Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
16-10-2018
Parlamento sumiso y
vasallo de su propia mediocridad
Cuando, en su discurso
inaugural el presidente de la Asamblea Constituyente de 1978, Víctor Raúl Haya
de la Torre, dijo en uno de sus más célebres pasajes: “La hora de las asambleas
sumisas y parlamentos vasallos ha pasado”, anticipaba la esperanza que el
Congreso fulminara actuaciones vergonzosas y repugnantes que la historia ha
registrado y basta con revisarla.
Cuatro décadas después, un 15
de octubre de 2018, Perú fue testigo de cómo un cuerpo unicameral volvió a ser
un parlamento sumiso y vasallo de su propia mediocridad blindando a impresentables de su seno y también de la
magistratura cuyo lugar más adecuado debía ser la cárcel y el sempiterno repudio
ciudadano.
¿Qué respeto puede concitar
una corporación tan pródiga en la exhibición de seres grisáceos, incapaces de
entender la realidad nacional, sus urgencias, precariedades y los caminos
constructivos de solución en democracia con inclusión y sin privilegios?
Las filudas admoniciones de
don Manuel González Prada en Los honorables, Bajo el oprobio 1914,
retratan duramente:
“¿Qué es un
Congreso peruano? La cloaca máxima de Tarquino, el gran colector donde
vienen a reunirse los albañales de toda la República. Hombre
entrado ahí, hombre perdido. Antes de mucho, adquiere los estigmas
profesionales: de hombre social degenera en gorila politicante. Raros,
rarísimos, permanecen sanos e incólumes; seres anacrónicos o inadaptables al
medio, actúan en el vacío, y lejos de infundir estima y consideración, sirven de
mofa a los histriones de la mayoría palaciega. Las gentes acabarán por
reconocer que la techumbre de un parlamento viene demasiado baja para la
estatura de un hombre honrado. Hasta el caballo de Calígula rabiaría de ser
enrolado en semejante corporación.”
Como no hay mal
que dure cien años ni cuerpo que lo resista, para el 9 de diciembre está
programado el referéndum que confirmará la potente voluntad del pueblo de votar
contra la reelección inmediata de los precarios inquilinos actuales y contra
una mañosa bicameralidad que dejaba rendijas para la intromisión de vacas
sagradas en forma de contrabando.
Es decir Perú
tendrá esa misma tarde, luego de las 4 pm., la confirmación de su repudio vía
referéndum hacia quienes hasta hoy sólo han dado cabales exhibiciones de aturdimiento
genético y miopía cerebral fulminante. Desde julio del 2016 a la fecha son
cientos las demostraciones de grosería del más bajo nivel los vistos por la
ciudadanía.
Y como no se
resignan a perder el teatro donde consuman sus operaciones de toda índole,
inventan golpes, alientan inconductas, producen errores ridículos y de novatos
pero con el oprobioso designio de proteger a capitostes que conocen y manejan
situaciones muy bien documentadas de un pasado vergonzante que ha hecho ricos a
no pocos.
Raro privilegio
el de este Congreso de disputar el título de mediocre entre los más mediocres
de los últimos 35 años.