Señal
de Alerta
por
Herbert Mujica Rojas
11-1-2011
¡Corrupción: un cáncer terminal!*
Si
la corrupción existe, muta insolente, reina impune, gobierna por doquier, es
por la simple razón que la permitimos, prohijamos y reputamos, no como la plaga
cancerosa que es sino como una forma de habilidad que celebramos con estupidez
manifiesta. Al presidente ladrón no se le juzga; al edil ratero se le perdona;
al legislador tarado se le reelige; al burócrata leguleyo se le aumenta el
sueldo y al político vendepatria y mercenario se le lleva a los más altos
cargos. ¿Cuándo aprenderemos que la corrupción destroza a cualquier sociedad
hundiéndola a los estadios más primitivos de la barbarie?
Por
ejemplo ¿para qué debieran servir los partidos políticos?: sólo como usinas y
fábricas de funcionarios del Estado cuya primera y fundamental premisa debiera
ser: ¡el robo es un crimen! Si
aplicáramos la sentencia en cualquier colectividad contemporánea en el Perú,
nos quedaríamos sin clubes electorales o patotas agrupadas para delinquir. En
éstas “el robo es su divisa” y por el tiempo cortísimo, 4 ó 5 años, que dure el
mandato que se entrega bobamente en las urnas a reconocidos truhanes y
facinerosos. El “roba pero hace obra” ha calado con hondura en mentes débiles y
muy inmorales. El delincuente Fujimori y su carnal Montesinos hicieron de la
expoliación y el crimen “políticas de Estado”. ¿Quién explica ese alto
porcentaje que en ningún caso baja del 12 ó 14% duro que posee esa turbamulta
liderada por la señora Keiko, hija del nipón Kenya Inomoto?
La
corrupción produce éxitos recusables cuando los clubes electorales generan
delincuentes de hablar gárrulo, placer en el hurto, sonrisa cómplice en los
contratos bajo la mesa y conchabo infame para estafar al Perú vía concesiones,
privatizaciones, TLCs y demás monsergas que impone la globalización. ¿Es requisito
despojarse de la dignidad al negociar con el resto de países? Nótese que Doe
Run, la desvergonzada empresa norteamericana en La Oroya, ha anunciado que
demandará al Estado peruano bajo el dintel del TLC con Estados Unidos. ¿Quién
promovió con acérrima actitud tal convenio? ¿no fue la candidata ilegítima del
oficialismo Mercedes Aráoz? ¿No es ésa la que chantajeó a la opinión pública
afirmando que corría peligro el tratado si se modificaba su estructura como
pedían los pueblos del interior? ¿cuál el resultado, acaso, no fue la terrible
muerte de más de treinta peruanos entre policías y civiles? ¿Y dicen que tiene
las manos limpias dicha señora incapaz de recordar, por ignorante, siquiera una
sola de las tesis político doctrinarias de Haya de la Torre?
“Las sociedades tartufas que
premian la hipocresía, elevan a estúpidos a la talla de prohombres o
intelectuales sin que lo sean, lastran su existencia, envilecen su presente y
su futuro porque acomodan su pasado con memoria selectiva pero, lo que es peor,
producen eructos históricos de ínfima calidad. No parece raro, entonces, que
pandillas de necios que viven de dólares foráneos se hayan aupado y creído el
papel de formadores de opinión o que políticos ignaros y tímidos, no puedan
exigir un comportamiento moral porque simplemente carecen de ella por gráciles
concesiones que otorgan bajo el supuesto muelle que nadie reclama. ¡Mentira!
Quienes no vivimos de la mermelada que pagan las empresas transnacionales que
sufragan a borrachitos sociales o que declinamos los favores compradores de
conciencia, tenemos la hermandad espiritual y el compromiso indeclinable con
don Manuel González Prada de romper el pacto infame y tácito de hablar a media
voz. Aunque eso moleste, urtique o soliviante las faltriqueras de paniaguados
por doquier. Arriba o abajo.” La sociedad tartufa http://www.voltairenet.org/article145715.html
, 27-2-2007.
“La sociedad silenciosa se distrae
en una memoria de límites ruines porque los extiende al plazo de apenas diez
años. Ubica como pretexto a un pobre diablo nipón que regaló el país con
privatizaciones y concesiones con nombre propio y con las que se hicieron
multimillonarios muchos sinverguenzas que hoy ocupan puestos de alto nivel en
la burocracia, ministerios, prensa, etc. Eunuca y malhadada, la sociedad
silenciosa se refocila y retoza con miserias, evita los grandes temas del
debate nacional y repite monsergas de hace 40 años. ¡Cómo si la historia no
castigara a quienes no aprenden de sus errores! ¡Y hoy vamos camino al abismo
desorientado porque ningún alud de efímeras coyunturas económicas nos va a
sacar del fondo sucio de trampas y cohechos que una vez consumados sólo entran
en erupción en millones de quejas. Y de resignación, letanía que fue inventada
aquí.
Hay algunas taras enquistadas en
el alma peruana. Se cree que la diplomacia y las relaciones exteriores sólo
pueden ser coto de caza exclusivos de los saltimbanquis de Torre Tagle. Pero en
187 años se han encargado de dar serias muestras de un enfermizo e irreductible
derrotismo y capacidad de fracasos. El vulgo piensa en el fútbol cuando tiene
en Cancillería a una de las instituciones más viles de toda la historia
republicana. Cuanto hace lo impulsa bajo el designio avieso de perder. ¿No
haría mejor García Belaunde, en lugar de meterse a cuitas políticas, en
explicar qué están haciendo en La Haya? ¡A otro perro con el cuento del
secretismo y la discreción! Hicieron lo mismo con el tratado de 1873 con
Bolivia y Chile, Brasil y Estados Unidos lo conocieron desde el mismo instante
de su firma y sin embargo de aquello los muy bobos permitieron que Perú fuera
arrastrado a la guerra de invasión que Chile protagonizó en 1879. La sociedad
silenciosa y sus historiadores de plástico han hecho el resto maquillando a sus
parientes y tornando héroes en no pocos casos a traidores repulsivos.” La
sociedad silenciosa, 19-9-2008, http://www.voltairenet.org/article158013.html
Si la corrupción existe es porque
la permitimos y no la combatimos ¡a muerte!
¡Atentos a la historia, las
tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno
lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito
de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
………………………………….
*Originalmente publicado en la Red
Voltaire el 11-1-2011 http://www.voltairenet.org/article168084.html