Thursday, March 17, 2022

¡Poder por el poder o el poder como botín!

 


¡Poder por el poder o el poder como botín!

por Antonio Ramírez; ardesperu@hotmail.com

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17-3-2022

 

Como maldición de la codicia y el poder, el Perú del bicentenario, se encuentra hoy en un “callejón oscuro y sin salida”, atrapado en un marasmo moral y de anomia, por exclusiva responsabilidad, de quienes fueron ungidos para gobernar, normar y fiscalizar y no para, “vacar, disolver y otros más”. Al parecer, poco les importa, la sistémica corrupción, la inestabilidad y la inseguridad que lastran y carcomen los cimientos de la república. Ignoran los servidores públicos o autoridades del Ejecutivo y el Legislativo, que fueron elegidos para servir con dignidad y decoro a la Nación y no para servirse de ella, olvidan por conveniencia que, la percepción sensible de la movilización, ofrece a la ciudadanía, un conocimiento intuitivo de la realidad caótica en la que se debate, el Perú y los peruanos, por lo que su veredicto inevitable e impostergable será el de “que se vayan todos”.

 

Perú a Qatar en el 2022 y la imaginación al poder

 

¡Claro que sí podemos empezar de nuevo y de cero! Tenemos la mejor hinchada del mundo y una gastronomía universal insuperable, solo falta, reconocer el prodigio de este territorio bendito llamado Perú; entender la metáfora de: “que se vayan todos, para empezar de nuevo que sí podemos” y el tener que purgar o curar de raíz, las estructuras políticas, económicas, culturales y sociales del Estado fallido del Bicentenario, carcomidas por las termitas y las polillas de años de poder de gobiernos corruptos, suplirla con la visión de  hombres nuevos, entendiendo que, nada está perdido porque “cuando el todo está por hacer, todo es posible”.

 

La imaginación al poder y la “deconstrucción” de un Perú grande en el sur de este continente, pasa primero por entender la metáfora agustiniana: “No se puede amar lo que no se conoce ni defender lo que no se ama y al Perú para amarlo, hay que conocerlo y luego defenderlo.

 

En el contexto precedente, es aleccionador traer al presente al insigne Jorge Basadre G. en el título: Perú, problema y posibilidad”, en especial cuando alude a dos tendencias ideológicas del común de las personas: Perú es problema cuando se cae en la amargura y el pesimismo, cuando el pasado se concibe como una jaula que no permite actuar, pero es felizmente una posibilidad en su porvenir. El mayor problema del Perú, radicado en su pasado que contamina aún su realidad, es la falta de reconocimiento de la pluralidad: con esto se insinúa la falta de conciencia que a lo largo de la historia ha gobernado el país, y que no ha logrado reconocer las diferentes capas y estratos étnicos, sociales, y de formas de vida que se gestaron. Basadre, hace un recorrido desde la época incaica hasta el siglo XX, mostrando este problema. Sin embargo, al final, el autor expone los actores que comenzaron a perfilar al Perú como una posibilidad y cuya solución no tiene otra salida más que el reconocimiento en sí mismo y en el camino trazado por muchos peruanos de forma magistral y que, demostraremos en forma fidedigna y fehaciente a través de próximas entregas.

 

Sueño y pasión por un Perú mejor

 

Salir del oscuro callejón sin salida, en el que nos han sumergido 200 años de República fallida, no es fácil, significa el reto y el desafío de cambiar de rumbo, de transformar profundamente las estructuras económicas, políticas, sociales y jurídicas, a la luz del proceso de la gran revolución científica y tecnológica que estremece al mundo, significa darle un verdadero sentido a la descentralización y regionalización del país, precisando la visión del Perú que queremos los peruanos y en especial, los objetivos, planes y metas que les corresponda a cada instancia de poder, incidiendo en la competencia y transparencia de sus actores, pero en especial, del fortalecimiento y el protagonismo de la sociedad civil.

 

Que entiendan los políticos, que no se trata de reformar el Estado minimizándolo o echando a los trabajadores a la calle, menos, subastando sus activos empresariales, ni la entrega de sus recursos naturales, a la voracidad de empresas transnacionales y locales. Salir del fatalismo, nos obliga imperativamente, a tener que transformar la relación perversa que se nos ha impuesto y cuya implosión se da con la nefasta Constitución de 1993, entre la sociedad, Estado, gobierno y estructuras políticas. Se trata de desprivatizar el Estado fallido, que funciona como garante de unos cuantos, para dotarlo de la misión que responda directamente a los intereses de la sociedad a la que se debe, supone poner fin a la perversión que impide la capitalización del recurso humano, forjando el pensamiento crítico de los niños y de los jóvenes, la imaginación y la creatividad, con valores éticos y morales y premunidos de los nuevos paradigmas que promueve la inteligencia artificial, hombres que amen a su familia, a su comunidad y al país, constructores y también beneficiarios de una nueva cultura y de una civilización que ya se asoma en el horizonte.