Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
3-9-2013
¿Es la democracia un
negocio?*
A los ya menguados y anémicos soles de mi faltriquera debí
robarle unos más para imprimir un texto de Andina y que tiene por largo título,
el siguiente: PNUD, financiamiento público a partidos debe verse como una inversión
para asegurar la democracia http://www.andina.com.pe/Espanol/noticia-pnud-financiamiento-publico-a-partidos-debe-verse-como-una-inversion-para-asegurar-democracia-472826.aspx#.UiYvfjbrxIo
y fue la funcionaria de NNUU Rebeca Arias a quien voy a cobrarle algún día.
Debo confesar que ignoraba que la democracia fuera un
negocio. De ser así aquello a que reputan como sistema de ese jaez, ha sido una
de las engañifas masivas más atroces que pueblo alguno padezca a lo largo de
más de 180 años de vida republicana. Tiranos, raterillos, rufianes, payasos,
claudicantes, pirañas, dictadores, mentirosos patológicos, serviles, con las rarísimas
excepciones que confirman la regla, han sido los habituales
"referentes" de nuestra atribulada vida política. En los días que
corren ¿no estamos acaso asombrados hasta la náusea de las propiedades
inmobiliarias por millones de dólares de dos ciudadanos que fueron presidentes?
Doña Rebeca dice así: "el financiamiento público no debe considerarse un
gasto, sino más bien una inversión en el fortalecimiento de la democracia; es
importante que así lo entienda la población", refirió".
En
castellano mondo y lirondo esto significa que el pueblo peruano pagará las
campañas electorales de los llamados partidos políticos que no pasan -como
hemos dicho múltiples veces- de clubes electorales, parvadas hambrientas por
nutrirse de la cansada ubre del Estado que 30 millones de personas mantienen
con sus impuestos. Hasta hace poco cada agrupación buscaba los fondos debajo
del colchón, avisaba a los amigos narcotraficantes, o cobraba porcentajes por
los favores otorgados durante su paso por Palacio, en forma de honorarios por
"conferencias" y llevaba a sus representantes a Plaza Bolívar y a
Palacio.
Volvamos
a la señora Arias: "el financiamiento público a los partidos forma
parte de un paquete de reformas políticas y electorales que requiere el país".
En otra parte de sus declaraciones afirma con rotundidad convicta: "Arias
precisó que la entrega de recursos estatales a los partidos políticos permitirá que las
colectividades políticas puedan institucionalizarse, tener una presencia real a
nivel nacional, formar a sus cuadros partidarios y, sobre todo, evitará el
ingreso de dineros ilícitos en la política."
Todas las maravillas
antedichas en el párrafo anterior, según Rebeca Arias, se lograrán merced al
financiamiento -bolsillo de 30 millones de peruanos- público. ¿Será verdad
tanta belleza? Tengo algunos reparos y no hay que ser demasiado exigente como
para desdeñar algunas sospechas.
Es evidente que el
financiamiento sería una reforma porque ahora las campañas serán de un ahorro
mayestático e histórico para quienes, de tatarabuelos a bisnietos, en todos los
clubes electorales, antiguos o nuevos, se consideran con el "derecho"
de ser diputados -y de repente senadores- o ministros o presidentes del sufrido
Perú. Que lo pague el pueblo ¿quién otro? pareciera decirse.
¿Se institucionalizarán los
clubes electorales y adquirirán personería nacional, formarán sus cuadros y
evitarán el ingreso de dineros ilícitos en la política? ¿Qué van a hacer:
comprar delegados en todas las provincias que levanten sus banderines o lemas ramplones?
¿van a -al estilo de múltiples organizaciones que justifican así sus gastos
contables- organizar fórums, charlas, vigilias, humoradas, marchas y
campañitas, para formar sus "cuadros partidarios"? El buen humor
tiene límites, los liderazgos no se ordenan a la carta y según quien provea de
fondos sino que se fraguan en el fuego de la lucha de principios, la honestidad
vívida como práctica ejemplificadora y la ley del mejor esfuerzo con limpieza
en la ejecutoria pública, ¿cómo pueden funcionarios tan bien pagados recitar
tanta poesía inane y encubridora de sistemas de clientelaje y tutela desde el
Estado hacia el gobierno cualquiera que éste fuese?
No pocas veces, de forma
mañosa, por imposición de contratos leoninos o maniobras desde los gobiernos,
el pueblo peruano pagó por la construcción de obras que debieron ser parte de
la inversión de quienes se llevaron la parte del león: verbi gracia, gasoducto
de Camisea cuyos fondos salieron de los recibos de luz sufragados por el
pueblo. Ahora se nos propone que también financiemos las campañas de
capituleros especializados en el asalto del Estado como comportamiento natural
y añejo.
¡Cómo faltan las voces
protestantes y cuestionadoras! ¡Aquí se embuten sistemas y la gran prensa calla
en todos los idiomas! ¿Cree usted que los clubes electorales, directos
beneficiarios de estos suculentos y futuros fondos, dirán algo en protesta?
¡Primero llueve para arriba o nos invaden hombres y mujeres decentes capaces de
hacer la gran transformación y conseguir la victoria que nos debe el porvenir!
¿Qué dice usted?
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*Publicado originalmente en
la Red Voltaire el 3-9-2013 http://www.voltairenet.org/article180068.html?var_mode=calcul