Sunday, February 07, 2016

El Perú no es Facebook

El Perú no es Facebook
Ricardo Ramos-Tremolada

El título de esta columna es de Gino Ceccarelli. Siempre ingenioso y valiente, decía él en Facebook que “si solo denunciamos el peligro de votar por Keiko Fujimori desde las redes sociales no influiremos para nada en ese sector social que no nos lee y que la apoya porque cree en el fujimorismo.” Y terminaba con esa contundente frase (*). Así comienzo mi columna de hoy.

Sucede que Keiko Fujimori está consolidada en el primer lugar y sus rivales no la tocan ni con el pétalo de una rosa. Poco importa que sea hija del dictador más corrupto y más violento que ha tenido la historia del Perú. Lidera todas las encuestas y continúa reinventándose con maquiavélica astucia. No solo tiene el apoyo de importantes grupos económicos sino que cuenta también con fuerte respaldo en sectores urbanos pobres así como en medios rurales. ¿A qué se debe esta capacidad de convocatoria? Tal vez sea por razones afectivas y/o autoritarias: la relación con un padre que manejó con mano de hierro el Perú y otorgó cierta sensación de seguridad a muchos sectores que aún requieren de esa figura paternal para sentirse protegidos.

El caso es que, por más apocalíptico que suene, Keiko puede ser la próxima presidenta del Perú. Conversaba con Lucho Benavente y él me decía algo que deberíamos tener en cuenta: “Keiko representa hoy el neopopulismo en el Perú”. Es decir, es la idónea heredera del legado de su padre, paradigma del populismo más autoritario y más corrupto en América Latina.

No olvidemos que Fujimori fue nuestro primer outsider. Irrumpió en la escena política peruana montado en su tractor, con cara de bueno y de humilde, dizque representando a sectores populares excluidos  y hartos con el establishment. El resto de la historia es conocida: a sangre y fuego articula su liderazgo y su discurso. Cierra el Congreso, elimina a sus enemigos políticos e impunemente roba, tortura y asesina, sembrando el terror con la ayuda de su mano derecha, Vladimiro Montesinos.

Y Keiko Fujimori sigue ahora sus pasos, como si nada hubiera pasado y como si los peruanos no tuviéramos memoria. Casi como el Zaratustra de Nietzsche, es la maestra del eterno retorno de lo mismo. Lo cual significa que estamos ante un neopopulismo de derecha cuya amenaza no parecen entender muchos. Es muy peligroso porque atrae a segmentos sociales que tienen miedo y por eso se refugian en la derecha, Habermas dixit.  

Por ello, si no queremos volver al reino del terror y del cinismo, es necesario denunciar  a viva voz la amenaza que ella representa. ¡Y no solo por Facebook! Por razones morales, éticas, cívicas y políticas, pero sobre todo por razones humanas, es indispensable  recordarle al Perú esos sombríos y vergonzosos años del clan Fujimori-Montesinos. Para que la historia no se repita.

(*) A su vez, la frase de Gino alude a la otra de Abraham Valdelomar: “El Perú es Lima, Lima es el Jirón de la Unión…”