Informe
Señal de Alerta-Herbert
Mujica Rojas
31-10-2025
¡Partidos, cuesta abajo, sin pena ni gloria!
https://senaldealerta.pe/partidos-cuesta-abajo-sin-pena-ni-gloria/
En El nadir de los
partidos, 20-11-2006, adelanté algunos conceptos que, a pesar del tiempo,
las cambiantes circunstancias -casi siempre ilógicas- del Perú, conservan
vigencia y ciertamente anticipación.
Que veintiún años después,
con más o menos similitud antipática se repitan hechos, representa o permite
imaginar a un gato que se persigue, sin fin, la cola. Lejos de ser gracioso, el
tema es infame: los peruanos no salen de adefesios y repiten los yerros de
manera contumaz y tremebunda. 
El Congreso que acaba su
muy mediocre presencia el 2026, hizo cuanto le fue posible para amenguar el
fenómeno que se detalla en este trabajo pero las realidades no son reflejo de
las voluntades sino de comprobaciones a pesar nuestro. 
Los movimientos regionales
tienen convocatoria y fuerza pero se hizo de todo para entorpecer su
existencia. ¿Y la razón aparente? ¡Los “partidos” no convocan a nadie.
Acudamos pues, como
dijimos, a la consideración de las indispensables categorías de tiempo y lugar.
Las elecciones internas,
de los clubes electorales, para escoger candidatos a diputados y senadores,
pueden ser una llave liberadora de energías y cuadros entusiastas cuanto que
valores que aporten al debate. Pero ¡cuidado! también compuertas liberadoras de
contradicciones, denuncias, odios y resentimientos.
No obstante lo dicho, una
multitud de colectividades se quedarán en la esperanza tan solo: cuando el voto
ciudadano no está presente en las urnas, solo queda ir a llorar a la playa.
Leamos.
-2006. Devastador como
telúrico el mensaje que el pueblo peruano dio ayer en los comicios municipales
y regionales. Los partidos han demostrado su declinación absoluta. No pasan de
ser más que despensa de burócratas, clubes electorales muy cuestionados y parte
del status quo que apenas se remite a la también insuficiente democracia
electoralista.
-De haber sido, alguna
vez, elan y dínamo de cambio y vanguardia en la lucha contra las dictaduras,
los grupos políticos, han cedido, sin pena ni gloria, en más de 90% su puesto a
colectividades episódicas y coyunturales. El nadir de los partidos ha comenzado.
-¿Hay alguna clase de
relevo? A simple vista, nada de nada. Los cogollos partidarios han fracasado
con sus apuestas, muchas veces contra la opinión de sus bases.
-Más aún, el reciente
triunfo presidencial del Apra en segunda vuelta, demostró su delicadísima
fragilidad en el comicio de ayer. Haber perdido la alcaldía de Trujillo tiene
un valor simbólico abrumadoramente trágico pero una señal de alerta que demanda
la renovación en aquel movimiento.
-¿Oirán la diana los
líderes de ese partido? O, por el contrario, como en 1980, ¿condecorarán a los
generales responsables de la derrota? Están en su derecho de hacer cuanto les
plazca.
-No obstante aquello, hay
que decir que lo único que quedaba como aparente partido político era el Apra.
A tenor de la voz del pueblo ayer domingo, esta circunstancia no tiene hoy
confirmación concreta.
-La otra agrupación cuasi
barrida, salvo el sillón municipal de Arequipa, es la dirigida por Ollanta
Humala. Todo indica que su inmenso capital de siete millones de electores se ha
dispersado, difuminado o desaparecido. Acaso convenga recordar el dicho a estas
personas: cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojo.
Su precariedad es evidente como incontestable.
-Si el Perú actual no pasa
por los partidos y se reputa a estos como pilares básicos de la democracia, hay
derecho sólido a preguntarse si aquella democracia es de verdad o es una
caricatura anémica que no abarca al conjunto de la población nacional.
-La dirección electoral ha
discurrido por colectivos locales o circunscritos, lo que confirmaría que las
vertientes nacionales perdieron todo atractivo y fuerza y que el poblador
prefiere mirar alrededor suyo, prescindiendo de cualquier campana partidaria. 
-No debía alegrar la
circunstancia. Sin embargo, la realidad impone patrones que debieran trocar en
aldabonazos muy urgentes. Los partidos ya no son tales, son borradores de
insuficiente mensaje y palidísima capacidad de convocatoria.
-Los líderes han mostrado
su escasa trabazón con las bases, no son pocos los casos en que los candidatos
eran impugnados bajo los gritos de fraude. El divorcio político entre los
partidos y sus militantes revela una enorme fractura social que demanda cura o
solución de horizonte, desde dentro y desde abajo. 
-¿Y de quién o quiénes es
la responsabilidad? ¡De todos! Nadie puede evadir el gran tema de disolución
nacional que aqueja al país. Pretender ignorar el asunto contribuye a su
ahondamiento.
-Reducir todo al
clientelismo que pasa por paliativos, tampoco es una solución sino una parada
con duración limitada. Buscar la promoción de nuevos liderazgos, construir
hornadas de dirigentes morales y limpios, acaso perfile caminos que hoy por hoy
no abundan en la voránige nacional.
-Ciertamente, todos tienen
que entender el mensaje del electorado. De allí debe partirse en este nuevo
ciclo de la política peruana”.
¡Atentos a la historia;
las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el
gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame
y tácito de hablar a media voz

 
