Tuesday, June 24, 2008

La coqueta Diosa Inversión

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
24-6-2008

La coqueta Diosa Inversión

Al amparo de su nombre, Diosa Inversión, manadas de tecnócratas,
básicamente vendepatrias, se guarecen para rendir loas a sus bondades
y maravillosas fórmulas modernizantes y saneadoras de cuanto problema
existe. Sólo la Diosa inversión salvará al Perú, dicen. Ciertamente,
olvidan adrede, revelar que al lado de sus innegables posibilidades
cualitativas, hay detalles que engrilletan, aplastando, leyes
laborales, derechos humanos y en nombre de esta pizpireta dama,
regalan a precio de nada, patrimonio nacional en recursos no
renovables y por largos períodos de tiempo. Total, braman, es parte de
la globalización.

A la globalización, fenómeno que, como su nombre indica, envuelve y
arrastra de todo, como el cauce de un río que empuja troncos,
osamentas, piedras, rémoras y cantidades de agua, reputan como de
digestión obligatoria tal cual la piensan los sapientísimos
economistas, estrategas foráneos y sus serviles epígonos criollos que
dan conferencias en universidades, institutos, talleres y otros
lugares. La intelectualización y el barniz que la Diosa Inversión y su
fenómeno de génesis, la globalización, reciben, es parte de un
delicado, muy bien pensado, esquema de esclavización yuguladora de
cualquier protesta o crítica porque ahora es mejor ver, oír y callar y
guardar prudente como redituable silencio. ¿Ha escuchado usted algún
pensamiento orgánico que oponga crítica constructiva o sólo piedras y
disparos que no satisfacen a nadie? La respuesta la tiene cada quien,
pero no hay que ser muy inteligentes para darse cuenta que el sistema
camina sólo porque carece de oposición real y militante.

A la Diosa Inversión se la ha convertido en panacea, curadora de todas
las taras y problemas de nuestros pueblos. Este cántico, aunque
oprobioso, no genera en sus autores, todos muy bien rentados,
verguenza alguna. Es más, no tienen otro sainete que la repetición
cansina, vía los miedos de comunicación, de sus hermosas lecciones
sociales generadas a través de aquella. Por eso la errata del otro
día, referida a los puertos y que de 60 bajó a 30 años de duración del
convenio, no ha merecido sino uno que otro comentario volandero. En
Perú hay semi-estúpidos que creen que cuanto dicen hay que escucharlo
a pie juntillas y no dudan en burlarse de la inteligencia cuando
informan que se equivocaron en ¡apenas 30 cortísimos años!

¿Piensa algo la oposición? Para algunos la pregunta ¿existe oposición?
es más importante porque, y acaso tengan alguna razón, a las
arremetidas del gobierno no hay respuesta integral u organizada. Los
paros y huelgas son hechos políticos, sorprenderse de su naturaleza y
"denunciar" esta virtud, es tarea de débiles mentales que, a veces,
suelen ocupar puestos importantes en los gabinetes. ¿De qué otra forma
protestan los pueblos?: con el voto cuando escoge, no siempre bien, a
sus representantes y con los pies marchando por las calles. Hemos
dicho, no una, varias veces, que la tarea más espectacular de
militancia política es la de garantizar que todos los marchantes
vuelvan, sanos y salvos, a sus casas. La revuelta violentista, el afán
destructor, no pueden constituir sino expresiones aterradoras del
salvajismo más primitivo que tienen poco o nada que ver con una
beligencia política legítima y consagrada por la Constitución aunque
esto ocurra en países con democracias fragilísimas como Perú.

Por ejemplo, ¿qué pasa si la corrupción es "combatida" por corruptos
reciclados y convertidos por los miedos de comunicación, en líderes
impostados a fuerza de propaganda masiva y tozuda? Hay más de un caso
de abogángsteres, ex procuradores, jueces activos, que han sido
miembros de la mafia encubiertos que hoy declaran hasta por la muerte
de un gato y a diestra y siniestra. Además, practican el onanismo de
alabarse entre ellos y en el subrayado de supuestas brillanteces que
sólo acontecen en sus cabezas, pero que imponen de tanto machacar en
cerebros acríticos y domeñados.

Se entiende así que los temas esenciales del drama nacional estén
ausentes en la discusión política y que lo que existe, básicamente,
sean porciones o trozos de la misma. El yerro mayúsculo consiste en
que al balcanizar la agenda, se contribuye al estancamiento cuando no
a la putrefacción que favorece siempre a los tramposos en concesiones,
contratos con nombre propio, préstamos o licitaciones con dedicatoria
o leyes fabricadas ad hoc. Y el pueblo peruano sigue perdiendo el
dominio sobre sus recursos naturales y patrimonio en general.

La inversión es necesaria pero ningún país ha salido, a menos que se
convierta en una vulgar colonia no sólo mental, sino económica y
financiera, de su subdesarrollo, por la vía de una renuncia
claudicante a su dignidad creadora y a su sentimiento nacional
legítimo y soberano de custodiar al milímetro al país entero. Los
palurdos panegiristas de la Diosa Inversión, deberían comprender que
su cipayismo hace flaco favor al Perú y que no hay dinero que pueda
honestamente compensar el daño moral e histórico que perpetran contra
la patria.

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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