRAGILIDAD DE LAS ORGANIZACIONES POLÍTICAS
POR CRISTIAN GILLEN
 
El historial de las organizaciones políticas que luchan por el cambio y la emancipación ha mostrado que éstas, una vez "en el poder", no cuentan con la estructura organizacional política, económica y cultural de base que les posibilitaría ir implementando su proyecto en los distintos campos que conforman la sociedad (político, económico, cultural, familiar). Esta falta de organización de base se evidencia independientemente de la manera en que esos partidos proclives al "cambio" suban al poder, ya que estos últimos asimilan la llegada al poder con la capacidad de "controlar" el Estado, como si éste fuera neutro y no capitalista.
Esa concepción del poder lleva a que las organizaciones políticas de izquierda que optan por la vía parlamentaria se consagren preferentemente en conseguir votos, captando, a nivel individual, a los electores, y a los sindicatos en que priman las reivindicaciones economicistas. Priorizan en esa estrategia electoral la cantidad sobre la calidad, porque esa es la lógica de la competencia electoral capitalista y, para poder ganar, se someten a las reglas del juego que el Capital impone.
En cuanto a las organizaciones que siguen la vía militar, éstas suelen poner el énfasis en el uso de las armas, descuidando la organización política, económica y cultural de la población en las zonas que consideraban "liberadas". No promueven formas colectivas de producción económica, cultural y política que contribuirían a reforzar la base y a ir ganando el poder real que les serviría cuando triunfe la revolución.
La visión equivocada del poder, que está centrada en el control del Estado, hace que se descuide la organización de la sociedad civil, en tanto se espera tomar el poder para emprender los cambios desde arriba. Sin embargo, la realidad demostró ser mucho más compleja y dialéctica, en tanto en un proceso de transformación profunda, el verdadero poder se encuentra en los trabajadores, campesinos e intelectuales progresistas organizados, puesto que son ellos los que están en posición de garantizar que se cumpla en la realidad concreta la transformación por la que se ha luchado y que se impida que la derecha trate de sacar provecho de las debilidades de las dirigencias.
Las experiencias parlamentarias en América Latina de las organizaciones de izquierda que están a la "cabeza" de los Estados, como, entre otros, en Uruguay, Paraguay, Nicaragua, El Salvador, Chile (de la Concertación), Brasil, y en el Perú, muestran que se ha claudicado a favor del capital.
Nicaragua y el Salvador requieren un comentario aparte. En Nicaragua, el Frente Sandinista tomó primero el "poder" vía las armas y, en una segunda etapa, lo hizo mediante los votos. En su primera fase, su cambio revolucionario fracasó porque, al asumir el "poder", no tenía una concepción teórica y práctica idónea para avanzar hacia el socialismo, lo que, en términos generales, lo llevó a adoptar progresivamente las líneas estratégicas del denominado socialismo real, poniendo el acento en el crecimiento de las fuerzas productivas en detrimento de la transformación de la organización social. Por lo tanto, este país pequeño y pobre se concentró en privilegiar la inversión en grandes empresas y en adquirir maquinaría nueva en lugar de organizar de manera colectiva y flexible a la pequeña empresa, y de transformar las relaciones sociales dentro de todas las unidades económicas, culturales y políticas existentes[1].
Esta estrategia implicó que se fomentó la técnica y los técnicos como si fueran elementos neutros. Por otro lado, como los guerrilleros, a parte de estar familiarizados con la técnica militar, no tenían los "conocimientos técnicos" para estar a cargo de la marcha de la economía, cultura, entre otros, se captó a profesionales de derecha y oportunistas. Todo ello desembocó en el fracaso del Frente Sandinista en su fase guerrillera.
Al no haber aprendido o querido aprender que en tal proceso impera la necesidad de promover la organización en la base, la etapa parlamentaria del Frente Sandinista se ha caracterizado, pese a sus discursos aparentemente de izquierda, por una práctica concreta que promovió un capitalismo periférico.
En lo que respecta al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), éste, como es bien sabido, dejo las armas después de una larga negociación con las fuerzas del orden. Con ello, apuntó hacia el mejoramiento de la situación política, económica y militar de El Salvador, que le abriera la posibilidad de participar en la democracia burguesa.
Posteriormente, el FMLN asumió el "poder" por vía de las urnas y, en la actualidad, está sirviendo a la derecha debido principalmente a que, en su prolongado tiempo de lucha militar, no priorizó la organización y la formación política, económica y cultural de la población en las zonas "liberadas". Si lo hubiese hecho, hubiera impulsado, desde la base, los cambios estructurales que un país oligárquico como El Salvador requiere. Asimismo, hubiera frenado a una derecha bastante cavernaria en sus intentos por boicotear el gobierno[2].
La gran desventaja que tiene la izquierda desde la partida, con respecto a la derecha, es que esta última es la que construyó, en base a sus intereses, un Estado represivo para regular el accionar de los trabajadores, producir las leyes, y para administrar los recursos en base fundamentalmente a las necesidades de acumulación del capitalismo. Además, el capital cuenta con una sociedad civil organizada, es decir una base de sustentación que presiona para que se siga con la lógica capitalista. Las empresas están construidas socialmente para subordinar de manera sistemática al trabajo. Por otro lado, los empresarios se encuentran agrupados para influenciar cotidiana y trascendentemente al Estado para que favorezca sus intereses en menoscabo del trabajo. Igualmente, la lógica dominante de las relaciones capital-trabajo en las distintas unidades económicas y culturales hacen que las organizaciones de los trabajadores tiendan a subordinarse a las necesidades de reproducción del Estado burgués y del Capital privado. Es decir que las reivindicaciones salariales siempre se someten a las necesidades de la expansión de la masa y tasa de ganancia.
En lo que atañe a la experiencia en el manejo del Estado y las empresas, que es un elemento relevante en cuanto a la dirección de las distintas actividades de la sociedad, hay que tener muy presente que el Capital ha administrado de forma continua (con algunas breves interrupciones) el Estado, las empresas, las instituciones científico-tecnológicas, lo que le otorga una gran ventaja con relación a la izquierda, que sólo actúa, en términos generales, de manera limitada y subordinada.
Para superar las limitaciones antes señaladas, la izquierda debe orientar su accionar a privilegiar la organización en la base mediante formas colectivas de producción económica, política y cultural.
Por otro lado, tendría que promover el estudio y la discusión de las distintas corrientes de pensamientos transformadores que vienen surgiendo, para que, sustentándose en un análisis crítico de ellos, afinen sus planteamientos teóricos y prácticos. Hay que estar al día en los conocimientos y no quedarse sólo en una repetición mecánica de slogans revolucionarios del pasado.
Se debería igualmente impulsar a las universidades, y en especial a las públicas, a que propicien programas de investigación y asesoría en los grupos informales de producción económica, en escuelas, en pueblos jóvenes, en zonas rurales apartadas y en los centros de salud de esos lugares.
Como se puede apreciar, no se necesita tomar el "poder" para hacer viable la transformación. Ésta puede iniciarse hoy mismo. Los que han esperado realizar una transformación desde el Estado visto como neutro siempre se han rendido a la evidencia que el poder no se encuentra allí. Más bien, las organizaciones de izquierda, al llegar al gobierno, se dieron cuenta que, en el sistema capitalista, el Estado es una construcción social que privilegia al capital, lo que contribuyó en forma decidida a que acepte retrocesos y capitulaciones, con todas las frustraciones que eso conlleva.
 

[1] Ver Cristian Gillen. El Primado de las Fuerzas Productivas y el socialismo. Editorial Horizonte. Lima. Perú. 1986.
[2] Para mayor detalle, ver Cristian Gillen. La organización de la producción como dinámica del Desarrollo. Editorial Horizonte. Lima. Perú. 2006 y, por el mismo autor: Como superar el Neoliberalismo. Editorial Horizonte. Lima. Perú. 2006.



El Holocausto de Chorrillos.- En abril 1881, chileno describe saqueo e incendio ejecutado por tropas de Baquedano



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From: Cesar Vasquez Bazan <apraglobal@gmail.com>
Date: 2012/1/3
Subject: [Realidad_Peruana] El Holocausto de Chorrillos.- En abril 1881, chileno describe saqueo e incendio ejecutado por tropas de Baquedano
To: "ricardo@noriegasalaverrydecanocal.com" <ricardo@noriegasalaverrydecanocal.com>, APRA Global <apraglobal@yahoogroups.com>


 

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Escribe: César Vásquez Bazán
Artículo dedicado al Dr. Ricardo Noriega Salaverry


 "Yo decía a todos, si el general [Baquedano] quiere que se queme y destruya a Chorrillos, ¿por qué no organiza la destrucción y el incendio a fin de evitar esta relajación de la disciplina y moralidad del ejército cuyas consecuencias no podrán medirse sino viendo, un poco más tarde, sus dolorosos resultados?¿Por respeto a quién, por temor a qué clase de responsabilidades, no se ordena esto oficialmente? ¿Por los intereses neutrales?"

Manuel Jesús Vicuña, Carta Política, página 122.


Como agregado del estado mayor de su país, el político y escritor chileno Manuel Jesús Vicuña fue testigo presencial del Holocausto de Chorrillos, iniciado la tarde del 13 de enero de 1881 y continuado durante varios días por el ejército de Chile. Vicuña dejó constancia de la carnicería, saqueo e incendio de la ciudad en su obra Carta Política, publicada en abril de 1881, sólo tres meses después de cometidos los crímenes de guerra chilenos. La Carta Política de Vicuña narra los "ingratos recuerdos" y las "sombrías imágenes" de la devastación "de la bonita y elegante" villa de Chorrillos, "linda ciudad con más de seiscientas casas… y cien lujosos palacios".

Desde las dos y media de la tarde del 13 de enero de 1881, "después de estar la ciudad completamente limpia de enemigos", Vicuña caminó por las calles de Chorrillos con sus connacionales, el ministro de guerra en campaña José Francisco Vergara Etchevers, y el jefe Manuel Baquedano, a quien en su descripción llama "el general".

Inicialmente, los altos mandos chilenos buscaron una casa donde comer y descansar luego de la batalla de San Juan.

El ministro Vergara y Vicuña entraron al rancho del capitán de navío Aurelio García y García en el que encontraron "magnífico baño, buenas camas, gran cocina y espléndidos salones".

Por su parte, el general Baquedano y comitiva, guiados por el siniestro ex embajador chileno en Lima Joaquín Godoy Cruz, ingresaron al palacio de la acaudalada dama peruana Mariana Prevost y Moreyra, residencia en la que hasta el 6 de abril de 1879 había habitado el propio Godoy Cruz, esposo de la señora Prevost desde tiempo atrás. Del palacio de la señora Prevost y Moreyra, Baquedano, Godoy y sus adláteres se trasladaron a la mansión del ex presidente del Perú, general Pezet.

Es en este tránsito, a las tres y media de la tarde, que comenzó el "gran desorden" ejecutado por el ejército chileno y promovido por los altos mandos, bajo la mirada permisiva del general Baquedano y el ministro de guerra Vergara. Era obvio que la orden del gobierno de Chile, transmitida a Riveros, Baquedano y Vergara, era la de arrasar e incendiar Chorrillos como un medio de infundir terror en las filas peruanas y en los habitantes de Lima. Es por eso que ni el general ni el ministro de guerra hicieron esfuerzo alguno por imponer el orden en medio de las usualmente disciplinadas fuerzas chilenas.

Vicuña describe así el inicio de la devastación: "Roturas de puertas, saqueos de tiendas y algunas casas ardiendo ya… tiros por todas las calles y balas cruzando en todas las direcciones. Las botellas y pipas de los almacenes, casas particulares y pulperías empezaban a hacer su efecto… [En] las calles numerosas partidas de soldados borrachos que disparaban sus rifles sobre las puertas, ventanas, faroles, etc."

Tras constatar que la devastación de Chorrillos se desarrollaba con normalidad, según las órdenes superiores del gobierno de Chile, se retiraron de la villa el ministro de guerra Vergara Etchevers con su acompañamiento, en el que se encontraba Vicuña. Todos ellos salieron de la casa del capitán de navío García y García a las cinco de la tarde.

El relato de Vicuña continúa: "El desorden de Chorrillos había llegado al máximum del desborde y la desmoralización, convirtiéndose en la más tremenda y sangrienta bacanal. El saqueo y la borrachera, el incendio y la sangre, formaban los cuadros de aquel horrible drama. ¿Entraré a hacerle una relación detallada de los mil episodios que al día siguiente se referían y de los cuales yo presencié algunos? No, de ninguna manera. No quiero llevar a su espíritu la lobreguez de aquella aciaga noche, alumbrada sin embargo por las llamas de doscientas casas que ardían como otros tantos inmensos mecheros. No quiero yo tampoco oprimir mi alma repasando en la memoria lo que una vez vi, dejándome una impresión que sólo el tiempo irá borrando muy lentamente".

Frente a la destrucción en proceso, Baquedano contestaba, cínicamente –y muy de seguro con una sonrisa en los labios– "¿Qué puedo hacer yo?"

Habiéndose asegurado que las directivas de arrasar e incendiar Chorrillos habían sido cumplidas, el general Baquedano y su estado mayor dejaron el palacio de Pezet cinco horas después, a las diez de la noche.

Entre la tarde y noche del 13 de enero de 1881 y durante la mitad del día 14, Vicuña calcula que "pasó más de la mitad del ejército [chileno] por la villa de Chorrillos". El otrora opulento balneario limeño fue saqueado e incendiado por los genocidas del sur, buscando demostrar a toda Lima lo que sucedería si no aceptaba la imposición chilena. Los invasores querían que los habitantes de la capital se dijeran para sus adentros: "Si los chilenos han sido capaces de devastar Chorrillos, balneario habitado mayormente por los grandes burgueses peruanos, por presidentes, políticos y militares, y por acaudaladas personalidades extranjeras, ¿qué no serán capaces de hacer con nosotros en la capital del Perú?"

La descripción de Vicuña, como él mismo reconoce, no es completa. Usted puede leerla a continuación. Intentando llenar el vacío de lo que no refirió el político chileno, el día de mañana podrá usted leer el siguiente artículo de esta serie que se titula "El Holocausto de Chorrillos".

Y el próximo viernes 13 de enero de 2012, visitemos Chorrillos, subamos al Morro, caminemos por la calle Lima, por la calle del Tren (después, Calle del Tranvía) y por el malecón, visitemos la Bomba Garibaldi y recemos una oración en recuerdo de los peruanos que se sacrificaron en la Batalla de San Juan, en memoria de los defensores del Morro, en evocación de los masacrados trece bomberos italianos garibaldinos, y de todos los peruanos y extranjeros que murieron a manos de los genocidas chilenos hace 131 años en la que fue la "bonita y elegante villa de Chorrillos".

Obra citada

Vicuña, Manuel Jesús. Abril de 1881. Carta Política [sobre la Guerra Chileno-Peruana]. Lima: Imprenta de "La Actualidad", páginas 117-125.










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Filosofía: “no pensamos, somos pensados”

Filosofía: “no pensamos, somos pensados”

por Jaime Araujo Frías;  filosojuris@gmail.com

http://www.voltairenet.org/Filosofia-no-pensamos-somos?var_mode=calcul

 

diciembre 2011

 

Enseñar filosofía ¿por qué?

por Jaime Araujo Frías

 

Introducción

 

Una compañera de trabajo, al informarse que estudiaba filosofía, me abordó y me dijo con voz compasiva: “no pierdas tu tiempo amigo, estudia algo que sirva”.

 

Esta es una metáfora de lo que la gente piensa de la filosofía, pareciera que dedicarse al quehacer filosófico no sólo es un pasa tiempo en el imaginario de nuestros conciudadanos, sino, sobre todo, que simplemente no sirve o más bien no les sirve.

 

El objetivo de este ensayo es precisamente lo contario; que la filosofía hoy más que nunca, no sólo en nuestro país, sino en el mundo entero es urgente,  para desvelar los mecanismos de injusticia e impunidad  protagonizado por instituciones que tienen licencia para delinquir.

 

Para esto es necesario que la filosofía sea practicable, que aborde problemas reales que aquejan a nuestro pueblos, que ponga los pies en la tierra y camine por las calles desafiando los obstáculos que vulneran y niegan la vida de las grandes mayorías de nuestros pueblos.

 

Filosofía ¿para qué?

 

El término filosofía ha sido empleado de múltiples maneras hasta caer en la definición ridícula de que filosofía es igual a pensar y, de esta manera postular que todos los hombres son filósofos o peor que cada uno tiene una filosofía. Pensar es una cosa, pero pensar críticamente y con claridad es otra.

En lo que a mí respecta, usaré el término filosofía como una actividad humana, una forma de orientar el pensamiento, depurado de todo residuo supersticioso, que sirve para pensar la vida y vivir el pensamiento, para tomar las riendas de nuestra vida, de la historia con nuestras manos.

 

En este sentido seguiré la línea del filósofo francés Michel Onfray cuando afirma que “La filosofía proporciona medios para dominar nuestro destino, para convertirnos en los actores de nuestra existencia, para liberarnos de miedos inútiles y paralizantes y no abandonarnos, atados de pies y manos, como niños, a los mitos de ayer y hoy”[1] .

 

Los filósofos no somos unos tipos distraídos desligados de la realidad y de los procesos históricos, ni mucho menos unos tipos raros y extraños que andan fantaseando por la vida como muchas veces piensan o intentan hacer creer los detractores del pensamiento filosófico y promotores de la sin razón, la magia, el mito y la religión.

 

Pueda que resulten extraños, pero porque son tal vez los hombres más involucrados con los problemas reales de la vida, porque los filósofos incomodan lo que ya está dado por supuesto, porque precisamente hacen preguntas incomodas para quienes detentan el status quo: “¿por qué la gente muere de hambre en este mundo, si la tierra tiene la capacidad para alimentar a 12 mil millones de seres humanos y apenas somos un poco más de la mitad?”[2] ¿Por qué hay tanta injusticia y corrupción? ¿Por qué hay unos que tienen tanto y otros tan poco?  ¿Por qué nuestro país o nuestro departamento están gestionados de tal forma y no de otra? etc. Son preguntas fundamentales que toca a la filosofía pensarlas críticamente para desvelar la verdad escondida bajo la alfombra florida de los discursos oficiales de los que gobiernan el mundo.

 

Muchas veces se dice que hay que decirle la verdad al poder o a los poderes que dirigen nuestros pueblos, considero que al que hay que decirle la verdad es al pueblo, porque el poder sabe muy bien lo que hace y lo que omite; los pueblos necesitan saber la verdad, necesita poder explicarse de forma racional, crítica y sencilla los fenómenos naturales y sociales, el estado precario, vulnerable de su situación para que a partir de la toma de conciencia de su situación, intenten alternativas de resistencia,  de cambios individuales y colectivas autónomos.

 

Es por esto que se debe enseñar filosofía o mejor dicho siguiendo la exhortación de Kant, se debe enseñar a filosofar; porque la filosofía tiene algo que decir; porque el mundo entero está organizado de tal manera que no nos permite pensar nuestros problemas para cambiarlos, porque hoy más que nunca es urgente pensar nuestra situación personal y colectiva, nuestro país necesita pensar, necesita salir de todo mecanismo que distrae a nuestros ciudadanos a través del espectáculo infinito de la mediocridad, promocionado por las iglesias, las escuelas, las universidades, los medios de comunicación, etc. En general, en la mayoría de ellos se trabaja para volver “estupiditos”[3] a la gente: las religiones a través de sus pastores, curas, monjas, obispos se ocupan de vaciar los cerebros y fabricar “idiotas”[4], mientras que algunas universidades toman el relevo para llenar los cerebros con clichés, prejuicios, dogmatismos, y volverlos eximios sirvientes que el sistema demanda para hacer funcionar el mercado.

 

Generalmente los voceros de los que detentan el poder, no dicen la verdad real sino la verdad oficial, la verdad disfrazada, maquillada con eufemismos que el poder quiere que sepamos, confundiendo niños con enanos o cima con sima. Porque hay un enorme sistema que piensa que nos ahorra la tarea de pensar por nosotros mismos y nos dicta lo que debemos hacer y no hacer, es decir en palabras del filósofo Heigdegger: “vivimos en estado de interpretados”: no pensamos; somos pensados, no hablamos; somos hablados por el sistema, no elegimos, otros eligen por nosotros. Nuestra subjetividad ha sido colonizada, somos una especie diría Michel Foucault de “sujetos sujetados”, por los medios de comunicación, por el poder político, económico, religioso; por el mercado, por ese fenómeno denominado consumismo; es decir que el sistema económico actual ha mercantilizado absolutamente todo, todo lo que toca lo vuelve mercancía al servicio del bolsillo más exigente.

 

Nos crean la necesidad pero al mismo tiempo nos fabrican el producto que calmará nuestro insaciable deseo; es decir que nos fabrican la enfermedad pero también nos venden el antídoto, nos crean el problema (gratuitamente) pero luego nos ofrecen la solución al problema con la única diferencia que a cambio hay que dar dinero; de esta manera el individuo adquiere el estatus de ciudadano rentable de acuerdo a los parámetros de las denominada sociedades modernas, diseñadas por los señores del mercado y las finanzas;  patrocinados por organismos de rango internacional, como el Fondo monetario internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio, para quienes “es infinitamente más grave violar una regla de comercio internacional que un derecho humano”[5] que han condenado al anonimato a millones de seres humanos considerados no rentables para sus intereses, mutilando el “pienso luego existo” cartesiano y metiendo de contrabando como es la lógica de su accionar el “consumo luego existo” como requisito para entrar en la estadística del sistema.

 

 De aquí que la filosofía necesita salir del museo de las ideas, encarnarse, vitalizarse y “salir a la calle, al riesgo (…)  hacerse urbana sucia. Habitando una vez más el barro de la historia”[6], porque es urgente oponer la cultura a las fuerzas sombrías, el pensamiento al servicio de la insumisión, el saber en contra de la ignorancia, la verdad como enemiga de la mentira, la filosofía al servicio de inteligencia.

 

En este sentido la filosofía tiene mucho por hacer porque el objetivo, parafraseando a Nietzsche sigue siendo hoy más que nunca “perjudicar la estupidez” que siempre ha sido el enemigo principal y declarado de la razón y de todo intento pensamiento crítico, libertario y autónomo.

 

Una rápida mirada a la realidad de nuestras instituciones bastaría para darnos cuenta que sigue vigente la sentencia que hizo Manuel González Prada hace ya un siglo, que “para merecer el título de buen ciudadano y figurar en la clásica nómina de los hombres cuerdos, se necesita conformarse a los usos y prejuicios de nuestro tiempo, venerando los absurdos de la religión en que se nace, justificando las iniquidades de la patria en que se vive”[7].

 

En consecuencia, la filosofía o sea el filósofo hoy tiene un enemigo con el cual luchar, el oscurantismo y; un objetivo por alcanzar, el pensamiento crítico y la autonomía de la razón. La reflexión libre y desembarazada de toda ligadura de dominación, capaz de expresar la vida en su estado más puro, secuestrada desde hace siglos por la “historiografía filosófica dominante de corte judeocristiano”[8] que ha modelado la subjetividad (pensamiento y sentimiento) de los filósofos para convertirles en cómplices de ideas y prácticas nefastas de los sectores hegemónicos, que han hecho de  los países pobres su basurero y han condenado a millones de hombres y mujeres a ser  rebaños humanos obligados a prostituirse. “Recordemos que  las prostitutas (os) no son dueños de sí mismos porque han sido desposeídos del uso independiente, libre y autónomo de su cuerpo”[9] , así como hoy el empleado moderno ha sido desposeído de sus fuerzas de trabajo para servir  al vorágine apetito  del capitalismo, hoy denominado hipócritamente libre mercado.

 

Enseñar filosofía dada las circunstancias que vivimos, es un deber moral para con la sociedad. Mucho más en nuestro país que desde  el año 2002 con el gobierno del señor Alejandro Toledo,  ha dejado de ser parte del plan de estudio del bachillerato.

 

De aquí que, urge promover la práctica del filosofar, como una actitud y una manera de pensar y vivir, exigente y rigurosa consigo mismo y con la sociedad; haciendo que el quehacer filosófico se convierta en buena noticia para las grandes mayorías explotadas, engañadas y en mala noticia para los victimarios.

 

El filósofo de origen noruego Jostein Garder señalaba que, “la filosofía es un elogio a la conciencia humana”. Reivindiquemos esta tarea humanizadora de la filosofía y no dejemos que los detractores de la racionalidad lo conviertan en su instrumento predilecto para legitimar su estupidez.

 

Conclusiones.

La filosofía, es una forma de orientar el pensamiento críticamente hacia pensar la vida y vivir el pensamiento, desligado de todo maquillaje supersticioso, que busca la autonomía del ser humano respecto a los dioses que el pensamiento débil nos inventa.

 

Para esto, es urgente salir de los cánones historiográficos tradicionales (de corte judeocristiano) y abordar problemas reales de la vida cotidiana de los seres humanos.

 

En consecuencia, uno de los enemigos declarados de la filosofía contra el cual luchar, es el oscurantismo, encarnada históricamente en la religión y otras instituciones que se promueven  falsamente como defensores de la racionalidad y la verdad.

 

Por tanto, la filosofía tiene que salir a las calles y ensuciarse con los problemas humanos, de tal manera que el quehacer filosófico no sea visto como una pérdida de tiempo o una actividad inservible, sino más bien se convierta en  buena noticia para las víctimas y en una amenaza para los victimarios. Desde esta perspectiva, hacer filosofía hoy es un deber moral de todos los que tenemos el derecho a elegirla.

 

Notas:

 

[1]  Onfray, Michel (2001). Antimanual de filosofía. Barcelona, ADAF, p. 266.

 

2 Zieglar, Jean (2002). Los nuevos amos del mundo y los que les resisten. Paris, Fayard, p.3.

 

3 Sponville Comte, André (2005). Diccionario filosófico. Barcelona, Paidós, p. 204. Falta de inteligencia: consiste en pensar como un animal o, mejor, como se supone que piensan las bestias, o sea mal o demasiado poco.

 

4 Ibid., p.268. Carencia extrema de la inteligencia.

 

5  Zieglar, Jean (2002). Los nuevos amos del mundo y los que les resisten. Paris, Fayard, p. 50.

 

6  Feinmann, Pablo (2008). La filosofía y el barro de la historia. Buenos Aires, Planeta, p. 13.

 

7 González Prada, Manuel (2004). Pensamiento y librepensamiento. Caracas, Colección Claves de América, p. 105.

 

8  Onfray, Michel (2007). Filosofía, una responsabilidad cósmica. El correo de la UNESCO, n° 9, p. 6.

 

9 Onfray, Michel (2011). Política del rebelde. Barcelona, Anagrama, p. 103

 

 

Bibliografía

 

Feinmann, Pablo (2008). La filosofía y el barro de la historia. Buenos Aires: Planeta.

 

González Prada, Manuel (2004). Pensamiento y librepensamiento. Caracas: Colección Claves de América.

 

Onfray, Michel (2001). Antimanual de filosofía. Barcelona: ADAF.

 

Onfray, Michel (2011). Política del rebelde. Barcelona: Anagrama.

 

Sponville comte, Andre (2005). Diccionario filosófico. Barcelona: Paidós.

 

Zieglar, Jean (2001). Los nuevos amos del mundo y los que les resisten. Paris: Fayard.

 

 



[1]  Onfray, Michel (2001). Antimanual de filosofía. Barcelona, ADAF, p. 266.

[2] Zieglar, Jean (2002). Los nuevos amos del mundo y los que les resisten. Paris, Fayard, p.3.

[3] Sponville Comte, André (2005). Diccionario filosófico. Barcelona, Paidós, p. 204. Falta de inteligencia: consiste en pensar como un animal o, mejor, como se supone que piensan las bestias, o sea mal o demasiado poco

[4] Ibid., p.268. Carencia extrema de la inteligencia.

[5] Zieglar, Jean (2002). Los nuevos amos del mundo y los que les resisten. Paris, Fayard, p. 50.

[6] Feinmann, Pablo (2008). La filosofía y el barro de la historia. Buenos Aires, Planeta, p. 13.

[7] Gonzales Prada, Manuel (2004). Pensamiento y librepensamiento. Caracas, Colección  Claves de América, p. 105.

[8] Onfray, Michel (2007). Filosofía, una responsabilidad cósmica. El correo de la UNESCO, n° 9, p. 6.

[9] Onfray, Michel (2011). Política del rebelde. Barcelona, Anagrama, p. 103

Filosofía: “no pensamos, somos pensados”

Filosofía: "no pensamos, somos pensados"

por Jaime Araujo Frías;  filosojuris@gmail.com

http://www.voltairenet.org/Filosofia-no-pensamos-somos?var_mode=calcul

 

diciembre 2011

 

Enseñar filosofía ¿por qué?

por Jaime Araujo Frías

 

Introducción

 

Una compañera de trabajo, al informarse que estudiaba filosofía, me abordó y me dijo con voz compasiva: "no pierdas tu tiempo amigo, estudia algo que sirva".

 

Esta es una metáfora de lo que la gente piensa de la filosofía, pareciera que dedicarse al quehacer filosófico no sólo es un pasa tiempo en el imaginario de nuestros conciudadanos, sino, sobre todo, que simplemente no sirve o más bien no les sirve.

 

El objetivo de este ensayo es precisamente lo contario; que la filosofía hoy más que nunca, no sólo en nuestro país, sino en el mundo entero es urgente,  para desvelar los mecanismos de injusticia e impunidad  protagonizado por instituciones que tienen licencia para delinquir.

 

Para esto es necesario que la filosofía sea practicable, que aborde problemas reales que aquejan a nuestro pueblos, que ponga los pies en la tierra y camine por las calles desafiando los obstáculos que vulneran y niegan la vida de las grandes mayorías de nuestros pueblos.

 

Filosofía ¿para qué?

 

El término filosofía ha sido empleado de múltiples maneras hasta caer en la definición ridícula de que filosofía es igual a pensar y, de esta manera postular que todos los hombres son filósofos o peor que cada uno tiene una filosofía. Pensar es una cosa, pero pensar críticamente y con claridad es otra.

En lo que a mí respecta, usaré el término filosofía como una actividad humana, una forma de orientar el pensamiento, depurado de todo residuo supersticioso, que sirve para pensar la vida y vivir el pensamiento, para tomar las riendas de nuestra vida, de la historia con nuestras manos.

 

En este sentido seguiré la línea del filósofo francés Michel Onfray cuando afirma que "La filosofía proporciona medios para dominar nuestro destino, para convertirnos en los actores de nuestra existencia, para liberarnos de miedos inútiles y paralizantes y no abandonarnos, atados de pies y manos, como niños, a los mitos de ayer y hoy"[1] .

 

Los filósofos no somos unos tipos distraídos desligados de la realidad y de los procesos históricos, ni mucho menos unos tipos raros y extraños que andan fantaseando por la vida como muchas veces piensan o intentan hacer creer los detractores del pensamiento filosófico y promotores de la sin razón, la magia, el mito y la religión.

 

Pueda que resulten extraños, pero porque son tal vez los hombres más involucrados con los problemas reales de la vida, porque los filósofos incomodan lo que ya está dado por supuesto, porque precisamente hacen preguntas incomodas para quienes detentan el status quo: "¿por qué la gente muere de hambre en este mundo, si la tierra tiene la capacidad para alimentar a 12 mil millones de seres humanos y apenas somos un poco más de la mitad?"[2] ¿Por qué hay tanta injusticia y corrupción? ¿Por qué hay unos que tienen tanto y otros tan poco?  ¿Por qué nuestro país o nuestro departamento están gestionados de tal forma y no de otra? etc. Son preguntas fundamentales que toca a la filosofía pensarlas críticamente para desvelar la verdad escondida bajo la alfombra florida de los discursos oficiales de los que gobiernan el mundo.

 

Muchas veces se dice que hay que decirle la verdad al poder o a los poderes que dirigen nuestros pueblos, considero que al que hay que decirle la verdad es al pueblo, porque el poder sabe muy bien lo que hace y lo que omite; los pueblos necesitan saber la verdad, necesita poder explicarse de forma racional, crítica y sencilla los fenómenos naturales y sociales, el estado precario, vulnerable de su situación para que a partir de la toma de conciencia de su situación, intenten alternativas de resistencia,  de cambios individuales y colectivas autónomos.

 

Es por esto que se debe enseñar filosofía o mejor dicho siguiendo la exhortación de Kant, se debe enseñar a filosofar; porque la filosofía tiene algo que decir; porque el mundo entero está organizado de tal manera que no nos permite pensar nuestros problemas para cambiarlos, porque hoy más que nunca es urgente pensar nuestra situación personal y colectiva, nuestro país necesita pensar, necesita salir de todo mecanismo que distrae a nuestros ciudadanos a través del espectáculo infinito de la mediocridad, promocionado por las iglesias, las escuelas, las universidades, los medios de comunicación, etc. En general, en la mayoría de ellos se trabaja para volver "estupiditos"[3] a la gente: las religiones a través de sus pastores, curas, monjas, obispos se ocupan de vaciar los cerebros y fabricar "idiotas"[4], mientras que algunas universidades toman el relevo para llenar los cerebros con clichés, prejuicios, dogmatismos, y volverlos eximios sirvientes que el sistema demanda para hacer funcionar el mercado.

 

Generalmente los voceros de los que detentan el poder, no dicen la verdad real sino la verdad oficial, la verdad disfrazada, maquillada con eufemismos que el poder quiere que sepamos, confundiendo niños con enanos o cima con sima. Porque hay un enorme sistema que piensa que nos ahorra la tarea de pensar por nosotros mismos y nos dicta lo que debemos hacer y no hacer, es decir en palabras del filósofo Heigdegger: "vivimos en estado de interpretados": no pensamos; somos pensados, no hablamos; somos hablados por el sistema, no elegimos, otros eligen por nosotros. Nuestra subjetividad ha sido colonizada, somos una especie diría Michel Foucault de "sujetos sujetados", por los medios de comunicación, por el poder político, económico, religioso; por el mercado, por ese fenómeno denominado consumismo; es decir que el sistema económico actual ha mercantilizado absolutamente todo, todo lo que toca lo vuelve mercancía al servicio del bolsillo más exigente.

 

Nos crean la necesidad pero al mismo tiempo nos fabrican el producto que calmará nuestro insaciable deseo; es decir que nos fabrican la enfermedad pero también nos venden el antídoto, nos crean el problema (gratuitamente) pero luego nos ofrecen la solución al problema con la única diferencia que a cambio hay que dar dinero; de esta manera el individuo adquiere el estatus de ciudadano rentable de acuerdo a los parámetros de las denominada sociedades modernas, diseñadas por los señores del mercado y las finanzas;  patrocinados por organismos de rango internacional, como el Fondo monetario internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio, para quienes "es infinitamente más grave violar una regla de comercio internacional que un derecho humano"[5] que han condenado al anonimato a millones de seres humanos considerados no rentables para sus intereses, mutilando el "pienso luego existo" cartesiano y metiendo de contrabando como es la lógica de su accionar el "consumo luego existo" como requisito para entrar en la estadística del sistema.

 

 De aquí que la filosofía necesita salir del museo de las ideas, encarnarse, vitalizarse y "salir a la calle, al riesgo (…)  hacerse urbana sucia. Habitando una vez más el barro de la historia"[6], porque es urgente oponer la cultura a las fuerzas sombrías, el pensamiento al servicio de la insumisión, el saber en contra de la ignorancia, la verdad como enemiga de la mentira, la filosofía al servicio de inteligencia.

 

En este sentido la filosofía tiene mucho por hacer porque el objetivo, parafraseando a Nietzsche sigue siendo hoy más que nunca "perjudicar la estupidez" que siempre ha sido el enemigo principal y declarado de la razón y de todo intento pensamiento crítico, libertario y autónomo.

 

Una rápida mirada a la realidad de nuestras instituciones bastaría para darnos cuenta que sigue vigente la sentencia que hizo Manuel González Prada hace ya un siglo, que "para merecer el título de buen ciudadano y figurar en la clásica nómina de los hombres cuerdos, se necesita conformarse a los usos y prejuicios de nuestro tiempo, venerando los absurdos de la religión en que se nace, justificando las iniquidades de la patria en que se vive"[7].

 

En consecuencia, la filosofía o sea el filósofo hoy tiene un enemigo con el cual luchar, el oscurantismo y; un objetivo por alcanzar, el pensamiento crítico y la autonomía de la razón. La reflexión libre y desembarazada de toda ligadura de dominación, capaz de expresar la vida en su estado más puro, secuestrada desde hace siglos por la "historiografía filosófica dominante de corte judeocristiano"[8] que ha modelado la subjetividad (pensamiento y sentimiento) de los filósofos para convertirles en cómplices de ideas y prácticas nefastas de los sectores hegemónicos, que han hecho de  los países pobres su basurero y han condenado a millones de hombres y mujeres a ser  rebaños humanos obligados a prostituirse. "Recordemos que  las prostitutas (os) no son dueños de sí mismos porque han sido desposeídos del uso independiente, libre y autónomo de su cuerpo"[9] , así como hoy el empleado moderno ha sido desposeído de sus fuerzas de trabajo para servir  al vorágine apetito  del capitalismo, hoy denominado hipócritamente libre mercado.

 

Enseñar filosofía dada las circunstancias que vivimos, es un deber moral para con la sociedad. Mucho más en nuestro país que desde  el año 2002 con el gobierno del señor Alejandro Toledo,  ha dejado de ser parte del plan de estudio del bachillerato.

 

De aquí que, urge promover la práctica del filosofar, como una actitud y una manera de pensar y vivir, exigente y rigurosa consigo mismo y con la sociedad; haciendo que el quehacer filosófico se convierta en buena noticia para las grandes mayorías explotadas, engañadas y en mala noticia para los victimarios.

 

El filósofo de origen noruego Jostein Garder señalaba que, "la filosofía es un elogio a la conciencia humana". Reivindiquemos esta tarea humanizadora de la filosofía y no dejemos que los detractores de la racionalidad lo conviertan en su instrumento predilecto para legitimar su estupidez.

 

Conclusiones.

La filosofía, es una forma de orientar el pensamiento críticamente hacia pensar la vida y vivir el pensamiento, desligado de todo maquillaje supersticioso, que busca la autonomía del ser humano respecto a los dioses que el pensamiento débil nos inventa.

 

Para esto, es urgente salir de los cánones historiográficos tradicionales (de corte judeocristiano) y abordar problemas reales de la vida cotidiana de los seres humanos.

 

En consecuencia, uno de los enemigos declarados de la filosofía contra el cual luchar, es el oscurantismo, encarnada históricamente en la religión y otras instituciones que se promueven  falsamente como defensores de la racionalidad y la verdad.

 

Por tanto, la filosofía tiene que salir a las calles y ensuciarse con los problemas humanos, de tal manera que el quehacer filosófico no sea visto como una pérdida de tiempo o una actividad inservible, sino más bien se convierta en  buena noticia para las víctimas y en una amenaza para los victimarios. Desde esta perspectiva, hacer filosofía hoy es un deber moral de todos los que tenemos el derecho a elegirla.

 

Notas:

 

[1]  Onfray, Michel (2001). Antimanual de filosofía. Barcelona, ADAF, p. 266.

 

2 Zieglar, Jean (2002). Los nuevos amos del mundo y los que les resisten. Paris, Fayard, p.3.

 

3 Sponville Comte, André (2005). Diccionario filosófico. Barcelona, Paidós, p. 204. Falta de inteligencia: consiste en pensar como un animal o, mejor, como se supone que piensan las bestias, o sea mal o demasiado poco.

 

4 Ibid., p.268. Carencia extrema de la inteligencia.

 

5  Zieglar, Jean (2002). Los nuevos amos del mundo y los que les resisten. Paris, Fayard, p. 50.

 

6  Feinmann, Pablo (2008). La filosofía y el barro de la historia. Buenos Aires, Planeta, p. 13.

 

7 González Prada, Manuel (2004). Pensamiento y librepensamiento. Caracas, Colección Claves de América, p. 105.

 

8  Onfray, Michel (2007). Filosofía, una responsabilidad cósmica. El correo de la UNESCO, n° 9, p. 6.

 

9 Onfray, Michel (2011). Política del rebelde. Barcelona, Anagrama, p. 103

 

 

Bibliografía

 

Feinmann, Pablo (2008). La filosofía y el barro de la historia. Buenos Aires: Planeta.

 

González Prada, Manuel (2004). Pensamiento y librepensamiento. Caracas: Colección Claves de América.

 

Onfray, Michel (2001). Antimanual de filosofía. Barcelona: ADAF.

 

Onfray, Michel (2011). Política del rebelde. Barcelona: Anagrama.

 

Sponville comte, Andre (2005). Diccionario filosófico. Barcelona: Paidós.

 

Zieglar, Jean (2001). Los nuevos amos del mundo y los que les resisten. Paris: Fayard.

 

 



[1]  Onfray, Michel (2001). Antimanual de filosofía. Barcelona, ADAF, p. 266.

[2] Zieglar, Jean (2002). Los nuevos amos del mundo y los que les resisten. Paris, Fayard, p.3.

[3] Sponville Comte, André (2005). Diccionario filosófico. Barcelona, Paidós, p. 204. Falta de inteligencia: consiste en pensar como un animal o, mejor, como se supone que piensan las bestias, o sea mal o demasiado poco

[4] Ibid., p.268. Carencia extrema de la inteligencia.

[5] Zieglar, Jean (2002). Los nuevos amos del mundo y los que les resisten. Paris, Fayard, p. 50.

[6] Feinmann, Pablo (2008). La filosofía y el barro de la historia. Buenos Aires, Planeta, p. 13.

[7] Gonzales Prada, Manuel (2004). Pensamiento y librepensamiento. Caracas, Colección  Claves de América, p. 105.

[8] Onfray, Michel (2007). Filosofía, una responsabilidad cósmica. El correo de la UNESCO, n° 9, p. 6.

[9] Onfray, Michel (2011). Política del rebelde. Barcelona, Anagrama, p. 103