Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
3-7-2007
Hablemos de baja politiquería*
https://senaldealerta.pe/pol%C3%ADtica/hablemos-de-baja-politiquer%C3%ADa
Una nueva categoría
sociológica ha inventado el presidente Alan García. El ha hablado de baja
politiquería, consecuentemente, también debe haber, en su copiosa imaginación,
alta politiquería. Conviene, entonces, preguntar, a qué clase de escalafón
pertenecen las siguientes circunstancias escogidas entre otras muchas. Y ¿será
muy aventurado, aguardar respuestas? Wait and see.
Un candidato presidencial
en el 2006 decía cosas muy puntuales sobre el TLC y en la campaña, a no dudar,
estas aserciones le ganaron votos de quienes reputaron tales posturas como
valientes y decididas. El agudo periodista, en su programa Al día con Hildebrandt en
Radio San Borja, se encarga de recordar a la frágil memoria de nuestros
políticos y analistas de juguete, qué decía aquél postulante antes y qué dice
ahora desde el solio presidencial. ¿Baja o alta politiquería?
En el Instituto Nacional
de Cultura, la antediluviana condesa que lo dirige, Cecilia Bákula, despide a
trabajadores, estimula concursos de nacimientos (aunque usted no lo crea),
desprecia y censura a los artistas, cobra en el BCR y no dice o falsea las
cifras para aparentar menores ingresos y se supone que ella representa la
avanzada “cultural” del país. ¿Baja o alta politiquería?
En
¡Nada menos que el primer
funcionario del Estado, el presidente Alan García Pérez, pronuncia rogativas
para que un simple senador demócrata, Charles Rangel, venga al Perú a otorgar
su bendición (la del país dador) al TLC entre Gringolandia y Perú! ¡Así que en
esas estamos, implorando por aves marías del poderoso país del norte! ¿Baja o
alta politiquería?
Una ministra, la hipermentirosa
y saltimbanqui Verónica Zavala Lombardi, en el portafolio de Transportes, es
hallada, no por este modesto redactor, sino por
A curiosos personajes se les
antoja que, una vez llegados al episódico puesto en la administración del
Estado, que no al poder decisorio que es otra cosa y está en otras manos más
fuertes, pueden decir todo lo contrario, desdecirse, en una palabra, mentir
descaradamente porque así “obligan los intereses nacionales”. ¿Desde cuándo ser
vulgares ladrones del tiempo y la fe de los peruanos, puede ser prioridad
patria? La honestidad no admite particiones de ninguna especie. O se es honrado
o no se es, entonces, adviene la crónica pesarosa de cuanto vemos. ¡No de
ahora, de siempre! Pocos son los peruanos a quienes puede reputárseles limpieza
en la ejecutoria pública y privada. La mayoría tiene que esperar a morirse,
porque aquí no hay muerto malo.
Al adefesio de calificar
lo que de por sí inspira repulsión por denigrante, la politiquería, se suma la
pedantería en el uso fenicio y coactivo de manadas de mediocres tributarios, no
por convicción sino porque son sabidos en sus prontuarios, para la cosa
pública. Como en el tango: lo mismo un burro que un gran profesor, los
inmorales nos han igualado.
¡Atentos a la historia;
las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el
gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto
infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará
al Perú!
hcmujica.blogspot.com
Skype: hmujica
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*Publicado originalmente en la Red
Voltaire el 3-7-2007 https://www.voltairenet.org/article149682.html