En la meditación,
a menudo las prisas causan retrasos
por
Isabel Peña Rodríguez; isabelpenarodriguez@yahoo.com
12-9-2019
En
mi artículo anterior escribí sobre la meditación de la cabeza al corazón para
resolver problemas. La meditación se basa en técnicas científicas. En ocasiones
puedes llegar a crecer tanto como no serías capaz de hacerlo ni en varias
vidas. Si se utiliza la técnica correcta el crecimiento es explosivo.
Pautas para la libertad,
tres cosas esenciales
“En
la meditación hay algunas cosas que son esenciales; son tan solo unas pocas
cosas, pero, sea cual sea el método empleado, son absolutamente necesarias. La
primera es alcanzar un estado de relajo: no luchar contra la mente, no
controlarlo, no concentrarse. La segunda: observar, sin interferir y con una
atención relajada, todo lo que ocurra; solo observar la mente silenciosamente.
Y hacerlo, además, sin hacer ningún juicio o evaluación.
Estos
son, pues, los tres requisitos: relajación, observación y no juicio. Así, poco
a poco, un gran silencio desciende sobre ti. Todo movimiento en tu interior
cesa. Eres, pero no hay sensación de "yo soy"; solo espacio puro.
Hay
ciento doce métodos de meditación. He hablado de todos ellos. Difieren en su
constitución, pero los fundamentos son los mismos, relajación, observación y
una actitud de no juzgar.
Sé juguetón
Millones
de personas se pierden la meditación porque le han dado una connotación
equivocada. Les parece algo muy serio, deprimente, como si tuviera algo de
iglesia; como si fuera solo la gente que está muerta o casi muerta, que son
depresivos y serios, que tienen caras largas y han perdido las ganas de jugar,
de festejar.
Pero
éstas no son las cualidades de la meditación. Una persona realmente meditativa
es juguetona, alguien a quien la vida le resulta divertida y la vive un lilah,
un juego del que disfruta tremendamente; alguien que no es serio, que está
relajado.
Sé paciente
No
tengas prisa. La prisa a menudo causa retraso. Cuando tengas sed, espera
pacientemente: cuanto más profunda sea la espera antes llega.
Has
plantado la semilla, ahora siéntate a la sombra y observa lo que ocurre. La
semilla se abrirá y florecerá, pero no puedes acelerar el proceso ¿No es preciso
acaso un tiempo para todo? Debes trabajar, pero deja el resultado a Dios. Nada
en la vida se desperdicia, especialmente los pasos hacia la verdad. Pero a
veces surge la impaciencia. La impaciencia llega con la sed, pero es un
obstáculo. Aguanta la sed y desecha la impaciencia.
No
confundas la impaciencia con la sed. Con sed hay anhelo, pero no lucha; con
impaciencia hay lucha, pero con anhelo. Con la añoranza hay espera, pero no
exigencia; con impaciencia hay exigencia, pero no espera. Con sed hay lágrimas
de silencio; con impaciencia hay una lucha inagotable. La verdad no puede ser
tomada al asalto; se logra a través de la rendición, no a través de la lucha.
Se conquista con la rendición total.
No busques
resultados
El
ego tiende a los resultados; la mente siempre se aferra a los resultados, no está
interesada en el acto en sí, sino en el resultado: "Qué voy a sacar de
esto?". Si la mente se las puede arreglar para obtener algo sin llevar a
cabo ninguna acción, elegirá el camino más corto.
Por
eso la gente educada se vuelve muy astuta: porque es capaz de encontrar el
camino más corto. Ganar dinero de una manera legal puede llevarte toda la vida,
pero si puedes conseguirlo mediante el contrabando, mediante el juego o de
cualquier otra forma, haciéndote un dirigente político, un primer ministro, un
primer ministro, un presidente, tienes todos los atajos a tu alcance. La
persona educada se vuelve astuta; no se vuelve sabia, simplemente se vuelve
lista. Se vuelve tan astuta que quiere tenerlo todo sin hacer nada para
conseguirlo.
La
meditación le sucede solamente a aquellos que no persiguen un resultado. La
meditación es un estado que no está orientado hacia ninguna meta.
Aprecia la
inconsciencia
Mientras
estés consciente disfruta la inconsciencia. No hay problema, porque la
inconsciencia es un descanso. De otro modo la consciencia se convierte en una
tensión. Si estás despierto las veinticuatro horas ¿cuántos días crees que
puedes vivir? Sin alimento un hombre puede vivir durante tres meses. Sin dormir,
en tres semanas se volverá loco e intentará suicidarse. Durante el día estas
alertas, durante la noche te relajas y esa relajación te ayuda a estar más
consciente durante el día, nuevamente fresco. Las energías han tenido un período
de descanso y así por la mañana están más vivas otra vez.
Lo
mismo ocurrirá en la meditación: en ciertos breves momentos estarás
perfectamente consciente, en la cima y un momento después estarás en el valle,
descansando. La consciencia ha desaparecido, te has olvidado. Pero ¿qué hay de
malo en ello?
Es
simple: a través de la inconsciencia la consciencia brotará otra vez fresca,
joven y así seguirá sucediendo. Si puedes disfrutar de ambas tú te conviertes
en el tercero: es esto lo que hay que entender. Si puedes hacer esto significa
que no eres ninguna de ellas (ni la consciencia ni la inconsciencia), eres el
que disfruta de ambas. Algo de otro nivel entra en ti. De hecho, éste es el
testigo real. Tu disfrutas la felicidad, ¿qué hay de malo en ello? Cuando la
felicidad se ha ido y te pones triste, ¿Qué hay de malo en la tristeza?
Disfrútala. Cuando seas capaz de disfrutar también la tristeza, no serás ni lo
uno ni lo otro”. Osho, Meditación, pp.
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