Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
22-3-2018
¡Urgente nuevo
Congreso sin reelección!
No basta la renuncia de PPK a
la presidencia o su vacancia decretada por los precarísimos inquilinos de Plaza
Bolívar esta mañana. El Congreso vive una agonía y su descrédito absoluto no es
un secreto y los primeros en saberlo son los legisladores.
Por tanto inferir la urgencia
de un nuevo cuerpo congresal ¡sin ningún reelecto y los que deben dar el
ejemplo son los actuales! es una obligación política, cívica y democrática.
Los pelotones de asesores,
batallones de secretarias (entre los que hay no pocos parientes directos e
indirectos) tienen que aminorar su número al indispensable para que no abulten
la planilla del Congreso. Una auditoría debiera compulsar fuentes contables e
imparciales para determinar la inutilidad de tantos ciudadanos que están
cobijados por los legiferantes.
El Congreso necesita un
remozamiento de imagen pero no la que elaboran los intelectuales de quiosco y
ONG sino una que compruebe en el servicio al pueblo, la bondad de una obra, una
vía, una ley en favor de alguna acción benéfica a la población. Cuando uno
llama de larga distancia, los congresistas ni se dignan contestar, delegan el
asunto a un asesor o secretario que, por lo general y para no tener más
ocupación, da largas y excusas bobas o miente con descaro.
El divorcio del Congreso con
sus pagantes, los ciudadanos, es tan colosal que creen hacer favores cuando
sólo debieran trabajar por quienes sufragan sus sueldos, nada despreciables.
Más aún, llegados al Parlamento tornan de inmediato en doctores y en
personalidades, importa un ardite que no pocas veces el protagonista sea
semianalfabeto, ignaro de luces nulas y sinverguenza con diploma.
Nótese la furia subitánea de
las últimas 48 horas de muchos legiferantes para con PPK. Se convirtieron con
voltereta de 360 grados en misioneros en las antípodas de lo que antes
cacareaban. ¿Coherencia, sentido cívico? Seamos francos y directos: amor al
cheque de fin mes, a los honores inmerecidos, a los autos con gasolina y chofer
asignados, a la frivolidad con que los medios les engríen cuando salen en
televisión, radio o páginas impresas.
Hay congresistas que tienen,
cada uno, más de 15 ó 20 años en el Congreso. Un estudioso creería encontrar
leyes y producción fértil en aquellos. Pero no. Los muy mediocres se dedicaron
a vivir bien, decir naderías y estar listos para la próxima reelección. La
permanencia recurrente de estos, yugula cualquier nuevo liderazgo y envilece la
organización política. Y en Perú tampoco es sorprendente asimilar que no hay
partidos políticos, apenas vulgares clubes electorales.
Decía Manuel González Prada
que el Congreso debiera tener a bien considerar la aniquilación de su propia
existencia en beneficio y ahorro sensibles que se producirían en el presupuesto
nacional. Pero, da la impresión, que aunque la crisis está al 95%, aún existe
la esperanza en ese supérstite 5% como para apoyar hombres y mujeres de
profundo amor a las causas de justicia, honestos y capaces de servir a la
Patria. Y no de servirse de aquella. Vamos a ver.
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